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Ayer fue un día oscuro para los dos candidatos presidenciales en Estados Unidos. El republicano Donald Trumpprotagonizó el escándalo del día, después de que se conociera un video de 2005 en el que el magnate denigra a las mujeres. Hacia la noche, la demócrata Hillary Clinton también fue golpeada: la organización Wikileaks filtró las transcripciones de los discursos pagos de la ex secretaria de Estado ante, entre otros, empresarios de Wall Street y que muestran opiniones distintas a las que expresa en campaña.

La filtración -dos días antes del segundo debate presidencial- fue el resultado del robo por parte de piratas informáticos de miles de correos electrónicos del jefe de la campaña de Clinton, John Podesta, que posteriormente acusó de ello a Rusia.

 

Los documentos son transcripciones de los discursos que Clinton dio desde que dejó la Secretaría de Estado en 2013 hasta el inicio de su campaña presidencial y que según medios estadounidenses le reportaron cerca de 26 millones de dólares en honorarios.

En uno de los fragmentos, extraído de un discurso pronunciado en 2014 ante miembros de las financieras Golmand Sachs y BlackRock, Clinton habla sobre la distancia que la separa de la clase media estadounidense.

 

«A mi padre le encantaba quejarse de las grandes empresas y del Gobierno, pero tuvimos una educación de clase media. Buenas escuelas públicas, acceso al sistema de salud. Tuvimos nuestra pequeña casa unifamiliar», explicó Clinton.

«Y ahora, obviamente, estoy bastante alejada [de eso] por la vida que he vivido y la economía, ya saben, de la fortuna que mi marido y yo hemos gozado, pero no lo he olvidado», agregó la ahora candidata demócrata.

 

En otra transcripción de un discurso pronunciado ante un banco brasileño en 2013, Clinton muestra su apoyo al libre comercio, una posición muy distinta a la que está defendiendo durante la campaña ante un electorado que ha girado hacia el proteccionismo en Estados Unidos.

 

Clinton, que ahora se opone al Acuerdo Transpacífico igual que Donald Trump, dijo entonces que su «sueño» era «un mercado común continental, con libre comercio y fronteras abiertas» e instó a la audiencia a pensar sobre «qué significaría para cada uno en esta sala» que Estados Unidos y América Latina doblasen su flujo comercial.

 

La campaña de Clinton no confirmó la autenticidad de los correos ni comentó su contenido.

 

«No me hace feliz que los rusos me hackeen en su afán de darle la elección a Donald Trump», apuntó Podesta, quien dijo «no tener tiempo» de comprobar si los correos son «reales o falsos».

 

El rival de Clinton en las primarias demócratas, el senador Bernie Sanders, había reclamado la publicación de estas transcripciones, pero ella se negó a hacerlo.

 

«No es difícil ver el porqué batalló tan duro para mantener en secreto las transcripciones de los discursos a los bancos de Wall Street que le pagaron millones de dólares», dijo el presidente del Partido Republicano, Reince Priebus, tras la revelación.

 

Durante la presente campaña presidencial, Wikileaks ya ha protagonizado varias filtraciones de correos electrónicos pirateados, con Clinton como principal afectada.

 

Rusia se desliga y contraataca

 

En tanto hoy Rusia negó las acusaciones por parte de Estados Unidos que lo apuntan como responsable de varios ciberataques con la intención de influir en la campaña electoral en el país, lo que amenaza con lastrar aún más la relación entre los dos países.

 

Las acusaciones carecen de fundamento y no se basan en hechos, dijo hoy en Moscú el viceministro de Exteriores, Serguei Riabkov, asegurando que su país le ofreció en varias ocasiones colaboración a Washington en la lucha contra los delitos online. «Y hasta ahora no hemos recibido respuesta», aseguró.

 

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, consideró que las acusaciones son «tonterías» y alegó que la web del presidente ruso, Vladimir Putin, es atacada por decenas de miles de hackers cada día.

 

«Muchos de ellos con origen en Estados Unidos», aseguró citado por la agencia de noticias Interfax. «Y nosotros no culpamos al Casa Blanca o a Langley», dijo en referencia a la sede del servicio de inteligencia exterior, la CIA.

 

El ex presidente del Parlamento ruso, Alexei Pushkov, acusó a Washington de tener una doble vara, en referencia al masivo programa de espionaje de su Agencia de Seguridad Nacoinal (NSA). «Rusia es acusado de ataques de hackers por todos los servicios estadounidenses que juraron que la NSA no espiaba ni a ciudadanos estadounidenses ni a líderes extranjeros», dijo citado por la agencia Tass.

 

Las reacciones de Moscú llegaron después de que el viernes el Gobierno estadounidense acusara directamente a Rusia de intentar «interferir con el proceso de elecciones de Estados Unidos» mediante ataques que contaron con la bendición del Kremlin contra sistemas informáticos de organizaciones e instituciones políticas, entre ellas cuentas de correo del Partido Demócrata.

 

El Departamento de Seguridad Interior de Estados Unidos y el director de la inteligencia nacional afirmaron en un comunicado conjunto estar seguros de que Rusia está detrás de esos ataques. «Estos robos y revelaciones tienen como fin interferir con el proceso de elecciones de Estados Unidos», señalaron. «Creemos, en base a la dimensión de esos esfuerzos, que sólo los más altos funcionarios rusos podrían haber autorizado estas actividades».

 

Los e-mails del Comité Demócrata Nacional filtrados en julio expusieron una fuerte oposición al precandidato demócrata Bernie Sanders, lo que llevó a la renuncia de la líder de la formación, Debbie Wasserman Schultz. Después se supo que el ataque había tenido mayor alcance y ya entonces se sospechó de Rusia.

 

El Departamento de Seguridad Interior dijo que las revelaciones a través de páginas web, incluyendo Wikileaks, «son congruentes con los métodos y motivaciones de los esfuerzos dirigidos por Rusia» e interferencias similares de Moscú con la política en otras partes.

 

Sin embargo, señalan que es «extremadamente difícil para un hacker manipular el recuento de votos o los resultados electorales de todo un país mediante ciberataques». Al fin y al cabo, señalan, el sistema norteamericano está muy descentralizado y en cada estado y municipio hay una serie de medidas de seguridad. Sin embargo se ha pedido a los funcionarios de todos los niveles que permanezcan alerta.

 

(AFP / EFE)