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El exmilitar venezolano José Antonio Colina, un fugitivo de la justicia procesado por terrorismo, no ha vuelto a escribir en su cuenta de la red twitter luego de haber anunciado la tarde del martes que se instalaría en El Arepazo original, un restaurant de Doral, a esperar los resultados de las elecciones en los Estados Unidos.

 

El prolongado silencia indica que ninguno de los resultados le resultaron favorables a la mayoría de la comunidad venezolana autoexiliada o en fuga que se esconde en el sur de Florida.

 

No sólo se trató del triunfo de Donald Trump, sino también de la derrota del venezolano-americano Luigi Boria que aspiraba a la reelección como alcalde la pequeña ciudad de Doral.

 

Aunque tiene la oportunidad de una segunda vuelta, Boria perdió los comicios frente al cubano-americano Juan Carlos Bermúdez, quien le sacó 12 puntos de ventaja.

 

Si bien no pasó de ser un rumor chistoso en las redes sociales, los representantes de la oposición venezolana en Miami debieron desmontar una tarima desde la cual celebrarían la victoria de Boria y de Hillary Clinton, quien podía ser considerada como su candidata presidencial oficial.

 

Para completar el cuadro habría que mencionar la reelección de cuatro parlamentarios republicanos de origen cubano, lo cual fue destacado por la periodista venezolana Eleonora Díaz Bruzual, quien llamó la atención sobre el poder que aún mantiene en Miami la comunidad de origen cubano.

 

En un mensaje de Twitter, dirigido a sus compatriotas, escribió “deben comenzar a aceptar que la Calle 8 sigue teniendo fuerza… Que al Versalles no lo destronó El Arepazo”. El Versailles, es un populoso restaurant cubano ubicado en la Pequeña Habana, en la calle 8 de Miami, y que sirve de centro social y político de la comunidad radicada en la entidad desde los años 60, tras el triunfo de Fidel Castro.

 

La reelección de Ileana Ros-Lehtinen, Carlos Curbelo y Mario Díaz-Balart como miembros de la Cámara de Representantes, y de Marco Rubio como senador, refleja la influencia real de la comunidad cubano-americana en la política estadounidense.

 

En contrapartida, el autoexilio venezolano, a pesar de acercarse a las dos décadas de presencia en Florida, alegando ser perseguidos del chavismo, no ha logrado articular una presencia que le garantice algún grado de influencia relevante en la entidad.

 

De hecho, la mayor parte ni siquiera tiene estatus migratorio legal y por lo tanto ni siquiera pueden participar en elecciones.

 

Asimismo, una parte representativa de los integrantes de esa comunidad se ha visto involucrada en actividades delictivas como fraudes inmobiliarios y en materia migratoria.

 

De hecho, la semana pasada se anunció la condena a 30 meses de prisión de la dirigente antichavista Maylin Silva, procesada por un importante fraude con documentos de migración, que le permitió apoderarse de unos 150 mil dólares, que le pagaron un número desconocidos de venezolanos que pretendían regularizar su permanancia en territorio estadounidense.

 

Sin duda, esa precariadad migratoria y legal las comunidad venezolana la pone en una peligrosa vulnerabilidad ante los anuncios de persecución a los ilegales e indocumentados realizados durante su campaña por el ahora electo presidente Trump.

 

Por otro lado una buena cantidad de los migrantes venezolanos con buenas condiciones económicas en realidad son empresarios vinculados con el negocio de las importaciones en su país, y que acumularon riquezas a través del llamado fraude cambiario.

 

Sus negocios siguen relacionados con la posibilidad de venderle bienes de consumo masivo a Venezuela, usando como plataforma las facilidades comerciales y logísticas que ofrece el sur de Florida.

 

Esas facilidades, paradójicamente, desaparecerían si se aprueban otras medidas como el llamado decreto Obama, que fue impulsado por una coalición de parlamentarios de origen cubano, que visualizan el desarrollo de una especie de bloqueo a Venezuela, similar al que se aplica a Cuba desde hace más de cinco décadas.

 

Ayer llamó la atención la ausencia de mensajes de voceros oficiosos de la comunidad venezolana, como la periodista Patricia Poleo.

 

Su cuenta en Twitter se limitó a publicar mensajes publicitarios dirigidos a ofrecer servicios como traducciones legales, odontología para quienes no tienen seguro y envío de medicinas a Venezuela.

 

Todos estos servicios están dirigidos a los migrantes venezolanos, lo que refleja además la vulnerabilidad en que viven en esa parte de EEUU, sin papeles ni seguros médicos y en condiciones económicas deplorables.

 

Sin embargo aún es muy pronto para saber cuales serán las medidas del nuevo mandatario asi como las reacciones de los venezolanos en Miami.

 

(La Tabla)

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