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Desde hace varios meses los venezolanos hemos estado siendo agredidos con otra modalidad más en el marco de lo que hemos denominado la «guerra económica»: la escasez programada del efectivo, especialmente de los billetes de alta denominación, los de 100 bolívares. Desde mediados de 2015 se hizo cada vez más notorio este fenómeno.

 

En términos económicos la escasez de cualquier bien, incluso «el dinero», genera dos efectos. Por una parte, largas colas, en este caso a las puertas de los bancos o de los dispositivos que dispensan efectivo (cajeros automáticos). Por otra parte, ante la ausencia de los billetes comienzan a proliferar mercados paralelos e ilegales en los que el efectivo se paga por encima de su valor, entre otras modalidades podemos mencionar los adelantos de efectivo por parte de los comercios o alquiler de puntos de venta en los que se recarga una comisión por el «servicio».

 

Esta situación, al igual que el desabastecimiento programado y selectivo de bienes de primera necesidad (otra de las manifestaciones de la guerra económica) genera no solo una gran molestia en la población, lo que eventualmente incide sobre las preferencias políticas, más aún si estas acciones están acompañadas de una campaña mediática en la que se culpa al gobierno nacional. Sino que además afecta todas aquellas transacciones que se realizan en efectivo, aunque estas no sean la mayoría (el total de efectivo no supera el 8% de la cantidad total de dinero que circula en la economía, M1).

 

Según información del Banco Central de Venezuela, para octubre de 2016, debieron estar circulando en la economía 6.111,7 millones de billetes (piezas) de 100 bolívares. Sin embargo, solo está circulando la mitad. Es decir, alrededor de 3.000 millones de billetes no están circulando. Es importante mencionar que del total de monedas y billetes, los de 100 Bs. representan el 77,15%.

 

La gran pregunta es dónde están los billetes de 100 bolívares. La respuesta parece ser sencilla: o se encuentran muy bien guardados, para no decir acaparados, en el territorio nacional, o están fuera del país.

 

Nos centraremos en el mecanismo por medio del cual los billetes de 100 Bs. han salido del territorio. Lo mostraremos utilizando un ejemplo numérico sencillo:

 

Un individuo A se dirige a la casa de cambio que se encuentra en la frontera Venezuela-Colombia, en Cúcuta por ejemplo, con un billete de 100 bolívares.

 

El individuo B de la casa de cambio le entrega por ese billete de 100 bolívares, 110 pesos colombianos (el tipo de cambio entre el bolívar y el peso en la frontera al día de hoy es 1,10 pesos/Bs.). Aquí surgen un par de preguntas: 1) qué interés tiene el individuo A en cambiar sus bolívares por pesos. Las respuestas son o que le permiten adquirir bienes en Cúcuta o comprar dólares con los 110 pesos. Ahora bien, 2) qué interés tendría el individuo B, dueño de la casa de cambio, en adquirir bolívares, si más allá de la comisión que pudiese ganar por su negocio, el bolívar no es una moneda de libre convertibilidad. La respuesta está en el punto 3.

El individuo B, dueño de la casa de cambio, viaja hasta Bogotá para cambiar, en el Banco de la República de Colombia (BRC), el billete de 100 bolívares. El BRC le entrega 29.646 pesos por el mismo billete de 100 Bs. con los cuales este dio en la frontera 110 pesos (el tipo de cambio bolívar-peso en el BRC es, a la fecha de hoy, 296,46 pesos/Bs.). Es importante mencionar que este tipo de cambio es el resultado del valor oficial del bolívar en el tramo DIPRO, es decir, 10 Bs/US$. Lo que hace el BRC es que basándose en el valor oficial del bolívar aplica una simple «regla de tres», si 1 dólar americano equivale a 10 bolívares, y el mismo dólar equivale a 2.964,56 pesos, calcula el tipo de cambio entre el peso y el bolívar resultando 296,46 pesos/Bs.

Para el individuo B, dueño de la casa de cambio, representa una diferencia de 26.851%. En otras palabras, mientras él dio en la frontera 110 pesos por los mismos 100 Bs., recibió del BRC 29.646 pesos. Por supuesto mucho más que lo que representa su comisión como agente cambiario. Surge una pregunta más, qué hace el individuo B, dueño de la casa de cambio con los pesos que recibió del BRC? Los deposita en su cuenta, invierte en Colombia, o compra dólares. La respuesta está en el punto 4.

El individuo B, dueño de la casa de cambio, cambia los 29.646 pesos por dólares americanos. Siendo el tipo de cambio peso-dólar 2.964,56 US$/peso, el individuo B recibirá 10,00 US$. Para qué querrá dólares el dueño de la casa de cambio? Ver punto 5.

El individuo B, dueño de la casa de cambio, regresa a la frontera, lugar del que salió inicialmente, y cambia los 10 dólares por bolívares. Por qué dio tantas vueltas para tener nuevamente bolívares es la gran pregunta. Lo que ocurre, es que el individuo B no cambia los 10 dólares al tipo de cambio oficial, es decir a 10 Bs/US$ y por lo tanto no obtiene los mismos 100 bolívares que tenía inicialmente, sino que utiliza el tipo de cambio del mercado ilegal, el cual a la fecha es 2.507 Bs/US$, por lo que recibe 25.070 bolívares. En otras palabras, el billete de 100 bolívares se multiplicó por 250 billetes de 100 bolívares. Nuevamente la pregunta de rigor: para qué quiere bolívares el individuo B, dueño de la casa de cambio. Punto 6.

Inician un nuevo ciclo los billetes de 100. Nos referimos a los 250 billetes de 100 bolívares que el individuo B adquirió en la frontera a cambio de los 10,0 US$. No al billete de 100 con el que comenzó esta historia.

Después de tantas vueltas, ¿dónde quedó el billete de 100 bolívares?

 

Está en el Banco de la República de Colombia. Como estarán los próximos 250 billetes y así sucesivamente cada vez que inicie un nuevo ciclo. En otras palabras, los billetes de 100 salen de la frontera y van a parar al BRC.

 

Por norma, los Bancos Centrales deberían cambiar los bolívares venezolanos por sus respectivas monedas en el Banco Central de Venezuela. Tal situación no ha ocurrido, de haberse concretado estas operaciones, el BCV registraría el ingreso de los billetes, los cuales, a su vez, dispondría para la circulación en la economía venezolana. Lo que nos lleva a pensar que, o los billetes de 100 siguen en el BRC, o por el volumen debieron llevarlos a otros depósitos, quizás suizos, o simplemente le dieron otro uso, como por ejemplo «papel para elaborar billetes», por lo que así, quizás, fueron vendidos.

 

Después de la medida anunciada por el Ejecutivo Nacional de desmonetizar los billetes de 100, seguramente quedaron varios en «tránsito», entre Cúcuta y Bogotá». Con respecto a estos billetes que aún no han llegado al BRC, quién asumirá el costo de haberlos sustraído de la economía venezolana? El individuo B, dueño de la casa de cambio, o quien al parecer siempre lo ha venido asumiendo, es decir, el Banco de la República de Colombia? Al respecto, no nos sorprende que el alcalde de Cúcuta haya afirmado que el Banco de la República de Colombia debe recoger los billetes de 100 y cambiarlos para que los comerciantes de la región no se vean afectados.

 

Además de la intencionalidad política de afectar a un pueblo sustrayendo sus billetes de la economía, es importante identificar las causas que hacen posible este mecanismo, también conocido como «bicicleta cambiaria».

 

Si se detalla cada uno de los puntos se observa que el billete de 100 se multiplica, en la frontera, en 250 billetes debido a la brecha entre el tipo de cambio bolívar-peso en el Banco de la República de Colombia, el cual se basa en el valor oficial de la moneda venezolana, y el tipo de cambio bolívar-dólar en la frontera, el cual usa como referencia el del mercado ilegal, que debemos recordar ha estado siendo manipulado, especialmente desde mediados de 2012. Si en la frontera el tipo de cambio utilizado fuese el oficial, el billete de 100 seguiría siendo el mismo que al inicio.

 

La causa determinante para que esta «bicicleta cambiaria» ruede, y cada vez más rápido, es la diferencia cada vez mayor entre el tipo de cambio oficial del bolívar que utiliza el BRC y el tipo de cambio del mercado ilegal en la frontera. Esta diferencia es mayor cuando: 1) el tipo de cambio ilegal aumenta, consecuencia de la manipulación arbitraria, 2) el tipo de cambio utilizado por el BRC entre el peso y el bolívar sea mayor, es decir, el BRC entrega más pesos por cada bolívar. Por cierto, entre el DICOM y el DIPRO, es este último el que permite una mayor diferencia, 3) o las dos anteriores.

 

El gráfico siguiente muestra dicha diferencia en la frontera colombo-venezolana desde 2009. Se observa en primer lugar que esta es relativamente constante hasta agosto de 2012, momento en el que inició con mayor intensidad la manipulación arbitraria y desproporcionada del tipo de cambio en el mercado ilegal. Esta diferencia, que durante el período 2009 hasta julio de 2012 se ubicó en 2 (cada bolívar que ingresaba a Colombia se multiplicaba por 2 al salir de este país por la frontera con Venezuela) comenzó a aumentar llegando a niveles de 73 en enero de 2016, consecuencia de la manipulación del tipo de cambio ilegal.

 

A partir de febrero de 2016 esta diferencia revierte su tendencia y disminuye, ¿por qué ocurre esto? Debemos recordar que en febrero de 2016 entra en vigencia el nuevo esquema cambiario conformado por dos tramos; el DIPRO y el DICOM. En el marco de este nuevo esquema, el DICOM (tipo de cambio utilizado por el BRC) comenzó a aumentar lo que condujo a que la diferencia entre ambos tipos de cambio (el del BRC y el de la frontera) se ubicara en julio de 2016 en 1. En otras palabras, debido al incremento del DICOM de 200 Bs/US$ a 677 Bs/US$, los pesos que el BRC entregaba por cada bolívar en Bogotá pasaron de 244,93 a 4,50, lo que redujo la cantidad de compra de dólares que luego serían cambiados por bolívares en la frontera a tipo de cambio ilegal.

 

(Aporrea)

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