Venezuela ayuda humanitariamente independizando lo que hoy son seis países, suministrando a precio vil los hidrocarburos que permiten ganar la Guerra Mundial y hacen funcionar al mundo. Desde mediados del siglo XX Venezuela se hace cargo de unos seis millones de refugiados de un país vecino, proporcionándoles gratuitamente educación, salud, seguridad social, oportunidades de trabajo y viviendas de interés social.

 

Apoya al mismo país vecino permitiendo que por su frontera con él se vaya en contrabando de extracción 40% de lo que Venezuela produce o importa, incluido el torrente de gasolina que mantiene la economía de aquel como primer refinador y exportador de cocaína del mundo. Desde 1998, Venezuela ayuda a las transnacionales de treinta países suscribiendo con ellos los Infames Tratados contra la Doble Tributación, por los cuales dejan de pagarnos anualmente unos 17.800 millones de dólares que nos deben en impuestos.

 

Venezuela auxilia desde 1970 al sector privado que intenta destruirla entregándole 695.026 millones de dólares a tasa preferencial, de los cuales 53%, unos 371.571 millones, fueron fugados del país. Ayuda Venezuela humanitariamente a empresas de maletín suministrándoles 60.000 millones de dólares a tasa preferencial para importaciones fantasmas o sobrefacturadas. Venezuela auxilia a todos los países vecinos con energía subsidiada, con la Misión Milagro, con la Escuela Latinoamericana de Medicina. Ayuda Venezuela al Bank of London depositándole 1.200 millones de dólares en lingotes de oro que los honrados banqueros se niegan a devolver; auxilia a Estados Unidos comprándole anticuadas y devaluadas refinerías de Citgo que los honestos estadounidenses se apropian sin pagar. Socorre Venezuela a los bondadosos acreedores de su Deuda Pública, pagándoles intereses -inflados artificialmente por calificadoras de riesgo como Moody’s o Standards & Poors- que entre 2013 y 2017 suman más de 17.000 millones de dólares a cambio de nada. Caritativamente apoya nuestro país a los promotores del bloqueo financiero dejando de percibir en razón de él 22.500 millones de dólares cada año.

 

Ante la generosidad de Venezuela, paño de lágrimas del mundo, repugna que un rufián pretenda invadirla con paramilitares con el pretexto de entregar la limosna de dos camiones de alimentos. Venezuela hace el bien sin mirar muchas veces a quién.

 

(Por Luis Britto García/ÚN)