Sin embargo, el móvil no fue el robo ni un problema personal, aseguró Bernal, puesto el crimen se lleva a cabo en menos de siete minutos y los atacantes se presentaron en el lugar con los elementos que utilizarían en el homicidio, planificando no hacer ruido para no alertar a los vecinos.
El mencionado escolta, Edwin Torres, vivía en un urbanismo de la Gran Misión Vivienda Venezuela en el que también se residenciaba Leyva, alias “Colombiano”, quien está vinculado a un jefe paramilitar en el vecino país y del que recibe órdenes directas y dinero.
El parlamentario declaró que “El ‘Colombiano’ escucha que hay una diferencia entre Edwin Torres (el jefe de escoltas) y Robert Serra (…) Ahí (el ‘Colombiano’) comienza a potenciar esa diferencia, luego busca una banda de delincuentes comunes e inicia a planificar la operación (…)”.
En este sentido hay que hacer la aclaratoria, esos “delincuentes comunes” no tienen por qué estar al tanto que lo que van a ejecutar es un asesinato político a sueldo, y que ha sido financiado desde sectores paramilitares más allá de la frontera. Es decir, son utilizados como el bastión de un crimen político, modelo que se repite a través de la historia de los asesinatos de esta índole.