La imagen de personas que caminan con envases llenos de agua se repite este lunes en Caracas, luego del tercer gran apagón que dejó sin energía a la mayor parte del país y que afectó el suministro de agua, cuyo bombeo depende directamente de la electricidad.
La ciudad amaneció en movimiento. Del centro al este de la capital venezolana el tráfico es profuso y lento debido a que el Metro de Caracas, que moviliza a unas dos millones de personas diariamente, no está en funcionamiento desde la noche del viernes.
Los comercios están abiertos, al igual que los bancos y sedes de organismos públicos y privados. Los habitantes de la capital suramericana buscan recargar sus botellones y bidones de agua en comercios, puntos habilitados por las autoridades o tomas improvisadas a lo largo de la ciudad debido a que, aunque se inició el bombeo a las tuberías capitalinas la noche del pasado domingo, el servicio de agua se ha visto interrumpido desde la primera falla eléctrica, el 7 de marzo.
Este lunes, las empresas públicas y privadas tuvieron jornadas laborales parciales hasta las 2:00 de la tarde, como medida de contingencia para contribuir al ahorro energético. Las actividades escolares están suspendidas y podrían restituirse entre martes y miércoles, según adelantó el presidente Nicolás Maduro, en una transmisión televisada en cadena nacional, la noche del domingo.
Maduro anunció un plan de 30 días «para ir a un régimen de administración de carga entre los procesos de generación, de transmisión y de servicio y consumo eléctrico» debido a las severas afectaciones en la Hidroeléctrica de Guri, que surte de energía a 70 % del país, tras los ataques «cibernéticos y electromagnéticos» que ha sufrido desde el 7 de marzo.
Conseguir agua
Desde que el primer apagón, la distribución del agua por tuberías se detuvo. Como manera de atender a las comunidades más afectadas, el Gobierno dispuso de camiones cisterna y supervisó el llenado en parques nacionales y lugares públicos.