cuadro12.jpg

Los misterios de la noche, tantos y tan variados. Los mitos que rodean las altas horas de la madrugada y las leyendas que asustan a niños desde tiempos inmemoriales se cuentan por miles. Y uno de los traumas nocturnos más comunes es sentirse observado o tener la sensación de que alguien nos mira fijamente cuando estamos descansando. ¿Presencias del más allá?

No, es un comportamiento de nuestro cerebro llamado ‘scopaesthesia’, que nos advierte de forma natural de un peligro cercano o de un depredador a la vista. Así lo demostraron científicos de la Universidad Vision Centre en Sydney, que afirman que nuestro cerebro está diseñado para asumir miradas ajenas incluso cuando estamos en estado de reposo, con poca luz e incluso cuando hay poca evidencia de que esté ocurriendo realmente.

 

Una posición de alerta primitivo, pero que seguro nos ha funcionado en más de una ocasión para evitar un susto. El estudio se vuelve algo confuso cuando no existe un conector o cable físico que te una a esa mirada exterior que se clava en ti, pero que de igual forma parece ser detectada por nuestros sentidos.

 

Colin Clifford, encargado de dicha investigación, afirma: “Una mirada directa puede ser señal de dominación o amenaza. En ocasiones, asumir que alguien nos mira en momentos de incertidumbre puede ser la estrategia de defensa más segura”.

 

Durante el experimento, Clifford pidió a voluntarios que determinaran a dónde miraban un número de rostros, de los cuales no se tenía clara la dirección de su mirada.

 

Los estudiados sintieron que se sentían continuamente observados incluso cuando no era así, siendo este sentimiento un arma cerebral en la que nuestra mente entiende el peligro. Asimismo, falta por determinar si esta situación de paranoia es un comportamiento adquirido o es heredado.

 
¿Te hemos ahorrado más de un terror nocturno? De igual modo, no te confíes con este estudio y comprueba cada noche que la casa está cerrada bajo llave.

 

(msn.com)