El Congreso de los Diputados de España vuelve a rechazar la candidatura del socialista Pedro Sánchez para ser investido presidente del Gobierno en la segunda votación, celebrada este jueves tan solo 48 después del primer fracaso de Sánchez en su intento de granjearse la confianza de la cámara.

 

Con 155 votos en contra frente 124 a favor y 67 abstenciones, la investidura del líder del PSOE queda frustrada en una sesión parlamentaria en la que la abstención del grupo Unidas Podemos ha resultado clave.

 

Este segundo rechazo de la Cámara Baja aboca al país a una nueva sesión de investidura en septiembre y supone un paso más hacia una temida repetición de elecciones generales, opción ante la que todos los partidos han expresado su rechazo explícito.

 

El camino hacia la investidura, ya frustrada, ha estado frecuentemente jalonado de momentos de tensión, el último de los cuales se vivió en la mañana de este mismo jueves, cuando el PSOE rechazó una última propuesta elaborada ‘in extremis’ por el grupo parlamentario Unidas Podemos, que aspiraba a la formación de un Gobierno de coalición con el PSOE.

 

El imposible acuerdo entre el PSOE y Unidas Podemos

 

Las negociaciones entre los socialistas y la formación de Pablo Iglesias han sido considerablemente difíciles y controvertidas, hasta el punto de darse por rotas en varias ocasiones.

 

Hace un par de semanas, el partido de Pedro Sánchez ni siquiera contemplaba la formación de un Gobierno de coalición, y esa opción solo empezó a figurar en la mesa de negociaciones a medida que se acercaba la sesión de investidura y persistía el bloqueo.

 

En un momento dado, Pedro Sánchez explicitó que el único «escollo» para la formación de una coalición era Pablo Iglesias, ante lo cual, el líder de UP reaccionó de forma sorpresiva, aceptando ese veto socialista y apartándose para no ser «la excusa» para mantener las negociaciones bloqueadas.

 

De ahí en adelante, ambas formaciones siguieron fracasando en sus intentos de pactar la manera de componer la coalición necesaria para gobernar, y el rechazo mutuo y reiterado de sus respectivas ofertas desembocó en la ruptura que ha significado, a la postre, el segundo y definitivo fracaso en las votaciones.

 

¿Y ahora qué?

 

Este segundo rechazo parlamentario obliga a la apertura de un periodo de dos meses en los que volver a intentar una investidura, bien del propio presidente en funciones, o bien de un candidato de otro grupo parlamentario.

 

Si en esos dos meses ningún candidato consigue el apoyo de la Cámara legislativa, se procedería a convocar elecciones, que tendrían lugar previsiblemente en noviembre.

 

Tan solo hay un precedente para esta situación y tuvo lugar en 2016, cuando tuvieron que repetirse las elecciones después de que Mariano Rajoy se negara a ser candidato a la investidura, a pesar de liderar el partido más votado.

 

(RT)