El presidente de Bolivia, Evo Morales, convocó a un diálogo político urgente para resolver la cada vez más violenta crisis poselectoral del país, agravada desde el 8 de noviembre por una cadena de motines policiales y persistentes manifestaciones opositoras que denunció como golpe de Estado.

 

«Convoco al diálogo a los partidos que han obtenido asambleístas (parlamentarios) en las últimas elecciones nacionales, son cuatro partidos, con agenda abierta, a debatir para pacificar Bolivia», dijo Morales en una declaración a la prensa en una base militar de la ciudad vecina de El Alto.

 

Hizo el llamado mientras centenares de manifestantes opositores terminaban de tomar el control de la Plaza Murillo, la principal de La Paz y frente al antiguo Palacio de Gobierno, que estaba sin protección policial porque sus guardias se sumaron a los motines policiales iniciados el día anterior.

 

Morales no incluyó en su convocatoria al dirigente cívico Luis Fernando Camacho, de Santa Cruz (este), convertido en la última semana en un líder nacional de las protestas que en casi tres semanas han dejado tres muertos y más de 300 manifestantes heridos.

 

Esas movilizaciones se iniciaron a convocatoria de la oposición política en rechazo a un supuesto fraude oficialista en las elecciones del 20 de octubre.

 

Morales obtuvo en esos comicios su tercera reelección consecutiva, pero la oposición activó acto seguido protestas denunciando un supuesto fraude oficialista, que se convirtieron en una exigencia de renuncia del presidente desde que el movimiento cívico nacional tomó el mando de las movilizaciones.

 

Horas antes de la convocatoria de Morales, el expresidente y principal candidato opositor Carlos Mesa había rechazado estar comprometido en un golpe.

 

Morales, quien gobierna desde 2006, invitó también a participar en el diálogo, como observadores, a organismos internacionales, los países que lo deseen y representantes de las iglesias, pidiendo particularmente la presencia de un representante del católico Papa Francisco.

 

«Está en marcha un golpe de Estado contra un gobierno democráticamente electo, contra los movimientos sociales, contra los trabajadores, contra los profesionales patriotas, contra los humildes, los indígenas y obreros que hemos construido la Revolución Democrática y Cultural», dijo Morales.

 

Atribuyó la insurrección a «grupos violentos, grupos antidemocráticos, que no respetan los resultados de las últimas elecciones nacionales y sobre todo no respetan la paz social».

 

(Sputnik)