El líder del Partido Nazi de Alemania, Adolfo Hitler, antes de provocar la segunda Guerra Mundial, anheló desde niño convertirse en un reconocido pintor, pero pese a sus intentos su sueño nunca se materializó porque al parecer su talento en la representación de las obras no era el mejor.

 

El excéntrico político que exterminó a miles de judíos en Alemania, cuando cumplió 18 años, buscó cumplir su quimera, para entonces frustrada, al presentar sus dibujos y pinturas ante la Academia de Bellas Artes de Viena, pero no fue admitido por el jurado.

 

La decepción no desmotivó al militar, pues continuó pintando postales y cuadros, aunque su perspectiva a la hora de representar elementos sobre el lienzo distaba mucho de los cánones dictados por las reconocidas academias de arte. Tal como se puede ver en las imágenes más abajo de esta nota.

 

Muchos creen que la frustración del líder del movimiento nazi lo indujo a arremeter contra las obras de arte y sus artistas durante la segunda Guerra Mundial, tras ordenar la destrucción de trabajos «degenerados» y dar pie al robo de miles de piezas artísticas en Europa.

 

(LaIguana.TV)

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