El filósofo, comunicador y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela destinó la edición 80 de su programa Desde Donde Sea a rememorar el fallido intento de golpe de Estado que protagonizaran un año atrás Juan Guaidó y Leopoldo López, un evento que, en su criterio, no perseguía derrocar al gobierno del presidente Nicolás Maduro, sino lograr el control de Washington sobre la República Bolivariana de Venezuela y sus cuantiosos recursos. 
 
 
Además, analizó los últimos reportes relacionados con la pandemia de Covid-19 y que hoy dan cuenta de un incremento sustantivo de casos positivos en países de Europa del Este –con Rusia a la cabeza–, amén de mantenerse el epicentro en Estados Unidos, pese a lo cual la nación está suspendiendo gradualmente las medidas de confinamiento decretadas en entidades con un gran número de afectados, como California y Florida. 
 
 
A un año del 30-A: El intento de golpe y baño de sangre de Juan Guaidó y Leopoldo López que no fue
 
 
Pérez Pirela inició la emisión recordando que tal día como hoy, pero en 2019, Juan Guaidó y Leopoldo López –figuras del ultraderechista partido Voluntad Popular, con largo historial de desestabilización en Venezuela–, en compañía de algunos miembros de la entonces única bancada opositora en el parlamento y «un puñado de militares», protagonizaron un espectáculo vendido por la gran mediática internacional como la deposición del gobierno de Nicolás Maduro, en un distribuidor ubicado al Este de la capital venezolana y frente a la Base Aérea «Generalísimo Francisco de Miranda». 
 
 
En su opoinión, el golpe «se fraguó desde una farsa», toda vez que el pueblo venezolano despertó en la madrugada de aquel martes 30 de abril con noticias en las que aparecía Juan Guaidó, recientemente autoproclamado presidente interino con el apoyo de la administración Trump y un Leopoldo López evadido de la justicia, protagonizando una «toma» de la arteria vial con armas de guerra –y un huacal de plátanos verdes cuya función nunca fue aclarada–, que se hizo parecer como la toma de la mencionada base aérea, hecho que no se correspondió con la realidad.
 
 
A semejanza de lo que en su momento hicieran las trasnacionales de la comunicación durante el golpe de Estado en contra del presidente Hugo Chávez el 11 de abril de 2002, fue una intentona que se ancló en el discurso mediático como condición de posibilidad, pues según estos, Maduro estaba depuesto. 
 
 
Todavía más: el fuerte componente mediático de este evento explica, a juicio del experto, el silencio que hoy mostraron las corporaciones de la información y el ala extremista de la oposición, que apelando a la supuesta desmemoria del pueblo venezolano, no dijeron media palabra al respecto. 
 
 
El saldo inicial de aquella aventura golpista se transó con la huida de Leopoldo López hacia la sede de la Embajada de España en Caracas, ubicada a pocas cuadras del lugar y con la habitual evasión de toda responsabilidad por parte de los cabecillas. 
 
 
En tal sentido, el filósofo recordó las guarimbas del año 2017. Durante meses, habitantes de distintos sectores de Caracas –muy especialmente en las zonas de mayor poder adquisitivo, localizadas hacia el Este de la capital– estuvieron prácticamente encerrados en sus casas, luego de que grupos terroristas destruyeran el espacio público, quemaran y degollaran a ciudadanos y causaran la muerte de otras decenas, ante la negativa de circulación que impusieron sobre los pobladores y que en no pocos casos les impidió recibir oportunamente atención médica. 
 
 
Esos actos de desestabilización estuvieron liderados y alentados por la dirigencia de Voluntad Popular –con Freddy Guevara y Lilian Tintori a la cabeza–, pero finalmente, pese a los fatales saldos, nadie asumió la responsabilidad. 
 
 
Guevara, que era parlamentario al momento de los hechos, se asiló en una embajada y no se han tenido más noticias suyas, excepción hecha de sus publicaciones en Twitter; Tintori apenas ha tenido apariciones públicas desde ese momento. 
 
 
Entonces, como ahora, comentó, creyeron que el pueblo venezolano olvidaría sus acciones, pese a su tozudo empeño por guardar silencio, que rompieron luego de que coincidieran dos circunstancias: la designación de una nueva junta directiva para la Asamblea Nacional –que por rotación le correspondía a Voluntad Popular– y que la dirigencia de esa organización política estuviera envuelta en procesos penales, hizo que un hasta entonces desconocido Juan Guaidó se hiciera con la jefatura del legislativo, controlado desde 2015 por la oposición al Gobierno Bolivariano. 
 
 
No obstante, Miguel Ángel Pérez Pirela estima que pese a su relativo desconocimiento –hasta entonces, el parlamentario solo había formado parte de una acción en la que grupos terroristas exponían su trasero a miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana–, cumplía con requisitos que lo hacían una figura ideal para ser modelada a través del marketing político: juventud, tez criolla, formación en Europa del Este y México en estrategias insurreccionales y una esposa rubia.   
 
 
Después de eso, a Guaidó se le erigió como figura relevante de la política venezolana y apareció frente a una instalación militar en compañía de un Leopoldo López –quien gozaba del beneficio de casa por cárcel y aprovechó la ocasión para evadirse de la justicia– y un grupo de militares que portaban armas de guerra, lo que en cualquier otro lugar del mundo habría culminado con una masacre.
 
 
Lo curioso es que, aunque habría sido lo único esperable en una situación como esa, el presidente Nicolás Maduro ordenó que no se abriera fuego contra los insurrectos. 
 
 
Sin embargo, lo que inicialmente podría catalogarse como una actuación incomprensible por parte de un gobierno que era objeto de una intentona golpista, tuvo una explicación ulterior. De acuerdo con información proveniente de fuentes de inteligencia a las que tuvo acceso el comunicador, en los edificios aledaños al distribuidor Altamira, estaban apostados francotiradores que incluso dispararon, aunque la agresión fue simplemente ignorada por los cuerpos de seguridad del Estado. 
 
 
La pregunta que la audiencia podría hacerse es por qué. Para comprender esto, hay que considerar dos aspectos. En primer término, analizó Pérez Pirela, el plan orquestado desde Washington no pretendía derrocar a Nicolás Maduro sino asesinar a Juan Guaidó y a Leopoldo López, que cual piezas de sacrificio serían usados por Estados Unidos para justificar un casus belli en contra de Venezuela.  
 
 
En segundo término, una vez conocida la presencia de francotiradores en las inmediaciones del distribuidor, el plan se reveló como un émulo de lo ejecutado el 11 de abril de 2002, cuando francotiradores entrenados en El Salvador hicieron llover balas en los alrededores del Puente Llaguno y se cobraron la vida de decenas de venezolanos, por lo que el gobierno bolivariano detectó anticipadamente las intenciones estadounidenses y mantuvo el control de la situación. 
 
 
También, una vez el gobierno estuvo al tanto de la fallida insurrección, generales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana a cargo de los distintos componentes, identificaron a los militares que acompañaban a Guaidó, a López y a algunos diputados de la oposición en Altamira y en lugar de apresarlos, conversaron con ellos. En medio de esas conversaciones, recordó el también director de La Iguana.TV, quedó claro que muchos habían sido llevados al lugar por sus comandantes bajo engaño e inmediatamente retornaron a sus puestos, llevándose con ellos las tanquetas y el arsenal de guerra. 
 
 
El resultado de aquella operación mediática es que López y Guaidó se quedaron virtualmente solos y el primero acabó haciendo lo que han hecho otros políticos opositores que han protagonizado actos insurreccionales durante los 20 años de gobierno chavista en Venezuela: esconderse en alguna embajada.
 
 
Miguel Ángel Pérez Pirela insistió en que estos eventos dejaron varias moralejas –lecciones– que conviene no perder de vista: la primera, que otra vez la oposición falló y aunque algunos de los que acompañaron a Guaidó en esa acción terminaron privados de libertad, él mismo, que era el cabecilla, no. El motivo, es claro ante sus ojos: su presidio, por demás justificado, habría sido tomado como excusa por Estados Unidos para invadir a Venezuela. 
 
 
La segunda y no menos importante moraleja es que desde entonces empezó el espiral de descenso en la popularidad y credibilidad de Juan Guaidó, toda vez que los medios europeos, acostumbrados a una institucionalidad respetuosa de las instancias gubernamentales, no encontrara cómo justificar un intento de golpe de Estado ni cómo defender al político que la protagonizara. 
 
 
La tercera moraleja, que es un efecto de esos eventos del 30 de abril de 2019, es la fragmentación de la oposición en al menos dos bloques desde el pasado mes de diciembre, cuando la bancada  opositora en la Asamblea Nacional, que había funcionado como un bloque en contra del gobierno, se bifurcó en dos fracciones enfrentadas entre sí y al Bloque de la Patria, constituido por parlamentarios de izquierda afines al Gobierno Bolivariano. 
 
 
Todavía más: la sucesión de derrotas acumuladas por Juan Guaidó a lo largo de 2019 le hicieron perder el control del parlamento y ante la incapacidad real de presentarse como líder viable, no solo se mantuvo como presidente interino autoproclamado, sino que creó una Asamblea Nacional paralela, a semejanza de quienes le habían antecedido, que establecieron un Tribunal Supremo de Justicia paralelo, sin que este acto tuviera incidencias reales en la gubernamentalidad local. 
 
 
Por ello, pese a que el golpe mediático tuvo un efecto inmediato, al estar basado en fake news, en el show, en la política del espectáculo, hubo de confrontarse prontamente con la realidad y ella mostró que Estados Unidos no tenía ningún prurito en sacrificar a sus peones en Venezuela, con tal de hacerse con el control del país y de sus abundantes recursos. 
 
 
Actualmente, la oposición, dividida y fragmentada, es incapaz de aportar una solución real, ejecutiva a los problemas que se derivan de la pandemia de Covid-19 y pese a los intentos de Juan Guaidó por continuar fingiendo un ejercicio presidencial que nunca ha tenido, la pandemia «le dio una cachetada en la cara», subrayó el analista político, fracasando incluso en la obtención de ayuda humanitaria, que fue el leit motiv de su discurso durante el pasado año, porque ésta se ha concretado gracias a las gestiones del presidente Nicolás Maduro ante organismos internacionales. 
 
 
En contraste, Guaidó solamente se ha apropiado ilegalmente de fondos públicos con la colaboración de gobiernos hostiles al venezolano y ha permitido que el Departamento del Tesoro se haya hecho del control de importantísimos activos de la República en el extranjero, como Citgo y Monómeros, que producen mucho dinero, mientras que Donald Trump logró arrodillar económicamente a la nación, en contubernio con el sistema financiero internacional, instancia en la que tiene gran influencia. 
 
 
Intentos de desestabilización continuados, sanciones feroces y bloqueos financieros, pero Venezuela triunfa en su batalla contra la Covid-19
 
 
Pérez Pirela insistió que, pese a la difícil cotidianidad que nos es impuesta por las acciones del gobierno estadounidense y sus aliados en el mundo, Venezuela confirmó solamente dos casos de Covid-19 durante las últimas 24 horas, un éxito irrefutable que se hace todavía más grande, si se considera la excelente gerencia de la crisis que ha mostrado el gobierno del presidente Nicolás Maduro, hecho reconocido por la mayor parte de los venezolanos, independientemente de su alineación en el espectro político. 
 
 
En contraste, recordó que los países que apostaron y apuestan por la desestabilzación de Venezuela, antes atravesaron un fuerte período de protestas antigubernamentales, que solamente la pandemia fue capaz de frenar.  
 
 
De los dos casos anunciados hoy, el primero corresponde a un residente en el estado Aragua que ingresó al país proveniente de Colombia y aunque inicialmente la prueba para la infección por el SARS-CoV-2 resultó negativa en Táchira, el resultado cambió cuando fue trasladado a su entidad de origen por el Estado venezolano. 
 
 
El segundo fue un miliciano de Apure, quien se contagió mientras prestaba apoyo en Centros de Diagnóstico Integral, hecho que reviste de «una cierta heroicidad», en opinión del filósofo, porque se contagió mientras ayudaba a otros. 
 
 
Allende nuestras fronteras, los Servicios Secretos estadounidenses volvieron a contradecir a Donald Trump al asegurar que el nuevo coronavirus efectivamente se había originado en China, pero que no había sido sintetizado en un laboratorio, informó The Washington Post. 
 
 
Pero no se trata simplemente de una noticia. Pérez Pirela estima que cuando los Servicios Secretos comienzan a filtrar información a la opinión pública, ello se traduce en que periodistas y otros actores relevantes empiezan a tomar distancia del mandatario estadounidense. 
 
 
Por su lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió este jueves que los países no deben descuidar los programas de vacunación, pues aparte de la Covid-19, hay otras enfermedades infecciosas, como el sarampión, que siguen causando estragos en poblaciones vulnerables año tras año. Afortunadamente, rememoró el comunicador, Venezuela realizó jornadas de vacunación casa por casa al inicios de la cuarentena social, a mediados de marzo. 
 
 
También la sección europea de esta institución alertó sobre el incremento en la cantidad de infectados por el coronavirus en el Este de Europa, con Rusia a la cabeza,que hoy contabiliza 106.498 pacientes diagnosticados –con tendencia al alza–, relativamente cerca de naciones como Turquía, que ocupa la séptima posición en el ranking mundial, con 120.204 casos, y si bien la cifra de fallecidos –1.073– no está cerca de los 62.906 de los que informa Estados Unidos, la situación en el país eurasiático no es sencilla, pues incluso su Primer Ministro, Mikhail Mishustin, está enfermo con Covid-19. 
 
 
Al otro lado del mundo, en Brooklyn, un barrio popular de la ciudad de Nueva York, la prensa informó de camiones refrigerados abarrotados con decenas de cadáveres y en Florida, la reapertura comenzará el 4 de mayo, salvo para el sureste del estado, con la obligatoriedad mantener el distanciamiento en 6 pies y no dejarán que más de 10 personas se reúnan, una medida que en el parecer del analista político, no tiene cómo cumplirse en la realidad, todavía más después de que en California salieran más de 60.000 personas a bañarse en las playas, luego de que las autoridades lo permitieran bajo premisas similares. 
 
 
En Japón, muy cerca de comenzó la pandemia, el gobierno dijo que analizará si prolongará un mes más el estado de emergencia, cuyo fin estaba inicialmente previsto para el 6 de mayo. 
 
 
Libros recomendados
 
 
En ocasión de la conmemoración del primer año del fallido golpe de Estado del 30 de abril, el conductor de Desde Donde Sea recomendó dos libros de autores venezolanos relacionados con el tema. El primero de ellos, de la autoría del periodista y actual ministro de Cultura, Ernesto Villegas Poljak, «Abril, golpe adentro»; el segundo, «Abril sin censura», escrito por el exembajador de la República de Cuba en Venezuela, Germán Sánchez Otero y prologado por el reputado político y periodista, José Vicente Rangel. 
 
 
 

(LaIguana.TV)