Venezuela enfrenta la pandemia de coronavirus igual que todas las demás naciones, pero con el agravante de ser un país bloqueado, asediado y amenazado de invasión. En ese escenario tan complejo, los alimentos son un elemento clave. El sentido común así lo indica, pero una persona especializada en el tema puede explicarlo con mejores argumentos.

 

La ingeniera agrónoma Clara Sánchez lo dijo de esta manera: “Ante la intensificación del bloqueo económico, financiero y comercial, no seamos ingenuos; si estamos ante la inminencia de una guerra, entonces preparémonos para la guerra, y en este sentido, los alimentos constituyen una munición de guerra. El Estado debe tomarse en serio el tema de la planificación agrícola y asumir los resultados, corregir errores y prepararse para poner en marcha un sistema agroalimentario para tiempos de guerra, en tiempos de paz”.

 

¿Cómo hacerlo? Sánchez, respondió que “deben tomarse todas las medidas, para aumentar la producción primaria de alimentos, sin vacilaciones, sin escaramuzas políticas, con planificación en mano y cumplimiento de las metas; esto lo digo, porque el 40% de los alimentos contenidos en las cajas de CLAP o dicho de otra forma el 40% de los CLAP, son importados”.

 

-¿No se ha tomado en serio la planificación agrícola?

 

-Lo explico: en 2019 hubo un planificación agrícola a inicios de año anunciada por el mismo presidente en 2018, de esa planificación inicial, más nunca se habló, de hecho se presentó otra, 50% por debajo a mediados de año, e incluso se advirtió que el posible cumplimiento de esa nueva meta podría estar afectado por el bloqueo de recursos para adquirir insumos agrícolas, materias primas, etcétera. Este año, ya el presidente anunció la nueva meta de producción 2020, aún no sabemos cómo terminó el cierre total 2019, y los datos dados por el mismo presidente en su memoria y cuenta, son resultados que no expresan pragmáticamente la producción primaria de alimentos. Esperemos que la producción no siga cayendo, como ya lo ha hecho en los años anteriores, que es lógico ante el asedio, pero a cinco años de este, ya no se puede seguir haciendo planificaciones bajo la misma estrategia. En cada tema, el bloqueo es el principal ítem a tomar en cuenta a la hora de hacer planes.

 

Recordó que el presidente Maduro comentó que en 2020 el Plan Venezuela Cultiva debe ir desde el productor más humilde de un conuco hasta el productor más grande, que al Gobierno le corresponde el financiamiento y los insumos, la mecanización, la maquinaria y la técnica, para ampliar la base productiva de Venezuela. “¿Tenemos eso? ¿Nos estamos preparando para tener eso? ¿La planificación toma en cuenta que estamos bloqueados? ¿O todavía se espera adquirir insumos importados, por ejemplo?”, se preguntó Sánchez, autora de los contenidos del sitio web Alimentos y poder.

 

“Apenas estamos cerrando el ciclo verano, o sea, solo contamos con lo que se cosechó ahora; quiere decir que tenemos que esperar el ciclo invierno, que recién empieza en mayo, y esto debería traducirse en que todos los tanques deberían estar aceitándose para esta zafra, teniendo en consideración el bloqueo. Los planes no se pueden seguir haciendo sin tomar en cuenta la realidad, ya el bloqueo no puede continuar utilizándose como una excusa para seguir dando resultados magros. Y ahora al bloqueo hay que sumarle la pandemia, de la cual se espera afecte el suministro de alimentos mundial, y cada quien que saque sus propias conclusiones”, expresó.

 

-¿Estamos preparados para seguir garantizando el abastecimiento de la red comercial privada y el funcionamiento de los CLAP en la extensión de la cuarentena y frente a la intensificación del bloqueo y las medidas coercitivas unilaterales?

 

-He venido sosteniendo que el tema alimentario en Venezuela debe ser considerado altamente estratégico. Solo así vamos a evitar, entre otras cosas, la reproducción de períodos de desabastecimiento de alimentos, inducidos o no que, como ya lo hemos experimentado, terminan afectando severamente a la población, que es el principal factor de poder a defender en una nación. Esos períodos desabastecimiento nos llevaron tener resultados muy dramáticos, como 6,8 millones de personas alcanzadas por el hambre en 2018, según el Índice de Prevalencia de Subalimentación de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Sin hacer futurología, como diría un muy querido colega, lo primero que debo decir es que cada análisis que se quiera hacer del sistema agroalimentario venezolano, en sus tres subsistemas o circuitos (producción, comercialización y consumo), debe hacerse siempre a partir de su configuración y conformación, estrechamente relacionado y dependiente, desde una posición periférica subordinada, del sistema agroalimentario mundial. Aunque es muy temprano para ver los efectos contundentes, ya se puede apreciar cómo el Covid-19 está afectando la cotización de los commodities y el sistema agroalimentario por lo pronto se ha retraído, o sea, que también puede llegar a afectar el nuestro, y en el marco del fuerte bloqueo que sufre Venezuela, las consecuencias, ya la hemos visto en este sector.

 

Sánchez espera, sin embargo, que el bloqueo al que hemos estado sometido estos años, nos dé cierta ventaja de resistencia y quizás en los mecanismos aplicados, tal como está ocurriendo con la toma de medidas para la contención del coronavirus.

 

“Ojalá nuestra experiencia sirva en esta contingencia, dependiendo del tiempo que pueda durar la cuarentena; en lo inmediato debería estar garantizado el suministro de los CLAP por un período, que a lo sumo, el Gobierno debe tener estipulado, para el tiempo de extensión, y muestra de ello, es que en zonas donde este subsidio alimentario llegaba cada 6 u 8 meses o llegaba de forma extremadamente esporádica, o nunca, y estoy hablando de poblaciones pobres vulnerables en varias estados del territorio nacional, sorpresivamente en esta semana les están haciendo entrega. Ojalá y no sea esta única vez y a partir de acá, se convierta en una provisión segura de alimentos para estas zonas, como ya sucede en las principales ciudades del país”, señaló.

 

Prepararse para la guerra

 

Sánchez, quien también tiene una maestría en Estrategia y Geopolítica, advirtió que, aunque en lo inmediato, en el corto tiempo, estamos preparados para garantizar el abastecimiento y funcionamiento de los CLAP, asumiendo que se tienen reservas y dependiendo del tiempo de duración de la cuarentena, es necesario mirar un poco más allá de la coyuntura.

 

“Ante la intensificación del bloqueo económico, financiero y comercial, no seamos ingenuos; si estamos ante la inminencia de una guerra, entonces preparémonos para la guerra, y en este sentido, los alimentos constituyen una munición de guerra –enfatizó-. Si países desarrollados, como Estados Unidos y otros, consideran a los alimentos un componente de seguridad nacional, vital y ante las escenas recientes de compras por pánico, desabastecimiento, racionamiento, aumento de precios y largas colas en esos países, salieron de inmediato todas las agencias correspondientes a hacer llamados a la calma y a anunciar que duplicarán los esfuerzos para garantizar el suministro, con más razón debemos hacerlo nosotros ante este escenario de pandemia, un bloqueo brutal, baja del precio del petróleo, entre otros factores. Los alimentos deben asumirse de carácter vital y si la intervención del Estado se hizo necesaria en los sistemas de salud del mundo, nosotros debemos hacer lo mismo en la producción, comercialización y consumo de alimentos”. 

 

Precisó que ya el comandante Hugo Chávez había iniciado ese camino, pero todo indica que fue desechado. “Ante los análisis económicos de rentabilidad del sector y mayor eficiencia privada que estatal, entre otros planteamientos, pareciera que lo que está en marcha es, por el contrario, un proceso de privatización de la infraestructura alimentaria, que yo llamo, camino al proceso de privatización y transnacionalización de la industria alimentaria nacional, privada y pública; sé que los escenarios no son los mismos, pero los alimentos son vitales para la existencia de la población, o sea, para la existencia de un Estado, y eso nos estamos jugando en Venezuela y se lo está jugando la Revolución Bolivariana, no otra”.

 

La vulnerabilidad demostrada

 

La especialista insistió en que la pandemia ha puesto de manifiesto que la dependencia del sistema agroalimentario venezolano respecto al extranjero hace al país extremadamente vulnerable.

 

“Hoy se espera que aumenten los costos de los alimentos, y por ende el precio al consumidor y la inflación, a nivel mundial. Se dice que comenzaron las interrupciones en las cadenas de suministro de alimentos y bajaron ya los volúmenes de carga en los puertos. En Argentina, por ejemplo, por el coronavirus y otros aspectos relacionados, han disminuido las actividades. Esto afecta el comercio de los productos agrícolas de diferentes maneras y se espera que las fallas conduzcan a la escasez e incluso podría ponerse en peligro la seguridad alimentaria en su conjunto. En Venezuela deben tomarse todas las medidas para aumentar la producción primaria de alimentos, sin vacilaciones, sin escaramuzas políticas, con planificación en mano y cumplimiento de las metas. Esto lo digo, porque el 40% de los alimentos contenidos en las cajas de CLAP o dicho de otra forma el 40% de los CLAP, son importados. Y esta es una cifra que se debe revisar bien porque una harina trigo, por ejemplo, puede ser empaquetada en Venezuela, pero el trigo es importado. Claro el trigo no se produce aun en el país por condiciones edafoclimáticas, pero esta idea del componente importado puede extrapolarse a otro rubro, como arroz o maíz”.

 

Puntualizó que la crisis global puede ser favorable para los importadores de productos agropecuarios porque la cotización de todos los commodities ha bajado. Pero esa ventaja no aplica para Venezuela porque también depende de un commodity, el petróleo, cuyo precio bajó en proporciones más estrepitosas.

 

¿Qué hacer, entonces? La respuesta de Sánchez da cuenta del desafío que el país tiene por delante: “Venezuela debe incrementar su producción primaria de alimentos, bajo una nueva configuración del circuito del sistema de producción, que debe incorporar a todos los actores y aquí hago defensa del sector campesino, que es el que mantiene abastecido de alimentos frescos realmente, a las ciudades. La agroindustria es otro sector, que depende la producción primaria y que depende de la importación de materia prima, que quizás pueda tener menos acceso a los mercados, si se disminuyen los niveles de comercialización del comercio mundial”.

 

-¿Cómo se ve afectado el sector agroalimentario por los problemas de abastecimiento de combustible?

 

-Todo el sistema agroalimentario mundial es altamente dependiente de los hidrocarburos, y el nuestro es exactamente igual. Si falta gasolina o gas, se afecta todo, desde el combustible para el transporte de todo el sector, las maquinarias agrícolas, las plantas agroindustriales, la generación eléctrica, hasta todo el subsistema de comercialización y consumo de alimentos, la vialidad y las materias primas para que la petroquímica pueda proveer los fertilizantes. Además puede verse afectada la producción de plásticos y vinilos para el uso en los envases y empaques de los alimentos. También la fabricación de plásticos para tanques, mangueras y sistemas de riego, etcétera. En mi opinión, el Estado debe ser el garante de que todo el sistema agroalimentario venezolano pueda contar prioritariamente con el combustible necesario para mantenerlo activo dentro de las ya golpeadas condiciones ocasionadas por el bloqueo. La forma cómo debe darse este acceso priorizado de llenado de tanques y planes de contingencia tiene que ser bien pensada, tomando en consideración que no todos los actores dentro del sistema tienen la misma condición y capacidad. No es igual un productor grande que uno pequeño, un campesino o la agroindustria transnacional, pero todos suman, siempre que se tome el control, para que no se repita en estos momentos de pandemia y posible bloqueo total, el círculo vicioso de convertir a los alimentos en un medio para la desestabilización nacional.

 

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)