El filósofo y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela abordó este jueves en la emisión de su programa multimedios Desde Donde Sea los desafíos filosóficos que plantea al mundo actual la pandemia del COVID-19.

 

Aseguró que la expansión del coronavirus deja al descubierto el fracaso de la idea narcisista que el modelo neoliberal capitalista impuso a la sociedad sobre la eterna juventud y la inexistencia de la muerte.

 

Señaló que esto ha generado un cortocircuito para el individuo de la sociedad del capitalismo, al cual, luego de venderle la noción de “vida eterna”, ahora debe convivir con la muerte por todos lados y debe encerrarse para escapar de ella.

 

Al respecto, citó al filósofo surcoreano Byung-Chul Han, quien plantea que el virus es un espejo, el cual muestra que vivimos en una sociedad de supervivencia basada en el miedo a la muerte y que ahora sobrevivir se convierte en algo absoluto, “como si estuviéramos en un estado de guerra permanente”.

 

Chul Han -resalta Pérez Pirela- asevera que ante este panorama todas las fuerzas vitales se emplearán para prolongar la vida y la población se convertirá en una sociedad de la sobrevivencia, donde se pierde todo sentido del placer.

 

“Es decir, este virus, cual espejo nos coloca frente al hecho de que vivimos en sociedad de supervivencia donde la muerte es una equis que no queremos despejar, (…) porque la sociedad neoliberal capitalista te esconde la muerte como fenómeno que no debe ser parte de la vida, porque tienes que ser absolutamente joven todo el tiempo, aunque sea falso lo que te están vendiendo”, subrayó.

 

Asimismo, indicó que algunos analistas han planteado que con esta pandemia se va a acentuar el control de la población por parte del Estado, una especie de vigilancia de nuestras acciones bajo la excusa del COVID-19, no obstante, Pérez Pirela recordó que ya el ser humano está sometido a una vigilancia permanente por parte de las empresas privadas, como Apple, Twitter, Instagram, Facebook, Visa, entre otras, quienes tienen completo manejo de nuestros datos, hasta los más personales e íntimos.

 

“Nuestras acciones son controladas, vigiladas, seguidas por una big data, por un big brother, difícilmente en esta coyuntura vamos a preocuparnos por el Estado, cada vez más paternalista, que ‘vigila cada acción que realizamos y que toma como excusa el COVID-19 para controlarnos aún más’, pero, ya va, si las empresas privadas, de comunicación, nos tienen vigilados. (…) Nos hacemos la vista gorda con las empresas privadas y de comunicación que nos vigilan”, enfatizó.

 

Destacó la importancia de diferenciar en torno a los derechos fundamentales que son respetados o violentados durante la pandemia, pues muchos plantean las libertades individuales por encima de los derechos colectivos.

 

“¿Son los derechos individuales o colectivos? ¿O es que la libertad de expresión tiene un rango mayor a la alimentación? ¿Ser libres de qué? ¿de infectar a los otros? ¿de producir para la empresa-Estado o para quien te explote?”, cuestionó.

 

Además, destacó que con la pandemia del coronavirus se logró algo que jamás había pasado: la ciencia se antepone a la religión, hecho que ni el Estado nunca antes había podido lograr. Inclusive, se prohíben los servicios religiosos o las despedidas de nuestros seres queridos, lo que constituye una tradición ancestral para muchos pueblos del mundo.

 

“Se le quita el ámbito de más allá a la vida y se queda con el más acá. (…) Sacrifican la creencia a la supervivencia, la caridad se manifiesta en el distanciamiento, y la virología desempodera a la teología. ¿Eso es bueno?, ¿es malo? Es parte de la discusión, decidamos nosotros”, puntualizó.

 

Recalcó que el meollo de la reflexión está en que esta pandemia nos pone de frente a un modelo civilizatorio fundamentado en la globalización e hizo referencia a la tesis planteada por Kafka de la lógica de la autoexplotación: “El animal arranca el látigo al señor que le está azotando y el animal se azota a sí mismo, para convertirse en el amo, aunque sea azotándose a sí mismo».

 

“En esta situación tan absurda están las personas en el régimen neoliberal, en esta cosmovisión globalizadora del ser humano, que es antropocéntrico, y que hace parte de los desmanes que estamos nosotros propiciando contra el planeta tierra”, comentó.

 

En este sentido, se refirió a la agresión que ha propiciado el hombre contra la madre tierra, al creerse un ser superior y excepcional, que no depende de ningún otro elemento.

 

“Vivimos un mundo donde el hombre se cree un ser excepcional en el planeta, se elige a sí mismo como centro no solo del mundo sino del universo todo, y donde todos los demás seres vivos que habitan en el planeta son una especie de personal de servicio de las voluntades del ser humanos”, subrayó.

 

Aseveró que si el hombre cree que puede coexistir sin la naturaleza está cometiendo un suicidio y un virus microscópico como es el COVID-19 lo ha demostrado, pues ha puesto en jaque a todo un modelo civilizatorio.

 

En este sentido, Pérez Pirela precisó que estamos ante la presencia de una crisis de modelo, un cambio epocal, porque el neoliberalismo está quedando desnudo ante un virus que ni siquiera te deja escoger si vives o mueres, «porque no pudimos evitar la muerte de miles de ancianos que tienen que quitarse las máscaras para darle vida a alguien más joven”.

 

«Si en una sociedad de satélites, redes sociales y transbordadores tú tienes que suicidarte para dar vida al alguien menor que tú, estamos ante una sociedad prehistórica y el modelo neoliberal y capitalista que nos vendieron como eterno, infinito, extemporáneo termina siendo un fraude y una gran estafa. (…) Somos una sociedad que perdió la apuesta», reiteró.

 

Sin embargo, sostuvo que esta misma situación no pone a pensar en cuál es la sociedad queremos. Al respecto, destacó que más allá de un Estado paternalista o un régimen autoritario, el mundo requiere el impulso del Poder Popular, de un pueblo capaz de organizarse y tomar cotidianamente las propias decisiones.

 

«El COVID-19 adelantó los tiempos de lo que muchos llaman el futuro, el futuro fue abortado por el COVID-19 y ahora se parte del presente», añadió.

 

También recalcó la importancia del proceso de pensamiento y de que asumamos la reflexión como algo cotidiano, de lo contrario solo seremos seres únicamente biológicos: “Nosotros somos espíritu encarnado, no podemos andar por la vida sin ningún tipo de pensamiento, objetivo o finalidad. La vida que merece ser vivida es una vida amparada en el pensamiento y la reflexión, (…) pensarnos como seres humanos, dónde estamos y para dónde vamos”.

 

(LaIguana.TV)

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