Este miércoles 27 de mayo, el filósofo y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela destinó la edición 99 de Desde Donde Sea, a desmontar la más reciente noticia falsa sobre Venezuela, construida por la mediática sobre la base de una entrevista que le concediera a La Tercera, José Miguel Vivanco, presidente Human Rights Watch (HRW), una organización no gubernamental ligada a intereses de la política estadounidense, financiada con dinero de ese país a través de agencias como la USAID y la NED y con largo historial de agresiones hacia el país.

 

En el mencionado intercambio, Vivanco especuló, sin ofrecer soporte alguno de lo que aseveraba, que las cifras oficiales sobre el Covid-19 –avaladas por la Organización Mundial de la Salud–  ofrecidas por las autoridades sanitarias venezolanas, no eran creíbles y que dada su población, próxima a los 30 millones de habitantes, la tasa de infección sería cercana al 1% de la población –lo que equivale a 300.000 personas– y con base en eso, afirmó que la enfermedad se habría cobrado la vida de aproximadamente 30.000 personas.

 

Una mentira con patas muy cortas, que sin embargo, alguna prensa replica sin chistar

 

En opinión del experto, esta mentira –que calificó de «patética»–, es indicio de «la angustia» que atraviesa a sectores dedicados a atacar y malponer a Venezuela en todos los ámbitos, que al ver cómo uno tras otro sus planes fracasaron –el más reciente, el intento de invasión con mercenarios provenientes de Colombia–, apostaron ahora a plantear «la idea macabra» e inverosímil de que en el país habían 30.000 muertos por causa del SARS-CoV-2. 

 

Así, aludiendo a un trabajo de investigación periodístico publicado por Clodovaldo Hernández en LaIguana.TV, si tal cosa fuera cierta, el número de infectados rondaría las 500.000 personas y no los poco más de mil que se reportan. 

 

Empero, refirió, pese a lo inconcebible de la narrativa que expresó Vivanco, medios de dilatada trayectoria como El Universal (México) y El Clarín (Argentina), se hicieron eco de la patraña y publicaron las afirmaciones de HRW sin cuestionamiento alguno, lo que representa una violación a todo principio periodístico comprometido con difundir informaciones ciertas. 

 

En ese sentido, invocó de nuevo la nota del periodista Clodovaldo Hernández, pues en ella, el comunicador precisa que si bien la hipérbole –exageración– es un recurso expresivo de amplia utilización en la literatura y en el habla cotidiana, su uso está vetado al periodismo, toda vez que «implica, como en este caso, una grave distorsión de los hechos». 

 

De estar Vivanco siquiera en el camino de la verdad, los indicios serían inocultables, pues en Venezuela, «país hipermediatizado» y en el que los periodistas, medios e influenciadores están a la caza de cualquier noticia negativa para culpar directamente al gobierno de Nicolás Maduro, ya habrían dado cuenta de los cuerpos apilados, de las caravanas de ataúdes, de las morgues colapsadas, de las fosas comunes y abundarían los reportes de los familiares de los fallecidos, lo que ha ocurrido en sitios donde la pandemia ha sobrepasado la capacidad de respuesta de los gobiernos,como Nueva York, Gayaquil o Manaos, puntualizó Pérez Pirela. 

 

En su juicio, lo que HRW hizo y la operación mediática a la que estos medios y posicionadores de opinión se prestaron, «es completamente delirante, es completamente inmoral y completamente exagerada, desde todo punto de vista». 

 

Sin embargo, para el conductor, desmontar esta mentira desde el propio terreno de los medios de comunicación, no requiere ir más allá de la consulta de un reportaje publicado por la agencia Associated Press (AP) el día de hoy, intitulado «Venezuela parece esquivar el virus, pero podría no durar» y al cual hiciera hoy amplias referencias el ministro de Comunicación e Información, Jorge Rodríguez, durante el parte diario de la pandemia de Covid-19 en Venezuela. 

 

En referido trabajo y muy a pesar de los esfuerzos de sus autores en darle espacio a vocerías críticas con las políticas oficiales para el manejo de la crisis, queda suficientemente establecido que, contra el pronóstico catastrófico que hicieran algunos antes de la llegada de la infección al país, Venezuela ha logrado gestionarla exitosamente. 

 

La voz experta más autorizada a la que alude el trabajo de AP, es la de Gerardo Cosio, jefe de la oficina de la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud en Venezuela. Pérez Pirela le citó textualmente: «Si las cosas estuviesen peor de lo que están ahora, lo habríamos visto en redes sociales: gente quejándose del incremento de los casos, hospitales saturados», lo que indica que, una mortandad como la que aseguró Vivanco, es inocultable y existan sectores que prefieran desechar la opinión de un experto de la OPS/OMS y dar por buenas las palabras del presidente de la HRW. 

 

Por otro lado, mencionó, en el texto se reconoce que este control de la enfermedad no es producto del azar, sino que obedece e la adopción temprana de medidas de confinamiento, medidas de higiene de diversa índole, el despliegue de equipos médicos para visitas casa por casa y la aplicación masiva de pruebas diagnósticas (gratuitas), una política integral diseñada y aplicada exitosamente por el Gobierno Bolivariano. 

 

Entre las ramificaciones con las que se imbrica esta mentira, está la creación de un «club de donantes» en la Unión Europea, para atender «la grave crisis de los migrantes venezolanos» en países como Colombia, Perú, Ecuador, Perú o Chile, una iniciativa del jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, que cuenta con el aval del gobierno español.

 

Para el filósofo, esta política de doble rasero es completamente vergonzosa, toda vez que, por un lado, los fondos que consigan no aliviarán el sufrimiento de los venezolanos en esas naciones, sino que irán a engordar las arcas de los gobiernos respectivos, sin que ellos obtengan beneficio alguno, como ya ha ocurrido. Todo lo contrario: durante la pandemia ya han arribado al país cerca de 60.000 compatriotas procedentes, en su mayoría, de países suramericanos. 

 

Por otro está el hecho nada despreciable que las poblaciones de España, Alemania, Italia o Francia, de donde provendrían los donativos, han sufrido grandemente la pandemia y ante el colapso de sus sistemas sanitarios, sus gobiernos han adoptado tanatopolíticas inescrupulosas, que perjudican a las personas de mayor edad, sin que nadie responda por ello. 

 

De este modo, haciendo alusión a lo declarado por el ministro Rodríguez en su intervención, a la Unión Europea bien le valdría usar esos fondos para atender sus acuciantes problemas internos o donarlos a naciones golpeadas ferozmente por la pandemia, como Brasil, Perú, Chile, Ecuador o Colombia, pero para que se ocupen de sus connacionales, en lugar de usar a los migrantes venezolanos como excusa para percibir fondos adicionales. 

 

Si ese fuera el caso, entonces Venezuela tendría derecho a exigir una asistencia financiera similar para sufragar los gastos de unos 6 millones de colombianos, 800.000 peruanos y 400.000 ecuatorianos que residen en el territorio de la República y tienen acceso gratuito a salud, vivienda, educación, mercado laboral formal y otras ventajas, como que si de nacionales se tratase. 

 

De allí que, para concluir este punto, se preguntara retóricamente por qué entidades como la UE o HRW, que no tienen vínculo directo con los migrantes venezolanos, siguen haciendo dinero a costa de ellos. Hay allí, por tanto, un mecanismo de enriquecimiento de unos pocos, a costa de los padecimientos y sufrimiento de muchos más. 

 

José Miguel Vivanco: miniperfil de un agente histórico de la derecha continental

 

En la segunda parte del programa, Pérez Pirela ofreció algunos datos que permiten perfilar a José Miguel Vivanco, «autor y causa» de la mentira mediática hoy desmontada.

 

Entre los datos que aportó el analista, destacan que Vivanco es chileno y estudió en la Universidad de Chile. Durante largos años sirvió como abogado de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, oficina adscrita a la Organización de Estados Americanos (OEA) y también como catedrático en la Johns Hopkins University, aspecto este que no desaprovechó para implicarla en la elaboración de su falsía. Participa de HRW hace décadas y en síntesis, se trata de «un activista de derecha pagado por los Estados Unidos», precisó.

 

La trayectoria de agresiones contra Venezuela protagonizadas por Vivanco y HRW, se remontan a 2002, cuando la instancia guardó sepulcral silencio ante el golpe de Estado del 11 de abril, que sacó brevemente del poder al presidente Hugo Chávez. Entonces, a pesar de que se violentó el orden constitucional y se secuestró a un mandatario que ejercía legal y legítimamente su cargo, nada se dijo.

 

Lo contrario se observó, recordó, en 2003, cuando en alianza con organizaciones de periodistas de la derecha nacional y continental, emprendió una campaña en contra de la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión –conocida como Ley Resorte– aduciendo violación a la libertad de expresión y legalización de la censura gubernamental.

 

En 2004, el para entonces vicepresidente, José Vicente Rangel, acusó a Vivanco –pruebas mediante– estar relacionado con la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) y de haber fungido como agente de los servicios secretos chilenos durante la dictadura de Pinochet. Posteriormente, se comprobó que también tenía relación con el anticastrismo más recalcitrante –incluyendo a personas como Luis Posada Carriles, terrorista responsable de la voladura de un avión de Cubana de Aviación en 1976– su asistencia pública y documentada a reuniones con estos grupos.

 

No pocas veces Human Rights Watch y José Miguel Vivanco han sido acusados de mantener nexos con el gobierno estadounidense, con la CIA, con el Partido Demócrata e incluso, con sectores del Partido Republicano. En tal sentido, una de las más recientes y relevantes, rememoró el también director de LaIguana.TV, fue la que durante 2014 encabezaran los Premios Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel y Mairead Maguire, en compañía de más de un centenar de académicos de Estados Unidos y Canadá.

 

El historial público de tropelías de Vivanco cierra con su apoyo público en 2015 al expresidente argentino Mauricio Macri, pero el de HRW no termina en 2015.

 

Al ingresar a su portal, contó Pérez Pirela, se encuentra el usuario con un llamado a la necesidad de entregar ayuda humanitaria a Venezuela, bajo el falso argumento de que el sistema de salud no está preparado para enfrentar la pandemia de Covid-19 y en virtud de ello, puede convertirse en un foco de expansión de la pandemia, todo ello escrito apelando a la manida retórica de los Derechos Humanos y que va en consonancia con la que desde otras tribunas despliega Luis Almagro, Secretario General de la OEA, contra Venezuela.

 

Vergonzosamente, no mencionan, ni siquiera marginalmente, las cifras de Brasil –segundo país del mundo en cantidad de infectados por Covid-19, superado solamente por los Estados Unidos–, Perú, Chile, Ecuador o Colombia, donde los afectados se cuentan por centenas o decenas de miles y los fallecidos por miles e incluso, por decenas de miles, mientras que en Venezuela, infortunadamente han perdido la vida por la enfermedad 11 personas y el número de pacientes apenas supera las 1.200 personas.

 

Si lo anterior hace sospechar sobre la transparencia y compromiso con la verdad de Vivanco, el identificar a sus financistas, disipa cualquier duda al respecto, pues HRW obtiene fondos de la Ford Foundation, una instancia de la Open Foundation fundada por George Soros para financiar operaciones irregulares contra gobiernos no afines a Washington. Pero no solo. A HRW también le aportan dineros agencias estadounidenses como la USAID o la NED, cuya participación en injerencias e intentonas de diversa índole para derrocar a los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro está sobradamente comprobada.

 

Fueron este personaje y esta institución los que fraguaron la mentira de los 30.000 fallecidos por Covid-19 en Venezuela, con la que le faltaron el respeto y le dieron una bofetada no solo al gobierno de Nicolás Maduro, sino muy especialmente al pueblo venezolano, que haciendo un gran sacrificio, ya se aproxima a los tres meses confinado, sentenció el experto.

 

Pero las mentiras sobre Venezuela no son, lamentablemente, un hecho puntual. De acuerdo con una investigación de 2019 referida por Pérez Pirela en la que se pretendía dar cuenta de cómo se ve al país desde el extranjero, se encontró que en las redes sociales circulan aproximadamente unas 3.600 noticias falsas sobre Venezuela.

 

Finalmente, consideró que si bien se trata de una mentira abyecta, es positivo que los medios hagan el ridículo y publiquen como verdad esas declaraciones de José Miguel Vivanco, porque con ello se evidencian las innúmeras campañas de mentiras que pesan sobre nuestra nación.

 

Lectura del día

 

La democracia en América, un texto de Filosofía Política escrito durante el siglo XIX por el francés Alexis de Tocqueville.

 

(LaIguana.TV)

 

 

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