Una trama envuelve al buque petrolero Alkimos, -con bandera de Malta- que lleva desde hace 2 meses estacionado en las costas de Texas  y allí no se maneja ninguna información sobre las acciones que se emprenderán en un tribunal federal de Estados Unidos, donde este 1 de julio las autoridades norteamericanas subastarán 100.266 barriles de su gasolina con un valor aproximado de 5 millones de dólares, en Houston.

Según reseñó AP esta subasta del combustible son una consecuencia de las sanciones que Estados Unidos  impuso a Venezuela.

De acuerdo al reportaje de la agencia internacional  el reconocido y magnate de Grecia Evangelos Marinakis, y el empresario de la industria naviera de Venezuela, Wilmer Ruperti, mantienen una disputa.

Marinakis presidente de la  empresa Capital Ship Management Corp., con sede en El Pireo, opera el Alkimos, el tanquero  al cual le será subastada la mencionada gasolina y la medida obedece tras, la decisión  del juez Lynn Hughes, quien ordenó decomisar el cargamento, alegando que  tenían alto grado de probabilidad de que este combustible  iba a Venezuela.

Entre tanto, se sigue un proceso “de arbitraje sobre un derecho de retención de 1,7 millones de dólares”, explicó AP.

“Esto demuestra claramente que las sanciones funcionan (…) si bien pareciera que este propietario hizo las cosas bien, hay muchas cucarachas inescrupulosas en la industria del transporte marítimo dispuestas a hacer negocios con Venezuela”, aseguró Russ Dallen, quien realiza un contante rastreo al tráfico marítimo como director de Caracas Capital Markets, con sede en Miami.

Reseño AP: “La saga del Alkimos, según se desprende de documentos legales revisados por la Associated Press, comenzó inocentemente. A fines de marzo, el barco de fabricación china, que mide 156 metros (480 pies), estaba anclado en Panamá después de ser contratado para entregar gasolina a Aruba.

Las instrucciones decían que el cargamento sería trasladado a otra nave en el mar que había visitado puertos venezolanos exclusivamente el año pasado. Y el pago por la carga fue hecho por terceros, una empresa llamada Ultra Travel, supuestamente basada en Montenegro.

Por otro lado, ES Euroshipping AG, la firma con sede en Suiza que alquiló el Alkimos, era propiedad de Ruperti.

En marzo, otra firma suiza que él controla le cobró a Pdvsa un adelanto de 12 millones de euros con los que planeaba comprar unos 250.000 barriles de la misma gasolina con un octanaje de 95 que llevaba el Alkimos, según una copia de la factura obtenida por la AP. Para burlar las sanciones de Estados Unidos, la empresa abrió una cuenta bancaria en euros y rublos en el Banco Derzhava de Moscú.

El Alkimos es propiedad de la Brujo Finance Company, una firma registrada en las Islas Marshall. Pero es operado por Capital Ship Management, cuyo nombre y logo están pintados en la nave. La empresa opera una flota de 54 buques cisterna”.

Estados Unidos claramente busca desde hace un tiempo impedir el traslado y suministro de combustible a Venezuela, esto como parte de las maniobras para presionar al derrocamiento del presidente Nicolás Maduro. En la actualidad, la Administración norteamericana ha emitido sanciones  a más de 50 barcos por violar estas disposiciones que solo pretende intimidar y condicionar a su favor.  

Recientemente sumó a cinco capitanes iraníes a la lista de personas a los cuales no se les admitirá transir con Estados Unidos, después que el mandatario venezolano solicitó la ayuda de Irán para el envío de gasolina, apoyo que se llevó a cabo cuando el país persa dispuso de cinco tanqueros que  suministraron gran cantidad de combustibles y aditivos a la nación caribeña.

El representante especial de Washington  para Venezuela, Elliott Abrams dijo a AP: “Los transportistas de todo el mundo están dejando de hacer negocios con Venezuela (…) Las firmas más prestigiosas, incluidas las grandes compañías de transporte marítimo griegas, han estado cooperando y han demostrado que valoran sus reputaciones y sus negocios en todo el mundo”.

(LaIguana.TV)