El jefe de la Casa Blanca, Donald Trump, decidió botar a su jefe de campaña electoral ante la caída que ha sufrido, su ya desgastada imagen, en los sondeos de popularidad e intención de voto para las presidenciales de noviembre próximo, en el que buscará la reelección.
 
El anuncio fue hecho por Trump este miércoles por la noche, cuando ya quedan menos de cuatro meses de las elecciones y su país se encuentra en medio de una brutal crisis sanitaria a causa de la pandemia del COVID-19, que, a su vez, ha generado una fuerte recesión económica y un alza enorme del desempleo, con más de 40 millones de puestos de trabajo perdidos e innumerables empresas cerradas.
 
Trump releva del cargo a Brad Parscale, un experto digital de 44 años, que será sustituido por Bill Stepien, un veterano asesor republicano que ejercía de número dos en la campaña.
 
“Brad Parscale, que ha estado conmigo mucho tiempo y ha liderado nuestras increíbles estrategias digitales y de datos, seguirá en el papel, como asesor senior de la campaña”, señaló Trump en Facebook.
 
El exvicepresidente demócrata Joe Biden aventaja a Trump en casi nueve puntos (48,7% a 41,1%), según el promedio de las encuestas de ámbito nacional elaborado por Real Clear Politics. 
 
Una encuesta hecha pública este mismo miércoles, de la Quinnipiac University, elevaba la diferencia a 15 puntos.
 
Cuando le preguntaron por ello, Trump dijo que no se veía a sí mismo perdiendo en noviembre.
 
La campaña, sin embargo, había entrado ya en una zona de turbulencias,  tras el fiasco de su mitin en Tulsa (Oklahoma), donde congregó a unas 6.000 personas cuando se esperaban decenas de miles.
 
En aquel momento Michael Glassner, organizador de los mítines, fue reubicado, y Parscale quedó en la cuerda floja.
 
Parscale se hizo protagonista de la campaña electoral, tras lograr el triunfo de Trump en 2016, un éxito considerado inesperado, heterodoxo y ajeno a las normas no escritas de la política estadounidense. 
 
Este experto en redes sociales no tenía experiencia política, ni procedía de uno de esos think tanks o laboratorios de ideas de Washington.
 
Consiguió, sin embargo, que las etiquetas #MakeAmericaGreatAgain y #MAGA [siglas en inglés de Hacer América Grande De nuevo] dominasen la campaña a favor de Trump en Twitter y Facebook.
 
Llegó a la campaña como una suerte de gurú digital avalado por el yernísimo Jared Kushner después de haber estado trabajando para el imperio Trump creando las páginas webs de varios negocios. Tras su hazaña electoral, ya en febrero de 2018 el republicano lo ascendió y lo nombró jefe de su campaña para la reelección el próximo noviembre.
 
La magia ya no parece funcionarle esta vez, o quizá el país sobre el que prueba esa magia ya no es el mismo. Los sondeos arrojan una conclusión similar sobre Trump. Paradójicamente, su popularidad vivió su mejor momento —aunque siempre en niveles bajos— después del proceso de impeachment del que salió absuelto en el Senado a raíz del escándalo de Ucrania. En su pulso con Biden, sin embargo, siempre ha salido perdedor; y en las últimas semanas la brecha no ha hecho más que crecer.
 
El derrumbe económico causado por la pandemia ha liquidado la base electoral de Trump y además, Estados Unidos vive ahora su mayor crisis desde la Gran Depresión.
 
Por si fuera poco, la gestión de la pandemia de coronavirus ha resultado especialmente errática: no ha dejado de contradecir a sus propios expertos, ha negado hasta la saciedad la gravedad del virus y ha animado a cometer imprudencias a los ciudadanos.
 
(LaIguana.TV)