El Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia anunció un tercer aplazamiento de las elecciones generales, fijándolas para el domingo 18 de octubre, seis semanas después de la fecha que estaba vigente, debido, entre otras cosas, a la pandemia de Covid-19.

«Respetando (…) que el proceso electoral considere los parámetros científicos y cuente con suficientes medidas de seguridad personal, el Tribunal Supremo Electoral ha resuelto fijar la fecha de la jornada de votación de la elección general 2020 para el domingo 18 de octubre», dijo el presidente del organismo, Salvador Romero.

Agregó, en una declaración leída en conferencia de prensa, que una eventual segunda vuelta se realizaría el 29 de noviembre y que, en todo caso, los nuevos gobernantes asumirían funciones en diciembre.

Anuncio en polémica

El anuncio de la nueva fecha de las elecciones que habían sido convocadas en principio para el 3 de mayo se produjo en medio de una fuerte polémica sobre la conveniencia de realizar comicios en un momento de la pandemia, que ya ha contagiado a más de 60.000 personas en el país, causando más de 2.000 decesos.

El Gobierno transitorio de la presidenta Jeanine Áñez, quien también es candidata, y otras fuerzas conservadoras ejercieron en los últimos días una intensa presión sobre el TSE para que posponga los comicios.

En la otra banda, el Movimiento Al Socialismo (MAS) del expresidente Evo Morales (2006-20019) y sus organizaciones sociales se habían declarado en emergencia, incluso con amenazas de protestas, en defensa de la fecha del 6 de septiembre que había sido establecida hace dos meses por un acuerdo político, refrendado por una ley.

Romero señaló que el cambio de fecha no requiere la aprobación del Parlamento y explicó que el acuerdo previo sobre la fecha electoral había sido expresado en una ley solo con objeto de que se logre consenso político.

«La protección de la salud y el ejercicio de los derechos políticos son compatibles», dijo el jefe electoral, tratando aparentemente de dejar satisfechos a todos los sectores políticos.

 

Romero justificó el cambio de fecha en el propósito de dar tranquilidad a la población, que según señaló vive en un ambiente de extrema polarización política y social, agravado por la pandemia, que solo podría resolverse por la vía electoral.

«No podemos ni ir a las elecciones sin resguardos suficientes ni tampoco pretextar el gravísimo drama, dolor y luto de la pandemia para anular o postergar indefinidamente las elecciones», insistió.

Emergencia

Horas antes del anuncio del TSE, organizaciones sociales afines al MAS declararon «estado de emergencia» y amenazaron con protestas callejeras en defensa del 6 de octubre como fecha de la votación.

«El Gobierno transitorio será el único responsable de los conflictos que puedan ocurrir si se produce una nueva postergación de las elecciones», dijo Segundina Flores, líder de la Confederación de Mujeres Indígenas y Campesinas Bartolina Sisa.
 
La presidenta Áñez había anticipado el 22 de julio que acataría la decisión del TSE, sugiriendo que el organismo electoral consideraría el aplazamiento.
 
El proceso electoral fue acordado a fines de 2019 para reponer el orden constitucional interrumpido desde la crisis política que incluyó la renuncia forzada de Morales y la autoproclamación presidencial de Áñez, tras la anulación de las elecciones de octubre que había ganado el líder indígena.