Los propios miembros del partido Republicano al que pertenece Donald Trump, manifestaron estar en contra de su propuesta de atrasar las elecciones presidenciales de noviembre próximo.

De acuerdo a un despacho de AP, los funcionarios republicanos de New Hampshire, Mississippi y Iowa rechazaron rápidamente la sugerencia de Trump realizada este jueves 30 de julio de que podría ser necesario retrasar las elecciones de noviembre, lo que no puede hacer sin la aprobación del Congreso, debido a la amenaza infundada de fraude electoral.

La posición de los republicanos fue tajante y aseguraron a los votantes que las elecciones se llevarían a cabo el día de mandato constitucional como lo ha hecho durante más de dos siglos, reseña AP.

El senador de Iowa, Chuck Grassley, fue especialmente directo: “Todo lo que puedo decir es que no importa lo que diga una persona en este país. Todavía somos un país basado en el Estado de derecho, y queremos cumplir con la ley”.

El gobernador de New Hampshire, Chris Sununu, prometió que su estado celebraría las elecciones de noviembre según lo programado: «Fin de la historia».

La representante Liz Cheney, republicana que dirige la Conferencia Republicana de la Cámara de Representantes, dijo: «La resistencia a esta idea entre los republicanos es abrumadora».

Los principales republicanos en la Cámara y el Senado, que han pasado los últimos cuatro años defendiendo a Trump en el Congreso, también se distanciaron de la noción de una elección retrasada.

Fue una reprimenda total para el mandatario, pues muchos líderes de esta organización política luchan bajo el peso de la crisis sanitaria, económica y social que la administración Trump no ha podido contener, añade AP.

El gobierno anunció este jueves que la economía de Estados Unidos se desplomó a una tasa anual récord de 32.9% el último trimestre, ya que la pandemia obliga a una ola de despidos que no muestra signos de disminuir y que sobre pasa las 40 millones de personas afectadas.

El gobernador de Mississippi, Tate Reeves, en una entrevista con The Associated Press, dijo que temía «una nueva ola de recesión económica» mientras lidia con la presión para instituir una segunda orden de permanencia en el hogar a medida que aumentan las infecciones por coronavirus en su estado.

El gobernador republicano, de primer mandato, dijo que haría «todo lo posible» para evitar otro cierre, pero no podía descartar la posibilidad.

Reeves alentó a Trump a aceptar un mensaje de reelección centrado en su capacidad de revivir la economía de la nación, una sugerencia familiar de funcionarios republicanos frustrados, aunque el presidente ha mostrado poco interés en adoptar un mensaje coherente.

Reeves también acotó que se opone a cualquier plan para cambiar la fecha de las elecciones: «Personalmente, no creo que sea necesario un retraso en las elecciones en este momento» y dijo que seguía «100% comprometido a hacer todo lo posible» para ayudar a Trump a vencer a su rival demócrata Joe Biden en noviembre.

Ha habido un puñado de momentos que tensaron la lealtad del Partido Republicano a Trump, desde que emergió como el improbable candidato presidencial de su partido hace cuatro años.

Trump no puede cambiar la fecha de las elecciones sin la aprobación del Congreso, y los responsables políticos de ambos partidos dejaron en claro que se opondrían a tal medida. Las encuestas actuales sugieren que Trump está por debajo de Biden por un margen significativo, entre 10 y 15 por ciento.

El presidente republicano no negó que estaba tratando de poner en duda los resultados de las elecciones cuando se le preguntó directamente durante la conferencia de prensa del jueves. En cambio, citó repetidamente la posibilidad de fraude electoral.

“No quiero retrasarme. Quiero tener la elección. Pero tampoco quiero esperar tres meses y luego descubrir que faltan las papeletas y que las elecciones no significan nada», dijo Trump, advirtiendo sobre la posibilidad de «una elección corrupta».

(LaIguana.TV)