En la edición 141 de Desde Donde Sea, el filósofo y analista Miguel Ángel Pérez Pirela explicó la trastienda tras el intento de prohibición que adelanta el presidente estadounidense Donald Trump en contra de la red social Tik Tok, una empresa china con influencia creciente dentro de la llamada «generación Z» o «posmilenial», es decir, adultos jóvenes y adolescentes. 
 
EEUU, país de «libertades», siempre que él vaya al frente
 
El experto comenzó su exposición señalando que el gobierno estadounidense, en consonancia con conductas que ya ha exhibido en el pasado cuando ha visto comprometida  su hegemonía o directamente se ha reconocido a la zaga de un área estratégica, ha emprendido un conjunto de acciones orientadas a prohibir el funcionamiento de Tik Tok en su territorio, pese a propugnar permanentemente que esa nación es el baluarte de las libertades de expresión y de empresa y que la libre competencia está plenamente garantizada.
 
Básicamente, relató, a la compañía china le están ofreciendo dos alternativas: o se va de los Estados Unidos –país donde acumula la mayor cantidad de usuarios– o vende sus acciones a una empresa estadounidense. 
 
Empero, Pérez Pirela estimó pertinente destacar que no se trata exclusivamente de un asunto comercial, pues aunque las ganancias al cierre de 2020 se han estimado en unos 500.000 millones de dólares, lo trascendente es que éstas son mayores que cualquiera de las que se prevén para redes sociales estadounidenses como Facebook o Twitter, por citar apenas un par.  
 
De ahí se entiende por qué, en el país de las libertades, cuando se encuentran con una empresa extranjera que le gana a sus empresas locales con sus propias reglas, no resulta tan liberal. Respetan solamente la libre competencia si van de primero. Si no es el caso, se les olvidan el liberalismo, el neoliberalismo y la democracia, añadió. 
 
La jugada por el control de la lucrativa compañía es casi descarada. No en balde, una vez la administración Trump fijara como fecha tope para que Tik Tok vendiera sus acciones a un estadounidense, el magnate William «Bill» Gates, dueño de Microsoft, «se ofreció a comprarla», pese a que sus propietarios dejaron claramente establecido que no está en venta. 
 
En realidad, comentó el analista, Trump está construyendo una narrativa en torno a Tik Tok como que si se tratara de un enemigo público al que hay que eliminar, pese a que él mismo se alzó con la victoria en la elección de 2016, gracias al trabajo que hicieron los miembros de su equipo en redes como Facebook y Twitter. 
 
Con base en la construcción de ese discurso del enemigo al que hay que eliminar, el mandatario esgrimió como excusa que Tik Tok «debe ser castigada» porque los chinos, supuestamente, crearon el nuevo coronavirus para perjudicar a los Estados Unidos. 
 
La debilidad de este alegato es tan obvia, que voceros de la Casa Blanca se vieron en la obligación de «corregir» la burda excusa de su jefe, aduciendo que como el presidente de Tik-Tok estaba inscrito en el Partido Comunista Chino y por eso pertenecía al Ejército, entonces eso probaba la injerencia de China en la vigilancia y extracción de información sensible del «ciudadano medio» estadounidense, con el propósito de espiar a Estados Unidos desde la nación asiática. 
 
Sin embargo, el problema real sería muy otro: que la plataforma se está convirtiendo con inusitada rapidez en un medio decisivo dentro de las campañas políticas, algo que, de ser el caso, subrayó Pérez Pirela, la acusación no se distinguiría de las denuncias formuladas en su día por diversos países –incluyendo algunos de la Unión Europea– en contra Mark Zuckerberg y su red social Facebook. 
 
Específicamente, han acusado a Zuckerberg de facilitarle al Departamento de Estado y a empresas privadas, información sensible de sus usuarios para determinar el devenir de eventos electorales, algo que ocurrió en las elecciones presidenciales donde resultaron ganadores Donald Trump y Jair Bolsonaro, así como el referéndum que se llevó a cabo en el Reino Unido para abandonar la UE.
 
Por otro lado, el filósofo acotó que si bien se podría aducir que en países como Rusia y China están prohibidas ciertas redes sociales estadounidenses y que, por tanto, el intento de prohibición de Washington en contra de Tik Tok podría interpretarse como la aplicación de un principio de reciprocidad, median dos diferencias importantes: en primer lugar, el hecho de que Estados Unidos se venda a sí mismo como el paladín de las libertades de expresión, de empresa y de competencia comercial justa, cosa que ni China ni Rusia hacen y en segundo término, que esas naciones han desarrollado redes sociales autóctonas y soberanas, con lo cual no están, en sentido estricto, sometiendo a sus propios ciudadanos a la censura sin ofrecer alternativa alguna. 
 
Si se ahonda en los detalles de esta escalada, antes que con el SARS-CoV-2 como intenta afirmar el inquilino de la Casa Blanca, el vínculo aparece con la tecnología 5G –que determinará la manera cómo se usarán internet y los dispositivos inteligentes en el futuro cercano– desarrollada por Huawei, compañía privada China a la vanguardia de este proceso que cuenta con una amplia penetración en el mercado mundial, incluso en los Estados Unidos.  
 
Así, al ver que Estados Unidos no lideraba un área tan estratégica, la respuesta del gobernante fue sancionar y bloquear la compañía, demostrando con ello dónde quedan la libertad de empresa y la «libre competencia» cuando no es su país quien tiene las de ganar. 
 
Pero las acciones de Trump no se limitaron a los Estados Unidos, pues ejerció presiones sobre el Reino Unido, Alemania, Francia e Inglaterra para que renunciaran a la tecnología 5G de Huawei y frenaran con ello el liderazgo chino en la materia. A este respecto, mencionó el también director de La Iguana.TV, el presidente estadounidense logró que el Reino Unido se sumara a los bloqueos-sanciones decididos en Washington –algo por lo que el gobierno de Boris Johnson después tuvo que «disculparse» con China–, mientras que Alemania, Francia e Italia se negaron a ceder ante la petición-orden de su homólogo americano.   
 
Para desgracia de Trump, innegablemente China es en la actualidad la primera economía del mundo, es el primer tenedor de bonos de deuda estadounidense y además lidera importantes áreas de la producción, incluyendo la de marcas estadounidenses emblemáticas como Apple. 
 
Las reacciones y justificaciones de particulares a este intento de censura
 
El secretario de Estado, Mike Pompeo, justificó el intento diciendo que China podría estar utilizando Tik-Tok para vigilar e introducir propaganda en Estados Unidos, lo que representaría, bajo ese punto de vista, una amenaza contra la seguridad nacional. 
 
En este punto, Miguel Ángel Pérez Pirela se preguntó qué pensarán de este asunto el activista Julian Assange y los los ciudadanos estadounidenses que están presos por decir que desde Facebook y otras redes sociales se les vigilaba. 
 
Por su parte, Trump dijo que era algo que estaban «valorando» porque se trataba de «un negocio». No obstante, después profirió una polémica frase con la que trató de establecer un vínculo entre China, la pandemia y su campaña anti-Tik Tok: «Miren lo que sucedió con China, miren lo que ha hecho este virus. Es vergonzoso».
 
Estas acusaciones sobre el uso de la aplicación como medio de espionaje por parte de China, según la información recabada por el equipo de investigación de Desde Donde Sea, no son nuevas, pues a inicios del mes de enero el Ejército estadounidense le prohibió a sus miembros usarla, alegando que sus datos podrían estar siendo utilizados por el gobierno chino, algo que posteriormente se replicó en el Senado. 
 
Al otro lado de la acera, la empresa Tik Tok, cuyo representante en los Estados Unidos es un ex alto gerente de Disney, dijo, en un intento por disminuir la animosidad de la administración Trump en su contra, que los datos de sus usuarios no están en Chino sino en Singapur y anunció que crearía un Centro de Transparencia en California, para que las autoridades pudieran verificar que los datos de los usuarios no se estaban utilizando con fines de vigilancia. 
 
Asimismo, la gerente general de Tik Tok escribió en Twitter que, pese a la actual situación, la red china no tiene en sus planes abandonar los Estados Unidos. 
 
Aquí el analista se permitió un inciso para preguntarse retóricamente qué pasaría si Maduro dijera que va a prohibir Facebook, Twitter u otra red social, una matriz de opinión falsa «que ha rodado de cuando en cuando», pero como lo hace Trump, «no pasa nada», acaso nada más allá de que los tiktokeros famosos le escriben con temor solicitándole que reconsidere la medida, en virtud de la libertad de expresión y de empresa que, supuestamente, están garantizadas en su país. 
 
De su lado, China calificó la campaña estadounidense en contra de Tik Tok como «pura manipulación» y advirtió a Washington, diciéndole: «no abran la caja de Pandora o sufrirán las consecuencias». El portavoz del ministerio de Exteriores chino también insistió en que así como Estados Unidos utiliza su poder estatal para violentar compañías extranjeras aduciendo el resguardo de su seguridad nacional, cualquier otro país podría hacer lo propio en contra de las empresas estadounidenses. 
 
En síntesis, Pérez Pirela considera que Donald Trump está resentido porque desde esa red social se aupó a dejar vacío un mitin que se llevó a cabo en Tulsa (Oklahoma) el pasado 21 de junio. Los días previos, con el propósito de generar una falsa expectativa en el mandatario, miles de jóvenes solicitaron entradas a través de internet, aunque no tenían previsto asistir al evento. La resulta es que él y sus asesores esperaban una gran afluencia y en su lugar, se toparon con una audiencia modesta. Las imágenes de Trump hablándole a un estadio semivacío le dieron la vuelta al mundo y él hizo un gran ridículo. 
 
Se equivoca Trump, empero, si confunde que la salida es desquitarse con Tik Tok, en lugar de comprender que los jóvenes que no lo quieren usaron ese medio para dejarlo en ridículo, puntualizó el experto. 
 
Algunos datos específicos de Tik Tok
 
-Se trata de una red social con sede en Beijing, cuyo propósito es que los usuarios compartan videos públicos de corta duración. 
 
-En este momento, su sede de Estados Unidos cuenta con 1.500 trabajadores –a los que se conoce con el nombre de tiktokers– y durante los próximos tres años se prevé la incorporación de 10.000 más, un dato que resulta muy relevante en medio de la crisis económica que ha dejado la pandemia, especialmente si se recuerda que casi 40 millones de estadounidenses están desempleados.  
 
-Analistas consideran que el asunto Tik Tok puede considerarse un catalizador para el voto conservador afín a Trump, pero también puede convertirse en una plataforma de gestión del descontento que le profesan los más jóvenes, cuyo voto podría ser muy relevante en las elecciones de noviembre. 
 
-Actualmente, la aplicación cuenta con unos 40 millones de usuarios jóvenes en Estados Unidos y 80 millones en el resto del mundo.
 
-Ha sido descrita como «un fenómeno comunicacional» y será clave en los procesos electorales venideros. Por ello, se espera que sea utilizada por toda clase de candidatos en prácticamente cualquier tipo de justa comicial. 
 
-La experiencia en Tik Tok supone compartir videos cortos, de contenido ligero y hasta banal, con afán de entretenimiento. Con este rasgo, «pretenden alejarse de los insultos en Twitter, de las intensidades de Facebook y de las excentricidades de los ‘influencers’ en Instagram. 
 
Con base en las reflexiones previas, la pregunta acerca de si, efectivamente Donald Trump puede prohibir la red social china, parece tener una respuesta no tan obvia, pues en realidad no la tiene tan fácil. Se conjugan en esta circunstancia que, por un lado, luego de que fijara el 15 de septiembre como fecha tope para la compra de la empresa, ahora corre contra su propio tiempo y por otro –y todavía más importante– es que todo parece indicar que su estancia en el poder está por expirar y en ese caso, aún queriéndolo, no puede presionar a los chinos.  
 
Además, continuó el filósofo, esta bravata del mandatario se le asemeja a las que emprende contra Venezuela, país al que amenaza permanentemente para que el presidente Maduro salga del poder por cualquier vía, sin conseguirlo hasta el momento. 
 
«Como está viendo que septiembre está cerca, ahora está diciendo que Tik Tok es un nuevo virus chino que envenena la mente de los jóvenes. Decir esto cuando ganó por las redes sociales y su medio preferido es Fox… Es muy cómico», concluyó el analista.
 
Tik Tok en el ecosistema de la campaña presidencial de Estados Unidos: comentarios en razón del artículo de Ociel Alí López en RT
 
A continuación, Pérez Pirela citó extensamente y comentó a la par un artículo intitulado «Tik Tok ‘aterriza’ en la campaña electoral de EE.UU.: los jóvenes liberales frente a los adultos republicanos», de la autoría del sociólogo, profesor y analista Ociel Alí López, publicado por la agencia de noticias rusa RT. 
 
Entre otros datos expuestos por López y que dan cuenta del alcance real que tiene la polémica en torno la red Tik-Tok, se destacan:  
 
-«El ultimátum con que el presidente Donald Trump amenazó a la red social Tik Tok puede verse como una reacción al avance geopolítico chino pero también como una táctica electoral». 
 
-«Trump logró interpelar al sujeto blanco pobre, cuyos empleos en la era dorada del capitalismo norteamericano, desde la segunda postguerra hasta la concreción del mundo unipolar, eran bien remunerados y abundantes».
 
-«Hablamos de los productores del modelo fordista aplicado en el territorio norteamericano, sustituido desde los ’90 una globalización que dejó muchos créditos a EE.UU como primera potencia mundial, pero terminó empobreciendo a la clase trabajadora y abriendo una brecha entre la imagen triunfante de Washington y el país profundo».
 
-«…si esa audiencia electoral ubica a China como la principal amenaza en crecimiento, Trump tendrá parte del trabajo hecho. Solo le queda esperar por la abstención de los jóvenes y la división en los votantes afroamericanos, que tendrán al artista negro Kenye West como candidato, lo que podría restar votos a Biden. Por todo esto Tik Tok es, ahora más, un catalizador para el voto conservador, pero podría volverse también un motivo de movilización para los más jóvenes.    
 
-En su primera campaña presidencial, Trump tuvo la capacidad de darle sentido a esa crisis interna del capitalismo estadounidense ubicando a China como un país que no solo era enemigo económico, debido a su poder en la sustitución de la producción norteamericana, sino también geopolítico. Y el avance de Tik Tok, una red social que se entromete en la vida de millones de estadounidenses y que extrae valiosa información (como todas las redes) puede ser un buen ejemplo para ese argumento. Neutralizarla, por tanto, es una conquista política». 
 
-«Pero Tik Tok no es solo una excusa para empezar la guerra. Es quizá el mejor ejemplo de que China está preparada para dar la pelea en terrenos diferentes a los tradicionales. No hablamos solo de la aplicación que ha conquistado a unos 40 millones de jóvenes estadounidenses y a unos 800 millones en el mundo. También de un fenómeno comunicacional que genera furor y empatía entre los más jóvenes».
 
-«… a decir verdad, la ferocidad con la que Trump se refiere a China contrasta con la libertad con la que se desplaza Tik Tok en Estados Unidos (en comparación con Facebook en China). Su éxito puede inaugurar nuevas paranoias en los más conservadores, pero su uso masivo en la ciudadanía hace muy difícil que pueda ser prohibida propiamente. A lo sumo, en  términos represivos, podría ser suprimida de las tiendas on-line o finalmente vendida a una empresa estadounidense.
 
En esta segunda campaña, Trump ha dado una fecha, 15 de septiembre, justo antes del clímax hacia las presidenciales, para blandir la victoria contra el enemigo chino, expulsándolo de las redes y la industria cultural norteamericana con todo lo que esto significa en los últimos años de digitalización y colonización virtual e informacional por medio de redes, aplicaciones y servidores repletos de jugosa información para el control y el desarrollo de algoritmos.
 
Esta es la guerra comercial en su nivel privilegiado: información, comunicación y cultura».
 
En función de lo expuesto por López, el filósofo resaltó que si bien el hecho de que Huawei lidere la carrera relacionada con la tecnología 5G –a la que comparó con la carrera espacial–, el hecho de que Tik Tok aventaje a las redes sociales estadounidenses «es todavía más trascendente», dado el papel que cumple la industria cultural en la modelación de gustos y de sentidos en las masas. 
 
Al otro lado del péndulo están las brechas generacionales y justo por eso Pérez Pirela recuerda que las elecciones en Estados Unidos se están decidiendo entre ancianos y gane Trump o gane Biden, ambos tendrán casi 80 años y representarán «una especie de gerontocracia», mientras que sus antagonistas –más liberales y también, más pragmáticos–, son los representantes de la «generación Z», los «posmilenials», «los casi adolescentes», «cuya reacción electoral es incierta», aunque «si su red social favorita resultare sancionada», podrían votar en contra de Trump.
 
Pérez Pirela opina que «gran parte de la crisis de Estados Unidos no es solo política, económica o financiera», sino que se trata de una crisis cultural, una que Tik Tok ha identificado y sobre la cual «se ha montado», produciendo los resultados que hoy fueron objeto de análisis en Desde Donde Sea. Por eso, estima que «Tik-Tok es entonces el elemento más cultural que demuestra la pérdida de espacios de Estados Unidos a nivel mundial en campos estratégicos»
 
Las «guerras» que va perdiendo Estados Unidos contra China
 
Además de los conflictos militares en los que se encuentra envuelto el país desde casi dos décadas sin haber obtenido una victoria contundente, Estados Unidos está perdiendo al menos dos guerras más, pero con China y relacionadas con otros aspectos estratégicos: el comercial y el tecnológico, dos asuntos que jugarán un papel estelar en los venideros comicios del 03 de noviembre. 
 
En primer término está la guerra arancelaria que marcó el inicio de la guerra comercial decretada por Trump en marzo de 2018, cuando impuso aranceles a las importaciones de acero y aluminio, una medida que, lejos de beneficiar a las empresas estadounidenses les perjudicó y además desató la conflictividad entre ambas potencias. 
 
Según una investigación del diario El País (España), desde el inicio de las sanciones derivadas de la guerra comercial, Estados Unidos ha pagado unos 360.000 millones de dólares adicionales mientras que China ha perdido unos 110.000 millones de dólares. Sin embargo, aunque la balanza comercial parece inclinarse hacia Estados Unidos a los niveles que tenía en 2016, lo cierto es que internamente han sido los empresarios y los consumidores quienes han tenido que cargar con el peso de las sanciones chinas. Concretamente, el medio español afirma que las empresas estadounidenses afectadas han visto reducida su capitalización en 1,7 billones de dólares. 
 
De seguidas está la llamada guerra del 5G, pero en este caso, más que de «guerra», puede hablarse de medidas de contención orientadas a frenar el avance de Huawei, empresa líder en el desarrollo de esta tecnología, entre las que se cuentan las presiones ejercidas desde Washington para que sigan el ejemplo de Gran Bretaña y se sumen al veto contra Huawei. 
 
Esta guerra, que China «está ganando con investigación, innovación, creatividad y tecnología» hizo que desde 2019 el Departamento de Comercio le prohibiera a las empresas estadounidenses negociar con Huawei e impidieron que las aplicaciones de Google –vinculadas al sistema Android, el más utilizado en dispositivos portátiles desde 2011– funcionaran en sus equipos nuevos. 
 
A esto se añade la difusión de noticias que son directamente declaraciones hipócritas o obre las que no se tiene –o no se ofrece– prueba alguna. En esto destaca la afirmación de oficiales estadounidenses acerca del uso de la tecnología 5G para acceder a los datos de los ciudadanos y espiarles, como que si el espionaje gubernamental fuera algo completamente desconocido y jamás utilizado desde hace largo por agencias gubernamentales tales como la CIA, la NCA y la DEA, quienes incluso han reconocido haber espiado a 35 líderes mundiales desde el atentado de las torres gemelas en 2001 y la propia administración Trump ha presionado a Apple para que permita acceder a los iPhone bloqueados. 
 
El hecho es que no existen pruebas de que Tik Tok, se use para espiar ciudadanos, pero esta conducta no sorprende, porque ya antes han difundido mentiras que se han traducido hasta en invasiones a países. 
 
Todavía más grave es la afirmación que han hecho distintos voceros sobre los riesgos para la salud que entraña el uso de la tecnología 5G. Sobre esto, el Director Médico del Servicio de Salud de Inglaterra declaró que «es el peor tipo de noticias falsas» que se pueden difundir al respecto. 
 
En suma, a los estadounidenses «se les está socavando el derecho a la libertad de expresión, a la libre competencia entre empresas y a la libertad de operar legalmente a una empresa», todos los argumentos a los que apela Estados Unidos para bloquear, sancionar y hasta invadir a los países del Sur, finalizó el analista. 
 
Libro del día
 
Al cierre de la edición, recomendó la lectura de «Historia del cerco de Lisboa», una novela escrita por el Premio Nobel de Literatura José Saramago. 
 
(LaIguana.TV)