Un sector de la oposición está intentando nacionalizar su línea de acción, luego de veinte años de creciente protagonismo de los factores externos, especialmente de Estados Unidos. Parecen haber comprendido que solo así tienen oportunidad de vencer. 

Esta idea fue postulada por el filósofo y comunicador Miguel Ángel Pérez Pirela, como hipótesis de trabajo para analizar los estremecimientos internos que ha experimentado el antichavismo durante la semana, luego de que el presidente Nicolás Maduro decretó el indulto de 110 personas procesadas judicialmente por delitos de violencia política.

Observó que a tres días del indulto, la turbulencia no ha amainado, sino todo lo contrario, se ha avivado, especialmente en el campo de la oposición, donde el gobierno virtual, digital y ficticio de Juan Guaidó ha sido objeto de un golpe de Estado, también virtual y digital, pero muy real, de parte del dos veces excandidato presidencial Henrique Capriles Radonski.

«Avanzo una primera teoría: hay un sector de la oposición que quiere nacionalizarse. Así como hubo una nacionalización petrolera, que le quitó el monopolio sobre el petróleo venezolano a las empresas estadounidenses e inglesas, así el parto democrático que se está dando en la oposición es una nacionalización», planteó Pérez Pirela en su programa Desde Donde Sea.

Argumentó que desde la llegada del presidente Hugo Rafael Chávez Frías, en 1999, se dio un proceso de construcción de la oposición, pero la génesis de ese sector tuvo vocación entreguista a los intereses de los gobiernos de EEUU y algunos de la Unión Europea. «En la genética de la oposición está un pecado original, un defecto de fábrica: la dependencia absoluta o casi absoluta de los designios de EEUU. Vive gracias a un cordón umbilical que llega a Washington. Nunca lo cortó y todas las decisiones que ha venido tomando son teleguiadas, nariceadas por EEUU. El resultado es que luego de veinte años esa oposición sigue siendo oposición. Y si una oposición se eterniza como tal, fracasó. El propósito de toda oposición es dejar de serlo».

A juicio del analista, en esa relación de dependencia, la oligarquía y los gobiernos colombianos han sido una especie de eslabón intermedio. «En aquellos primeros años,  veíamos a los entonces jóvenes Capriles Radonski y Leopoldo López asumir alcaldías. López sostenía reuniones con el presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez. Mediante esa triangulación vía Colombia, EEUU penetró sus metodologías, sus prácticas en la oposición venezolana. La vocación entreguista entre 2000 y 2006 generó el Carmonazo, el paro petrolero y otros eventos. Las ‘jóvenes promesas’, que a estas alturas ya no son tan jóvenes, comenzaron a tejer lazos con los gobiernos de EEUU y Colombia. Se desnaturalizó el carácter venezolanista de la oposición. Pensó la oposición que la forma de salir de Chávez era mediante el entreguismo. Era clave la figura de Uribe, que ahora es criticado y juzgado, pero en aquellos tiempos no, por el contrario, tenía una inmunidad mediática sin precedentes en la historia latinoamericana, pues era la contrafigura de Chávez, era el anti-Chávez».

«Esa oligarquía colombiana y su política violenta fueron permeando la identidad toda de la oposición venezolana. Desde 2000 hasta 2020 este aspecto antinacional no hizo sino radicalizarse. Llegó a extremos como los últimos dos años en los que ya el gobierno de EEUU no está detrás de la oposición, sino delante de ella, ha pasado a convertirse en la oposición venezolana. Vemos pronunciamientos de funcionarios públicos de EEUU, de Trump para abajo, sobre política interna venezolana. Trump, Pompeo, Abrams y compañía declaran ya como si fueran políticos venezolanos. Se ha radicalizado la injerencia extranjera en el debate político nacional», añadió.

Uno de los aspectos más graves de la falta de independencia de la oposición ha sido la atribución que le otorgó al gobierno de EEUU para sabotear las salidas a la crisis política mediante el entendimiento interno. «Washington torpedeó todos los intentos de diálogo. Una llamada bastaba para que los dirigentes de la oposición nacional se levantaran de la mesa. La oposición perdió su identidad venezolana, se convirtió en un fenómeno extranjero».

¿Se nacionaliza la línea opositora?

El proceso de ruptura con esa línea de total dependencia de EEUU ha tenido un momento clave en los últimos días, con la actitud asumida por Capriles Radonski, Stalin González y Vicente Díaz, pero ya había dado algunas señales antes, en enero, con el golpe de Estado que le dieron a Guaidó en la Asamblea Nacional. Y aun antes, con los movimientos a favor del diálogo de figuras como Claudio Fermín, Eduardo Fernández y Henri Falcón, en 2019. «Eso va creciendo cual bola de nieve porque estos actores que durante algún tiempo siguieron los dictámenes del gobierno de EEUU, con el entreguismo total, dijeron ¡epa, ya va!, nos están poniendo a escoger entre la invasión y el bloqueo o seguir con un gobierno de comiquita, de internet, digital», acotó el presentador de Desde Donde Sea.

«Cuando se produce esta escisión, se plantea un proceso de intento de nacionalizar la oposición, de corregir ese pecado original, ese error de fábrica. ¿Por qué? Porque si una oposición se eterniza como oposición, es un fracaso», razonó.

Reflejo de un sentir general

Pérez Pirela estima que ese fenómeno que se presenta en el nivel de la dirigencia opositora podría ser el reflejo de lo que ocurre en otros estratos. Una prueba de ello es que en los últimos años ya no se habla tanto de los venezolanos divididos en chavistas y opositores, sino de los que se encuentran en el extranjero y los que siguen en el país. «Durante años se vendió la idea de que había que irse porque este país no servía para nada. Muchos de los que se marcharon, ahora se sienten engañados y los que nos quedamos en Venezuela, vemos las cosas de otra manera. He escuchado a periodistas opositores que están acá criticar a sus colegas de Miami porque quieren decirles qué hacer y qué no hacer en Venezuela, cuando los que están aquí, echándole pichón, son ellos -enfatizó-. Esa mentalidad está llegando a instancias políticas, a gente como Capriles, González, Falcón. Se preguntan cómo es que llaman a invasión y bloqueo Julio Borges desde Bogotá, Ledezma desde Madrid, Pizarro desde Nueva York o Smolansky desde Washington. Se dan cuenta de que la única forma de resolver los problemas es entre venezolanos. Están diciendo que esto los está llevando a ser oposición per saecula saeculorum, por siempre, for ever. La nacionalización de la oposición conduciría a una nueva configuración de la arquitectura política donde habrá un sector chavista y un sector opositor, pero nacionalizado por ellos mismos y a través del voto. Una oposición que se opondrá furibundamente al gobierno de Maduro, pero no por ello tendrá una política de invádannos, sanciónennos, bloquéennos y que nadie vote. Miren cómo todo se está moviendo por la decisión del presidente de indultar a estas personas».

Aclaró que no es que González, Capriles o Falcón tengan ahora un nacionalismo a ultranza, sino de que el chavismo, arrió, llevó a una parte de la oposición al campo nacionalista. Para lograrlo, tuvo que resistir toda clase de ataques y amenazas.

«Claro que esto puede quedar en nada. No me hago ilusiones. Pero fue un proceso llevado con mucha paciencia por las filas chavistas que soportaron intentos de magnicidio, golpes de Estado, intentos de invasión, guerra diplomática y mediática. Le hicieron entender a esta parte de la oposición que solo en las vías democráticas van a encontrar una salida -sostuvo-. No tenemos que ser ingenuos. No es que Capriles se opone ahora a EEUU. Eso sería una ingenuidad tonta, barata, boba. Se opone a la estrategia de Trump, apostando a que salga en noviembre y que venga una nueva lógica sobre Venezuela, a partir de Biden».

Corresponde a quien plantea una hipótesis, el tratar de desmentirla. Pérez Pirela, en tal sentido, se pregunta si puede hablarse de «nacionalizar» cuando, desde el punto de la geoestrategia, lo que hace Capriles puede entenderse como jugar posición adelantada en las posibles políticas de Biden sobre Venezuela, si es que gana. Bajo ese enfoque, mientras Guaidó y López apuestan por Trump, Capriles lo hace por Biden.  Igualmente podría decirse que Capriles parece apoyarse más en la Unión Europea, pues  ha intervenido en las negociaciones a través de Turquía. «Entonces, podría decir alguien, ¿dónde está la nacionalización? Pues, está en que este sector opositor intenta darle base a la participación en las elecciones para configurar una AN venezolana, que dejaría por fuera a los que piden bloqueo, sanciones, etcétera», explicó.

Se preguntó si después del 5 de enero, EEUU reconocerá a la nueva oposición, en la que no estarán los sectores radicales partidarios del bloqueo y la invasión. «No la reconocerá, pero puede ser que quede aislado, puede ser que la UE, por la mediación de Turquía en este momento, o algunos países de ella, asuman una actitud distinta y se haga más manejable el tema de Venezuela y se puedan abrir nuevos horizontes políticos».

Una vieja rencilla

Otro aspecto del retorno de Capriles al ruedo político es que pone de relieve una vieja rencilla interna de la derecha venezolana.

«Este es un tema incluso personal, porque la política tiene mucho de eso. La oposición está pagando muy caro una rencilla entre hermanos políticos de Primero Justicia. El golpe de Estado virtual de Capriles no fue a Guaidó sino a López. Después de las dos derrotas, a Capriles lo dejaron execrado, como alma en pena, mientras López se posicionó en la estrategia de EEUU. Ahora Capriles Radonski se está vengando de López y de Julio Borges, que a su vez le dio un golpe de Estado y le quitó Primero Justicia. En política no hay muertos. Moribundos sí. Capriles Radonski  esperó una mínima su actitud previa de apoyo a Guaidó, Capriles dijo que “apoyó sin saber” que recibió sorpresa tras sorpresa oportunidad y dijo vamos a elecciones, en contra de la línea abstencionista de López».

Sobre en las ejecutorias del autoproclamado y que nadie se hizo nunca responsable. Habló del “golpe de los plataneros” e hizo otras críticas mordaces por ese mismo estilo. “Es que la derrota es huérfana, no tiene papá ni mamá. Guaidó y López fueron de derrota en derrota sin dar explicación”, puntualizó Pérez Pirela.

Manejar un sábado en la noche

En el tramo final del programa, hizo una reflexión sobre la necesidad de extremar la prudencia en el ejercicio de la política, privilegiando siempre el análisis. “La política no puede llevarse instintivamente porque si se hace así, conduce a la guerra. Lo que planteó Chávez en la Constitución Nacional Bolivariana fue lo contrario. Tenemos que jugar con inteligencia. Mario Benedetti dijo que cuando te dan palos  de ciego, responde con palos de vidente. ¿Cuál es la otra opción? ¿Que nos matemos entre nosotros o que los gringos y los europeos nos bloqueen definitivamente? Chávez siempre planteó que había que hacer hasta lo imposible por llevar al escenario democrático a los que no son democráticos. Esto es como manejar un sábado en la noche, pensando no solo en uno, que está sobrio, sino en los que manejan borrachos. Hacer asesina, que quemó personas vivas. Los que sufrimos la violencia sentimos esto más que los demás. Aunque nos dé rabia y dolor. Cuando se ve a Freddy Guevara, un asesino en serie, indultado, da rabia. Pero no podemos ponerle papita al imperio un país como Venezuela con tantos recursos. Hacer política en Venezuela es saber que tienes enfrente gente muy peligrosa. ¿Esto garantiza el éxito? No. ¿Garantiza que Biden o Trump van a desistir de invadirnos? No. Pero lo contrario es la guerra. Cuando la palabra se calla, vienen las armas y los muertos. Ser radical no es ser extremista sino ir a la raíz. Nuestra raíz es democrática, nacionalista, antiimperialista. Las potencias están apostando desde hace años a que haya una guerra civil. Más pendejos nosotros, si caemos en ese juego”.

Comentó que durante el día (jueves 03 de septiembre), el Gran Polo Patriótico inscribió sus candidatos sin el Partido Comunista ni de una parte de Patria Para Todos. “El chavismo tiene que repensarse, analizarse, con estrategias razonadas. Lo otro es la guerra, lo otro es la invasión a Panamá o el golpe contra Allende. Estamos en guerra, pero la guerra tiene niveles. No seamos irresponsables. No es lo mismo una guerra económica a que pasen F-16 bombardeando Caracas. ¿O lo es? Lo decimos con autoridad porque cuántas amenazas de muerte, cuántos ataques hemos recibido. Pero es un sábado en la noche, no nos hemos tomado una copa, pero frente a nosotros hay pura gente borracha y manejando”, aseveró.

Libro

La recomendación de lectura fue Paracos (incluye diario inédito de don Mario), del escritor colombiano Alfredo Serrano Zabala.

Señaló, a manera de epílogo, que lo relatado en este libro “es de lo que hay que escapar. A Colombia la dividieron en tres Estados, el formal, el guerrillero y el narcoparamilitar. La convirtieron en un país de fosas comunes, de asesinatos, de masacres (o de “homicidios colectivos”, como le dicen ahora), de narcotráfico. Fue el laboratorio de todo eso y lo tenemos al lado. Ya los paramilitares están aquí. Pendejos nosotros si dejamos que avancen. Apostemos por la paz. Dios nos libre de vivir una guerra civil continuada con masacres continuadas como Colombia”.

(LaIguana.TV)