En continuación con el análisis de temas de coyuntura en Venezuela, Miguel Ángel Pérez Pirela analizó en la edición 167 de Desde Donde Sea el bloqueo impuesto por Estados Unidos sobre Venezuela, partiendo de la pregunta: «¿el bloqueo es una estrategia política para tumbar a un gobierno o es simplemente una operación financiera y de corrupción internacional?».

Otro «plan estratégico» de robo de activos del Proyecto Guaidó

La periodista opositora asentada en Miami, Patricia Poleo, reveló este lunes pruebas «del tinglado internacional» que ha construido el ala antidemocrática de la oposición que pretende derrocar a Nicolás Maduro. 

Siempre siguiendo a Poleo, Pérez Pirela refirió que tanto el gobernador del estado de Florida, Rick Scott, como el senador Marco Rubio estaban al tanto del proyecto de «recuperación de bienes» del Estado venezolano que se había trazado el «gobierno» de Juan Guaidó en alianza con el consorcio estadounidense Caribbean Recovery Assets (CRA).

Inclusive, en su programa Agárrate, la comunicadora aseguró que Rubio recibió una comunicación del mentado consorcio en su correo electrónico, en el que se le detallaba un plan estratégico para ser desarrollado en tres meses, tras lo cual Guaidó podría disponer de fondos en dólares provenientes de las inversiones petroleras que Venezuela tiene en países –que oscilan, según el caso, entre el 255 y el 60%– que conforman la alianza Petrocaribe.

La propuesta contemplaba el cobro del 18% de lo recuperado, sin recibir dinero previamente. A cambio, indica Poleo, CRA se comprometía a la «búsqueda e inteligencia de riesgo por 19 países», realizar labores de auditoría forense, prestar servicios como consorcio, correr con diversos gastos, ofrecer un servicios de «recaudación» y «negociación de deuda», así como a elaborar «propuestas de recaudación de deudas», recuperar activos y representar legalmente a Venezuela en esas operaciones.

«Se trata de otro contrato criminal y otro plan fallido de Juan Guaidó», señaló el experto. 

Además, la periodista opositora denunció que luego de ganar la licitación el pasado 13 de enero, CRA planteó la posibilidad de recuperar unos 13 millones de dólares que irían directamente al «gobierno interino».

Durante la detallada investigación compartida por Patricia Poleo, se demuestra que los miembros del Proyecto Guaidó que participaron en este tinglado, los diputados arco Aurelio Quiñones: Elías Mata (UNT), Jorge Millán (PJ), Luis Carlos Padilla (AD), Luis Florido (VP), Freddy Superlano (VP), Sergio Vergara (VP), Luis Aquiles Moreno (AD) y Enrique Márquez (UNT), no solamente violentaron leyes venezolanas, sino que también incumplieron leyes federales estadounidenses, una situación de la que estaba al tanto Juan Guaidó.

Así las cosas, el analista criollo estima que, por mucho que el parlamentario extremista lo niegue, Poleo, acérrima opositora del Gobierno Bolivariano, presentó pruebas de lo que denunció.

Entre las graves acusaciones formuladas por la periodista, se incluye que Guaidó le solicitó al consorcio Caribbean Recovery Assets «no parar», una vez hubiere comenzado el proceso de apropiación irregular de activos de Venezuela en 12 países del Caribe. 

Mientras tanto, indicó el también director de LaIguana.TV, Julio Borges, pseudocanciller del «gobierno interino», sigue fundamentando la actual escasez de combustible en Venezuela en supuestos regalos de petróleo a Cuba, al tiempo que pseudogobierno interino pretendía robarse el petróleo de Venezuela y también a los países que conforman Petrocaribe.

De su lado, el medio de tendencia ultraderechista PanamPost, haciendo referencia a las fallidas estrategias de Juan Guaidó en la materia, aseguró: «el panorama sigue igual, los fondos sin recuperarse, el gobierno interino desmoronándose y el gobierno interino a punto del default».

Miguel Ángel Pérez Pirela considera que lo denunciado por Patricia Poleo es «preocupante, porque desgraciadamente la oposición venezolana se ha centrado en una intención manifiesta en hacerse del dinero de todos los venezolanos» y en su criterio, ese robo que pretendió ejecutarse a través de un consorcio estadounidense, da buena cuenta de ello. 

Inclusive estima que «esos ladrones de cuello blanco» no pretenden hacerse del poder político en Venezuela, sino que su única intención es hacerse del control de todo el dinero bloqueado y de todas las empresas de las que se han apropiado por mecanismos fraudulentos en el lapso más breve posible, toda vez que en diciembre, muy probablemente Guaidó perderá la oportunidad «de seguir manipulando a la comunidad internacional» con la historia del «gobierno interino».

Sanciones: Otra forma de hacer la guerra contra Venezuela

Lo antes expuesto debería implicar, a juicio del comunicador, «un cambio de estrategia de parte del gobierno, porque se ha profundizado el caradurismo de la extrema derecha, que ahora no quiere ir a elecciones» y se enfoca en el derrocamiento de Maduro antes de diciembre a como dé lugar, amparada en el cerco impuesto por las sanciones criminales de Estados Unidos contra Venezuela y a sus dolorosas consecuencias. 

A este respecto, rescató las palabras del exasesor de Barack Obama «para el diseño y seguimiento de la agresión contra Irán», quien explica que en Venezuela se están tratando de imponer sanciones que puedan ocasionar sufrimiento en la población por la vía del sometimiento a las peores penurias, todo ello con el propósito de que se produzca una revuelta popular acompañada por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y entonces lograr hacerse del poder político «por la vía violenta». 

Tanto los documentos revelados como las declaraciones pronunciadas sin rubor por funcionarios de la administración Trump, en émulo de las técnicas de asfixia aplicadas por la Policía a ciudadanos estadounidenses, demuestran que se trata de una estrategia para sofocar al pueblo venezolano y poner en Miraflores a Juan Guaidó. 

Pérez Pirela estima que si bien hay causas y concausas internas, como la corrupción galopante y el contrabando, que explican en alguna medida precariedades asociadas con el suministro de gasolina y agua potable, por citar dos ejemplos, la razón principal de éstas es la estrategia de sofocación adelantada desde Washington para que el Gobierno opte por capitular y le entregue el poder a una figura teledirigida desde la Casa Blanca. 

No obstante, enfatizó que para desgracia de quienes han puesto todas sus esperanzas en el triunfo de esta estrategia criminal, estos planes de ahogamiento sobre el pueblo venezolano no han mostrado resultados significativos en la dirección que previeron sus proponentes.

Para Pérez Pirela es claro que Venezuela se encuentra en una guerra y para sustentar su aseveración, recordó que el Gobierno estadounidense ha declarado «de distintas maneras y formas» e inclusive, sin disimulo alguno, lo que hará para hacer sufrir al pueblo venezolano. 

Esta guerra que denuncia, pretende asesinar a venezolanos comunes, a líderes del país y crear las condiciones para una guerra fratricida.

Así las cosas, estima que «no llamar a esto guerra, sería simplemente caer en una especie de ceguera voluntaria», de la que lamentablemente es presa una parte de la población, que influenciada por una campaña mediática de larga duración, prefiere no darse por enterada de estos planes y acciones criminales en contra de su propio país y aunque es innegable que hacer largas colas para surtirse de combustible genera un malestar grande, como venezolanos no podemos obviar las amenazas ni las acciones que ejecuta la administración Trump en contra del país entero.

Lamentablemente, cree que mucha gente no otorga veracidad a la afirmación de que estamos en guerra porque durante mucho tiempo voceros gubernamentales intentaron justificar carencias y fallos de gestión, invocando incesantemente la muy real guerra económica, de la que hoy existen pruebas irrefutables. 

Por si ello no bastara, durante el último tiempo se han sumado las acciones de piratería ejecutadas por Estados Unidos, con el objetivo de impedir el arribo de insumos humanitarios a Venezuela, sin frenarse siquiera por el hecho de que estamos en medio de una pandemia y que con ello se coarta la posibilidad de que el país la enfrente en las condiciones más propicias, con lo que se atenta, por tanto, contra los derechos humanos de los venezolanos y venezolanas y constituyen indudables actos de guerra y crímenes de lesa humanidad. 

El descaro es tal que confiesan a las claras que solamente permitirán el ingreso de insumos cuando Washington logre derrocar a Nicolás Maduro y gobierne, en su lugar, Juan Guaidó. 

En el pasado, recordó el analista, pese a las diferencias ideológicas, Venezuela mantuvo «las mejores relaciones» con naciones como Francia y Portugal, por mencionar un par, llegando incluso a concretar importantes proyectos de cooperación como el que se suscribió con el Gobierno portugués para fabricar las Canaimitas, pero en la actualidad el panorama es muy distinto puesto que esos países decidieron abandonar una política exterior autónoma y optaron por plegarse al dictamen de Estados Unidos, enfocado en desestabilizar al Gobierno de Maduro y lograr su derrocamiento. 

Sin embargo, acotó que el evidente fracaso de Guaidó ha traído como consecuencia que estas naciones estén revisando seriamente su respaldo o, de plano, ya se hayan distanciado de esa postura, pese a que la prensa sigue insistiendo en que «la comunidad internacional» lo respalda. 

«¿Cuando se habla de la comunidad internacional, de cuánto se habla? A Juan Guaidó lo apoyarán 20 países a lo sumo». Eso no es la comunidad internacional», subrayó. 

Otros comentarios sobre el tema, al calor del debate con los usuarios

En su libro Del Estado posible, Miguel Ángel Pérez Pirela habla de un proyecto de desestructuración manifiesta del Estado venezolano por parte de Estados Unidos, asentado en tres pilares: primero, la eliminación de las fronteras, una pretensión en la que Colombia y Brasil han resultado actores fundamentales; segundo, la eliminación de las Fuerzas Armadas, para lo cual han pretendido invadir el país con ejércitos mercenarios y en tercer lugar, el eliminar la cabeza del Estado, es decir, al presidente de la República.

Al revisar la estrategia de Estados Unidos hacia Venezuela ejecutada a través de Juan Guaidó, para él resulta claro que se trata de lo que describió una década atrás.

Un usuario comentó que las acciones de piratería y robo cometidas por Estados Unidos, dan cuenta de la inoperatividad de la Organización de las Naciones Unidas y por ello estima que esta institución debe reformularse o refundarse. 

Pérez Pirela opinó que hace bastante tiempo, países del Sur del mundo han advertido acerca de la inconveniencia de la ubicación de la sede del organismo en la ciudad de Nueva York, puesto que el hecho que esté en territorio estadounidense ha permitido que se cometan excesos y abusos de toda índole, incluyendo el impedir el acceso de representaciones diplomáticas. 

Algo similar, continuó, ocurre en el caso de la Organización de Estados Americanos (OEA), que tiene su sede en Washington en un edificio que es propiedad del Gobierno estadounidense. Adicionalmente, se ha prestado para convalidar o directamente perpetrar golpes de Estado en la región.

Regresando al tema del bloqueo, insistió en que éste ha arreciado, lo que impide que ingresen insumos necesarios para abastecer de combustible y agua corriente a la población con la regularidad que sería apropiada, si bien lo antes dicho no excluye la lucha contra la corrupción que debe asumirse desde el gobierno, pues «parte de la solución a este callejón pasa por allí».

Por ejemplo, un primer aspecto que podría considerarse es la designación de prácticamente las mismas personas en cargos que exigen competencias de variada índole, pues por una parte, siguiendo al Libertador Simón Bolívar, la perpetuación de individuos en el ejercicio del poder favorece la corrupción y, por otra, la repetición de «las mismas caras» durante 20 años en todos los cargos, no ofrece, en su opinión, un buen mensaje al pueblo. 

«Ahora, de eso a negar el bloqueo, la corrupción y la guerra económica, hay un gran trecho», acotó, puesto que indubitablemente Venezuela es el epicentro de una lucha geoestratégica que se cimienta en las abundantes riquezas –petróleo, gas, agua, minerales– que posee el país, razón por la cual las grandes potencias la codician. 

Otro usuario señaló que la solución estribaba en «limpiar toda la burocracia de izquierda», causante, en su juicio, de las dificultades por las que atraviesa el país.

Este comentario le mereció al experto un fuerte cuestionamiento, debido al cariz fascista que contiene la aseveración.

«¿Limpiar la izquierda qué quiere decir? ¿Asesinar a todos los chavistas? Eso es el proyecto de Juan Guaidó, María Corina Machado, etcétera. Eso no solo es irreal sino estúpido, porque es pensar que el chavismo se va a dejar ‘limpiar’, al mejor estilo nazi», explicó.

En su parecer, gran parte de la debacle opositora está relacionada con su deseo de exterminar chavistas, como lo pusieron de manifiesto durante las guarimbas, donde grupos ultraderechistas llegaron al punto de quemar personas vivas, simplemente porque portaban una franela roja. «No nos olvidemos que parte de la lucha que se está dando en Venezuela es una lucha contra el fascismo», agregó. 

De otro lado, reconoció que el término «socialismo» ha devenido en una suerte de paraguas que abarca casi cualquier cosa. Por tanto, «hace falta definir qué es el socialismo, pues significa todo y nada, y se ha usado para justificar todo y su contrario», tanto por parte de particulares como de algunos gobiernos, que diciendo abrazar las banderas de la izquierda, han acabado por traicionarlas. 

Un participante de la tertulia virtual refirió que pese a que en Colombia la policía asesinaba a personas en manifestaciones en contra de la brutalidad policial, sobre eso reinaba un atroz silencio mediático, un parecer con el que Pérez Pirela coincidió, añadiendo que además el vecino país era uno de los epicentros de la pandemia y diariamente se asesinaba a campesinos y líderes sociales, pero el gran tema era Venezuela. 

Libro del día

Al cierre de la edición, recomendó la lectura de «Joselo», un perfil del recordado humorista venezolano escrito por su esposa, Mary Soliani y publicado por la editorial Panapo.

(LaIguana.TV)