No se puede incurrir en la simplificación de decir que las fake news y la posverdad son sinónimos de mentira, pues se trata de fenómenos que van más allá y forman parte de una construcción hegemónica destinada a sostener una visión del mundo, planteó el filósofo y comunicador venezolano Miguel Ángel Pérez Pirela en la sección Viernes de Filosofía de su programa Desde Donde Sea.

En la emisión del 25 de septiembre, dicho espacio fue, simultáneamente, una clase magistral sobre el tema para el seminario Discurso y Poder, el problema de la posverdad y las nuevas narrativas en la ciberesfera pública, que imparte el Departamento de Filosofía de la Facultad de Ciencias y Humanidades de la Universidad de El Salvador, en colaboración con el Instituto Schafik Hándal.

Al comenzar el programa, Yancy Castillo, del Instituto Schafik Hándal, a nombre de los organizadores del seminario, presentó la hoja de vida de Pérez Pirela, destacando su cargo de director del portal de información política LaIguana.TV y productor y conductor de Desde Donde Sea.  Reseñaron las diversas responsabilidades que desempeñó en el Instituto de Estudios Avanzados (IDEA), la Universidad Simón Bolívar y Monte Ávila Editores Latinoamericana, así como sus trabajos y colaboraciones como comunicador en VTV, Telesur, YVKE Mundial, Radio Nacional de Venezuela y el diario VEA. En el campo académico, resaltaron sus investigaciones posdoctorales en la Universidad de La Sorbona, donde obtuvo el doctorado en Filosofía (2005), doctorado en Filosofía Política por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma (2002), máster en Filosofía Política y Ética por La Sorbona (2002) y licenciatura en Letras y Filosofía por la Universidad de Roma.

Comunicación y política

Pérez Pirela comenzó su disertación señalando que al inicio fue el verbo, la palabra y afirmó que hablar de comunicación política es una especie de redundancia porque toda política es comunicación y toda comunicación es política.

“Un punto fundamental es entender la diferencia entre medios y fines. Una confusión es tomar los medios de comunicación como fines. No lo son. Uno de los grandes problemas actuales es la dictadura de los medios de comunicación, que dejaron de ser medios y pasaron a ser fines de comunicación. Debemos entender que el proceso comunicativo va y viene. Esa es la característica fundamental de la comunicación actual, la 2.0. Hasta hace poco vivíamos en un mundo en el que una persona estaba hablando en la radio o la TV y otros escuchaban. En caso de que el editor o director de radio o TV  era alguien muy democrático, dejaba que entraran llamadas telefónicas, pero como una dádiva comunicativa a los oyentes y usuarios. Con la comunicación 2.0 esto cambió completamente porque ahora la comunicación va de aquí para allá y en tiempo real, viene de allá para acá. De alguna forma se ha dado un espacio de verdadera comunicación, al menos en apariencia en el hecho comunicativo. Nos damos cuenta de que no es tan así porque las redes son y los medios de comunicación 2.0 son controlados por grandes hegemonías transnacionales. Pero en la práctica y de facto, va viene. Ese ir y venir, el feedback cambió completamente la forma, la manera, la metodología de la comunicación. La verdad no es lo que diga una parte, sino que es una verdad controvertida, relativizada, discutida e incluso forjada por varios miembros de la comunidad. Aquí podemos citar al filósofo español Ortega y Gasset, quien decía, “¿la verdad?… dame la mano y vamos a buscarla”, es decir, que la entendía como una construcción colectiva, que se aleja de la idea de dogma, de verdad única y se va disgregando a partir de los usuarios, de los miembros de una comunidad comunicativa. Por eso el poder de la palabra ya no es el poder del dueño de un medio de comunicación, sino que lentamente se puede ir tejiendo entre todos, esto sin caer en ingenuidades”, expuso.

“En la Antigüedad, la verdad se entendía como la correspondencia entre la idea y la realidad. Los latinos la definían como la adaecquatio intelectum at res, es decir la adecuación entre lo que tengo en la cabeza y la cosa de la que se habla. Si pienso que esto es una taza, y efectivamente, suena como una taza, huele como una taza, sabe como una taza, hay probabilidades de que la idea que yo tengo de lo que es una taza, y la taza en cuestión, al unirse, creen la verdad. Voy a poner un ejemplo ingenuo, nada que haya pasado en la historia: si yo me llamo George Bush hijo, y digo que Saddam Hussein tiene armas de destrucción masiva, por lo cual debo bombardear Irak para que Hussein no acabe con el planeta tierra, estoy diciendo una supuesta verdad. Invado Irak, acabo el país, pero, pequeño detalle, no hay armas de destrucción masiva, es decir, que no hay adaecquatio intelectum at res, por lo cual este engaño es una mentira. Pero ahora ya la mentira no se llama mentira, la llamamos fake news, la llamamos en inglés, tal vez para perfumarla. O hablamos de posverdad. ¿Por qué no llamar a la posverdad simplemente mentira? Hay muchas interpretaciones. Para preparar este programa estuve viendo a algunos filósofos latinoamericanos,  que llenan teatros y tienen unas interpretaciones bastante superficiales de este y otros temas de la filosofía política. Decir posverdad no es decir mentira. Si bien es cierto que es un tipo de mentira, la posverdad no es cualquiera porque es una mentira estructurada bajo aspectos estéticos, de belleza, de color, maquillada, elaborada hecha a propósito para ser creída. Es una mentira bien vestida, perfumada y maquillada para que sea lo más parecido a la verdad”, subrayó.

Otro punto diferenciador es que la posverdad parece ser una mentira, pero no del pasado, sino contemporánea, que está y se pone de moda, sistemática y voluntariamente. “La posverdad es la adecuación obligada, arrastrada por los pelos, convencida, de que aunque lo que yo tenga en la cabeza no coincide con la realidad, debe coincidir por las buenas o por las malas”.

“Otrora para sacarte la verdad te torturaban, se iban contra tu soberanía corporal tratando de que el dolor fuese tan fuerte que tú vomitaras la verdad. Hoy se está cumpliendo lo que habían pronosticado filósofos como Alexis de Tocqueville (que visitó EEUU cuando estaba naciendo como democracia) y decía que en el futuro no habrá necesidad de torturar a nadie, pues los seres  humanos se van a conformar con sus petits et vulgaires plaisirs, sus pequeños y vulgares placeres. Van a hacerle una tortura suave, a través de la propaganda y la publicidad, las marcas, la moda, los colores, imágenes y sonidos para acceder a su espíritu sin necesidad de tortura alguna. Desde el siglo XIX se hipotizaba sobre el futuro de las democracias contemporáneas, basadas en una especie de tortura placentera a través de los medios de comunicación. Llegaron a ser tan efectivos que te obligan a cambiar un carro porque pasó de moda; o a los jóvenes a cambiar 30 veces de camisa en un año. O a sostener regímenes totalitarios, de un totalitarismo suave. En la filosofía de Tocqueville se llamaba el despotismo débil. En nombre de la libertad de expresión te van lentamente encerrando en una especie de esclavitud para que te encargues de tus propios intereses, y los medios que supuestamente nos unen, pero al contrario, terminan separándonos porque pasamos todo el día en una especie de solipsismo, egocentrismo, narcisismo, viendo el celular sin levantar la cabeza. En la era del poder de la comunicación, los individuos están más aislados  que nunca”, aseveró el ponente.

Para demostrar esta afirmación recurrió a un ejemplo. “Hace veinte o treinta años, uno se citaba con otra persona usando el teléfono de la casa. Nos vemos a tal hora y nadie se perdía. Hoy las personas están en la plaza, cada uno con un celular, y hasta con dos, y no se encuentran. Estamos más incomunicados que nunca porque el elemento teleológico (del griego telos, que quiere decir objetivo o fin), en la comunicación 2.0 el objetivo no es la democracia, no es la comunicación entre seres humanos. Desgraciadamente es todo lo contrario, es encerrar a los individuos en sus pequeños egos. Tenemos todos los mecanismos para comunicar, como nunca antes, y el resultado es todo lo contrario. Tenemos todas las herramientas para construir los conceptos de verdad y vivimos en la dictadura de las fake news y la posverdad. Tenemos posibilidades de acceder a más información, pero como suele decirse de los periodistas, son un océano de conocimientos con dos centímetros de profundidad. Tenemos acceso en tiempo real a todas las bibliotecas de la Tierra y nos conformamos con las primeras cuatro entradas de Google. Casi nadie que busca la palabra taza en Google pasa a la segunda hoja de resultados, se conforma con los primeros dos o cuatro. Y esos dos o cuatro son pagos o son lo que las transnacionales quieran que tú creas que es la palabra taza. Hoy que tenemos acceso a la biblioteca del MIT, a la Biblioteca Nacional de Francia, a la del Congreso de EEUU, nos conformamos con Wikipedia”.

Una construcción hegemónica

Reiteradamente, el moderador de Desde Donde Sea señaló que la posverdad no es solo la definición puntual de alguien que quiso engañar al público. No es una mentira puntual sino una construcción tecnológica, política, intencional por parte de una hegemonía de pocos grupos, transnacionales de la comunicación que definen el mundo en estos momentos. “La historia la está escribiendo Netflix, como antes lo hizo Hollywood. Le preguntas a cualquiera quién ganó la Segunda Guerra Mundial y te dicen que Francia, EEUU e Inglaterra. Casi nadie te dice que fue la Unión Soviética, y no lo digo por ser de izquierda. Es un hecho, una realidad. La URSS puso el mayor número de muertos. Pero hoy todo el mundo dice, prácticamente, que la ganaron Rocky o Rambo”.

Comentó que en los años 80, en los tiempos del mayor aplastamiento mediático del pueblo venezolano, los niños y jóvenes crecían viendo a Rambo matar vietnamitas, y si por casualidad uno de los vietnamitas golpeaba a Rambo, se preocupaban muchísimo por su integridad física. “O cuando Rocky peleaba contra un soviético, si este le pegaba a Rocky, uno se ponía a llorar. La historia la estaba escribiendo Hollywood. Hoy, en Netflix, te encuentras con la historia de Trotsky, con la de Frida Kahlo y de personajes que en su momento se opusieron a la dictadura mundial de Estados Unidos, pero a través de Netflix, EEUU está reescribiendo la historia, sistematizando las fake news y tejiendo un traje a la medida para la humanidad con la posverdad. Buscan crear una cosmovisión, una visión del mundo. Los medios que dicen ser objetivos, mienten. La objetividad no existe. Desde que un niño está en el vientre de su madre, en el caso de Venezuela, ya está comiendo arepa, a través de la mamá, ya está escuchando un idioma y no otro. Somos seres subjetivos y la comunicación debe partir de la subjetividad. Quien te quiera vender la objetividad o neutralidad, te está vendiendo una fake news, la construcción de una posverdad”.

Insistió en que la construcción de la posverdad no es puntual, es hegemónica, sistemática, simbólica y busca crear una cosmovisión, una hegemonía sobre la visión que tenemos los seres humanos en todo el planeta sobre la vida, la muerte, el amor, la amistad, la política, la redistribución social, la seguridad y defensa, la soberanía, etcétera.

Arma de comunicación masiva

Pasó a desarrollar algunos aspectos del artículo Armas de comunicación masiva en la era de la globalización, que escribió hace algunos años y fue publicado por la Revista de Estudios Transdisciplinarios del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA).

Ese artículo se fundamenta en el libro Ciudad Pánico de Paul Virilio, quien dice que la información es un nuevo género de guerra. De hecho, habla de la infoguerra como nueva forma de dictadura global o democracia de la emoción. En ella, el campo bélico no es el de la guerra convencional, sino es el del terrorismo mediático que convierte a las ciudades en ciudades-pánico.

Pone como ejemplo la caída de las torres gemelas en 2001, suceso al que pinta como un hecho teatral y patético, no en el sentido corriente de esta palabra, sino en el que deriva del griego pathos, que es emoción fuerte. Él  dice que el siglo XXI se abre con la teatralidad y lo patético de la caída de esas torres y marca un antes y un después. “De la caída de las torres no sabemos todavía si fue una fake news, si hace parte de una posverdad, pero sí sabemos que dio como su resultado una grandísima posverdad, en donde entraron las armas de destrucción masiva”.

Insistió en que la posverdad no se teje como algo puntual, sino como una construcción hegemónica. “Sacar del sombrero del mundo un conejo que puede no existir como realidad, ontológicamente, pero sí existe como acontecimiento. La realidad se deja de un lado, como principio ontológico, para dar paso al acontecimiento. No importa la cosa sino el acontecimiento, aunque no sea real.

Citando a Virilio, remarcó: “El acontecimiento se configura entonces como la gran demostración de fuerza de la “hiperpotencia de los mass-media”.

Explicó que el acontecimiento, al no ser real, tiene que ser creado por algo o por alguien, en términos de causalidad aristotélica. Todo tiene una causa y un efecto que explica su existencia en el mundo. En el caso del acontecimiento, lo crean los medios de comunicación.

“Llega el fenómeno del acontecimiento para acabar con la monotonía de una sociedad en la cual la sincronización de la opinión completa hábilmente la estandarización de la producción”, señala Virilio, y agrega que los medios tratan de “crear el accidente” y este funda al acontecimiento, que toma el lugar de la realidad. Ya no importa si pasó o no, sino que aconteció mediáticamente”.

Ejemplos de esa construcción de encuentran a diario en cualquiera de los medios hegemónicos. “Hoy estaba viendo Euronews para ver qué pasaba, según ellos en mi país, y resulta que mostraba al señor Juan Guaidó, supuesto presidente virtual, en medio de una masa, en videos de hace al menos dos años. No importa que las venezolanas y los venezolanos estemos encerrados en nuestras casas desde hace seis meses, protegiéndonos disciplinadamente de la COVID-19. A Euronews lo que le importa es que el ciudadano de Europa crea que acá hay manifestaciones y protestas dirigidas por este ‘gran líder’ Guaidó. ¿Es real? No, pero ellos lo hicieron acontecer. En cambio, no hicieron acontecer lo que sí es real: Colombia está en la calle, aun en medio de una pandemia, protestando por más de 60 masacres en lo que va de año. Eso no es real para Euronews y CNN, no acontece”.

Destacó Pérez Pirela la potencia de la filosofía de la comunicación, sobre todo para interpretar fenómenos políticos contemporáneos. Al analizarlo desde esa óptica, se comprueba que el propósito de las élites hegemónicas es acabar con la causalidad aristotélica, que dice que un objeto inerte no puede moverse por sí solo, necesita algo o alguien que lo mueva. “Santo Tomas de Aquino, muchos años después, agregó que por eso la causa primera que mueve todo lo otro es Dios. Esa causalidad aristotélica es dejada de lado. No se necesita buscar la causa en ninguna parte, porque está en la imaginación de los dueños de los medios de comunicación. Tienen permiso para cambiar la realidad. Irak: el acontecimiento de la supuesta presencia de armas de destrucción masiva sirvió para masacrar a todo un pueblo. Luego Colin Powell dice que se equivocaron, que sacaron la información de la tesis de un estudiante inglés, pero no importa que no haya sido real, ya aconteció”.

En palabras de Virilio se da un “encadenamiento de la causalidad”, se busca acabar con la causalidad aristotélica, referida a los hechos reales. Si es real o no, no importa. Virilio afirma que “se quiera o no, crear un acontecimiento es, en lo sucesivo, provocar un accidente”.

Las armas de destrucción ceden su primacía estratégica a esas armas de comunicación masiva destinadas a golpear los espíritus. Las fake news y la posverdad las armas más efectivas para someter al individuo aplastándolo espiritualmente, no a través de la verdad, sino de la posverdad; no a través de la realidad, sino del acontecimiento; no a través de lo que sucedió, sino de lo que se dice que sucedió.

“Su arsenal científico-tecnológico de irradiación planetaria posee un impacto audiovisual en tiempo que real que se impone ampliamente por su velocidad de propagación a escala mundial sobre el impacto material que es, justamente, el blanco de los proyectiles explosivos”, señala Virilio.

“La ciencia y la tecnología tienen mucho que ver con estos fenómenos porque es el engranaje que hace existir la comunicación 2.0, la que permite que yo esté hablando de filosofía de la comunicación y no estén escuchando personas de todo el planeta. El superpoder de las fake news y de la posverdad es la plataforma tecnológica contemporánea –prosiguió el expositor-. La realidad se deja de un lado y se coloca en su lugar la emoción, como nueva realidad que se crea a partir de eventos ficticios. En Venezuela ocurrió en 2002 con el golpe de Estado. Crearon el acontecimiento de Puente Llaguno para darle un golpe de Estado al comandante Hugo Chávez. Se veía a unos militantes chavistas que disparaban desde un puente, pero no revelaron a quién le disparaban. Se creó una conmoción mundial porque los bárbaros chavistas disparaban contra el pueblo desarmado que protestaba contra Chávez. Así se justificó el derrocamiento. Una vez que se vio el otro tiro de cámara, quedó claro que se defendían de policías golpistas y francotiradores.  No es lo mismo, en términos comunicacionales, que la cámara esté delante de los que disparan a que esté detrás de ellos. La cámara delante de los que disparaban en este caso permitió crear un acontecimiento, un cuento, una narrativa. La cámara detrás de los que disparaban, muestran a los francotiradores y a los policías metropolitanos que disparaban contra el pueblo chavista que se estaba defendiendo. Se pone en evidencia que la fake news y la posverdad es una construcción de pararrealidad o, como la llama Virilio, estereorrealidad”.

Citó entonces al sociólogo estadounidense Christopher Lasch, autor de La Cultura del narcisismo, quien dice que ciertos espíritus delirantes intentan provocar el accidente de lo real a cualquier precio. Ese choque frontal que volvería indiscernibles verdad y realidad, que pondría en práctica el arsenal completo de la desrealización, de la deconstrucción de la realidad en vista de una pararrealidad narrativa simbólica que conocemos como fake news o posverdad.

Por su parte, Du Bois señala que “asistimos a una deriva consumista en la que se adquiere y se consume una opinión como quien compra un detergente para lavar ropa”.

“Algunas veces, CNN en Español, no porque diga la verdad, sino porque dice una posverdad tan bonita, tan bien maquillada y presentada que provoca creerla. En la posverdad también hay algo de autoengaño. Por eso los políticos son empujados por los medios de comunicación no a ser buenos gerentes sino a aparecer como buenos gerentes. Tienen que parecer (no ser) buenos gerentes. El ser, el ente aristotélico del que se habla en la Metafísica, da paso al aparecer. El individuo contemporáneo quiere ser engañado y escoge quién engaña mejor. La política se presenta como un premio para los mejores actores. El mejor  político es quien engaña mejor. El mundo ya no está fundado en la categoría verdad sino en la mentira construida, creada, formulada a partir de intereses particulares. Una mentira que estructura una guerra de la información. Virilo la llama infoguerra o infowar que apunta a accidentar la verdad de los hechos y del mundo aparentemente globalizado. Romper el espejo de lo real, para hacer perder a cada uno, aliado o adversario, la precepción de lo verdadero y lo falso, de lo justo y lo injusto, de lo real y lo virtual. Deja al individuo sin brújula simbólica, política, moral, psicológica, un individuo perdido en lo virtual. Todo esto para crear el fenómeno del miedo con el que se puede controlar a los individuos. La mentira de las armas de destrucción masiva fue una administración del miedo, igual que la campaña que permitió a Donald Trump llegar a la presidencia, asustando a la clase media blanca, caucásica, trabajadora y venida a menos”.

“Las armas de comunicación masiva no dejan de crecer porque la tecnología no deja de avanzar –continuó-. Las operaciones psicológicas (psi-ops) tienen como objetivo de propagar el pánico con el pretexto de conjurarlo. En el caso de las protestas raciales en EEUU, Trump administra el miedo que los blancos conservadores les tienen a los afrodescendientes e hispanos. Hay una teatralización de la guerra, creación de una falsa guerra. Enmanuel Todd, en Después del imperio dice que los estadounidenses están condenados a hacer militarismo teatral ante países débiles como Irak o las naciones árabes en general. Es verdad, las últimas guerras que ha hecho EEUU han sido contra países desarmados, ya arrodillados, con bombardeos teatrales, nocturnos, con transmisiones en tiempo real. Son acontecimientos. Pero ¿por qué EEUU solo bombardea Afganistán, Irak o Libia (después de quitarle las armas), no China ni Rusia? Porque la guerra se ha convertido en un teatro”.

Un usuario recordó la teatralización al extremo que se hizo con la Plaza Verde de Libia, lugar que se reconstruyó en un tercer país.

Las nuevas narrativas hegemónicas se basan en el control ahora y en el futuro en el campo de la guerra de la información. “Se instaurará una democracia de la emoción en la que todos los sentimientos de todas las batallas nos dejarán atónitos, inmóviles y esclavos”.

Se espera para octubre un acontecimiento creado con miras a las elecciones de EEUU, un casus belli, una causa de guerra. ¿Será contra Irán, será contra Venezuela, será contra Cuba? Se espera un acontecimiento creado, construido, abortado porque todo presidente que busca reelegirse en EEUU, sobre todo si tiene 10 puntos por debajo, como Trump, necesita una ayudadita, un empujoncito para que el pueblo se cierre en torno al presidente-candidato.

Volviendo con Virilio, señaló que el fin último será entonces “la monopolización y la administración de un miedo planetario contra un supuesto terrorismo, que permitirá la concreción del sueño imperialista de un poderoso ejército antipánico, que  ampliaría el principio de defensa nacional a defensa civil, un programa ‘hiperpolicíaco’, en el que el estado de excepción sería aplicado a escala mundial”.

“Díganme si esto no se parece a lo que está pasando y si no demuestra que la filosofía de la comunicación y la filosofía política se presenta como un importantísimo instrumento hermenéutico  y de liberación ante los desafíos que impone la comunicación 2.0”, interrogó a la audiencia.

Observó que aquellos que crean, administran y monopolizan el miedo a escala planetaria a través de los mass media, podrán sin más salir de sus propias fronteras, ya no con la excusa de salvar un soldado, sino con el despropósito de proteger a los ciudadanos mundiales, globales del fastuoso peligro de un hiperterrosismo anónimo y desterritorializado.

Las “armas de comunicación masiva” dominadas por los grandes centros informativos (CNN, Fox News, El País, El Mercurio, Il Messaggero, Il Corrieri de la Sera, Le Monde, Le Figaró, etcétera) se instituyen como dictadura bajo la fachada de democracia, que no es otra cosa que una democracia de la emoción, del miedo como Estado de sitio. Muere entonces la realidad y en lugar de ella aparece el acontecimiento.

No vencer, convencer

Pérez Pirela retornó a sus primeras palabras, dijo que al inicio fue el verbo, sigue siendo el verbo y seguirá siendo el verbo, porque la palabra nos hace humanos y la comunicación es el más grande de todos los poderes. “Vuelvo al comienzo: hablar de política y comunicación es una redundancia porque toda política es comunicación y toda comunicación es política. Lo propio de la política no es el arte de vencer (que es una categoría guerrerista, bélica), sino el arte de convencer. La política no es el lugar del violador, del que obliga, sino es el espacio del eros, de la erótica, una acción de convencimiento. Esto es así en la comunicación 2.0. Se los dice quien dirige LaIguana.TV, un portal con millones de visitas diarias, que se fundamentan en el milagro del clic. No podemos obligar a nadie a que le dé clic a una noticia. Tenemos que estructurar colores, títulos, informaciones de tal manera de sensualidad, erotismo y consentimiento, que el lector, libremente, por voluntad propia le den clic”.  

Reflexionó acerca de los muchos errores comunicacionales cometidos por las izquierdas mundiales porque han aplicado la política del vencer y no la del convencer. En cambio, el capitalismo ha afinado muy bien el tema estético de la comunicación y por ello nos pueden vender las ideas más sosas, estúpidas y banales, pero tan bien vestidas que nos parecen las ideas más profundas, altas y evolucionadas.

Para finalizar recurrió a las cuatro categorías fundamentales que la escolástica le atribuía a Dios. “Recordemos que el  producto que mejor se ha vendido en dos milenios es  Jesucristo y la empresa es el Vaticano, dicho desde el punto de vista filosófico, sin pretender faltarle el respeto a los creyentes. Y han logrado vender a Jesucristo de manera tan eficiente porque se han fundamentado en lo que los escolásticos llamaron los trascendentales. Dios es, para la definición filosófica medieval, pulchrum, unum y verum, bonum, es decir, bello, uno, verdadero y bueno. Se reviste a Dios de unas características que bien podrían ser aplicadas a un automóvil o un partido político. La comunicación política debe tener en cuenta estas categorías para estructurar una comunicación progresista, liberadora, revolucionaria, que ya no sea fundamentada en el vencer, cual si fuera un ejército, sino en el convencer. Es la gran diferencia entre la consigna y el pensamiento. Cuando se repite mucho una consigna es porque detrás no hay contenido. Pretendiendo ser una propaganda eficaz, se convierte en un rosario automático que pierde sentido y contenido”.

Rememoró una conferencia en Cuba, donde les dijo a los estudiantes que allí se estaban diciendo las más grandes verdades, pero que serían vistas por pocas personas. A muy poco tiempo de allí, estaba Bad Bunny  con mujeres semidesnudas grabando un video clip en La Romana, en el que dicen ‘papi, aquí llegó tu tiburón”, y lo van a ver 300 millones de personas. “No es una verdad alta ni profunda, pero está tan bien producida que es vista por cientos de millones de personas, aunque sea la más vulgar de las falsedades. Esto tiene que servirnos a nosotros porque algunas veces decimos que tenemos la verdad, pero de qué sirve si no sabes comunicarla, si es aburrida, fea, si no se presenta como buena, si es dispersa. Si tengo una verdad política y no la hago tan dispersa la hago una; si la vendo como algo bueno y deseable. Si no lo hacemos, seguiremos siendo minoría entre las minorías porque, por creer que tenemos la verdad, estructuramos estrategias de comunicación prepotentes, solipsistas, que se miran el ombligo, que terminan por convencer al convencido, lo que no sirve de mucho, pues la democracia y la verdad buscan ser universales. Ganar una elección pasa por saber expresar nuestra propia verdad. Hay dos opciones: o nos sumamos a la posverdad o buscamos construir una verdad comunicable y popular, que no es lo mismo que una verdad pop”, concluyó.

Interacción con la audiencia

Luego de la ponencia, recibió el agradecimiento de los organizadores del seminario en la Universidad de El Salvador, quienes dijeron que fue una hora y media de mucho provecho y mucha información. Recordaron que Schafic Hándal siempre fue un líder partidario de hablar con la verdad, aunque fuera dura de aceptar.

Preguntas y respuestas

Malvin Amilcar Nazaret, filósofo de Honduras, felicitó a Pérez Pirela y acotó que Jean Baudrillard acusaba a los medios de haber asesinado a la verdad y por eso, hoy asistimos a su funeral. Recordó que también gobernantes europeos, como José María Aznar, participaron en la mentira de las armas de destrucción masiva y se refirió a la campaña estadounidense para decir que en Venezuela no hay democracia. Preguntó cómo los estudiosos de las ciencias sociales y la comunicación pueden ayudar a liberar y a democratizar la palabra.

Pérez Pirela respondió que es necesario afinar las críticas. “Decir que los medios de comunicación mienten no define a la posverdad porque  siempre han mentido, siempre han tenido su corazoncito. Algunos a la izquierda y otros a la derecha, aunque algunos medios que tienen el corazón a la izquierda, tienen el bolsillo a la derecha. La posverdad es una mentira construida con técnicas muy específicas para imponer una cosmovisión”.

Alejandro Osorio, de Venezuela, militar retirado del área de comunicaciones, comentó que antes se decía que las comunicaciones eran el arma del futuro, y ahora puede decirse que las comunicaciones son el futuro de las armas. Preguntó si los problemas económicos y de escasez de gasolina podría ser el detonante del acontecimiento que planifica el imperio contra Venezuela.

El disertante contestó que la comunicación siempre fue un arma fundamental de la guerra, incluso en tiempos de la Independencia, en la que el Libertador Simón Bolívar hizo tanto énfasis en la batalla de las ideas. Pero hoy en día no es un arma más, sino el arma bélica pro excelencia. No en balde el Internet nace en el mundo militar y luego es adoptado por el civil. “En cuanto al tema Venezuela, tenemos el triste récord de haber sufrido el primer golpe mediático de la historia pues lograron sacar nada más y nada menos que a Hugo Rafael Chávez Frías, prácticamente sin disparar una bala, pero disparando muchos misiles mediáticos. No hablo solo de fake news. Por ejemplo, al periodista que se prestó para montar esas imágenes y construir el acontecimiento recibió luego el más alto galardón, el de la reina no-sé-qué de España (yo soy republicano). Es la construcción que hace parte de la posverdad. La corona española y la siempre bien pensante Europa valida la fake news y abona la construcción de esta posverdad, entendida como intención manifiesta de crear una cosmovisión. A Venezuela se le está atacando actualmente con bloqueo económico, intentonas de invasión, intentonas de magnicidio, pero el arma fundamental es mediática, comunicacional”.

Uno de los estudiantes del seminario preguntó cómo construir la verdad frente a esos aparatos comunicacionales hegemónicos, que tienen una agenda clara.

Respondió que “desde la izquierda debemos dejar la lloradera comunicacional, dejar de decir pobrecitos nosotros que no tenemos CNN, ni Fox News. Y cuando dejamos de llorar y para responder al problema, hacemos algo igualito a CNN o a Fox News. ¿Qué hace la gente? Ver la original y no la copia. Tenemos que estructurar políticas comunicacionales con tácticas y estrategias concretas, fácticas, creativas, que apliquen el unum, el verum, el bonum, el pulchrum. Se los digo porque LaIguana.TV compite de tú a tú, ya no con los medios de la derecha venezolana, a los que ya superamos, estamos entre los dos medios de comunicación más vistos de Venezuela y los diez más vistos de Latinoamérica. Sí podemos hacerlo, pero para esto tenemos que estructurar estrategias creativas y dejar a un lado a estos gurús de la comunicación que andan de país en país, visitando gobiernos de izquierda para decirles lo que tienen que hacer. Es un trabajo de reflexión continua, de ida y vuelta. Para que a partir de la formación, de la reflexión, de la investigación de la creatividad, del diseño, los colores, lo títulos, de un tipo de posteo diferente en cada red social, podamos desde los pueblos del sur del mundo, llevar a cabo esta comunicación. ¿Hay una receta o una varita mágica? No, como diría nuestro Simón Rodríguez, es cuestión de ensayo y error, pero sé que sí es posible porque LaIguana.TV sí pudo y hoy día se presenta internacionalmente como uno de los medios alternativos más vistos a nivel planetario. Por eso felicito iniciativas como este seminario”.

Otra participante manifestó su acuerdo con los planteamientos formulados, calificó de preocupante el cuadro descrito, pero a la vez como un reto para quienes desean generar cambios en el modelo comunicacional de los pueblos. Dijo haberse sentido chiquita ante el currículum del expositor y relató que ella y su compañero son líderes sociales que están buscando herramientas para comunicar mejor en su trabajo cotidiano en los sectores populares.

Pérez Pirela agradeció el interés y señaló que nadie es pequeño ni grande, solo hay sensibilidades, opciones y elecciones diferentes. Dijo que es un grandísimo orgullo salir de las aulas de clases de La Sorbona o la Gregoriana y expresar los mismos contenidos en otros ámbitos. “Allí no van extraterrestres. Ese vicio de la academia con un lenguaje hermético, no sirve. Lo importante es el hecho comunicativo. Estamos dando una clase que podría ser dada en una academia y la estamos dando a comunidades de base de toda Latinoamérica y el Caribe. La clave para comunicar es crear contenidos. Lo medios son medios de comunicación, no fines de comunicación. Algunas veces estamos estresados con las tendencias en Twitter, pero el desafío no es crear tendencias sino contenidos que se puedan vehicular a través de los medios y las redes. Lo que pasa es que crear contenidos es más difícil. Uno de los grandes secretos de la LaIguana.TV es que crea contenidos audiovisuales, programas de televisión, reportajes, análisis, entrevistas, artículos de opinión, diseños de todo tipo. Y una vez que tenemos los contenidos, los revestimos de pulchrum, bonum, unum y verum y los distribuimos. Pero si solo te especializas en distribuir, puedes estar dándote un tiro en el pie porque se te olvida ese pequeño detalle: crear contenido y diferenciarlos para Instagram, Twitter o Facebook. Crear contenido es el secreto de la abuela. Más contenido como fines de la comunicación y menos medios que no son más que instrumentos de comunicación”.

Yancy Castillo, la encargada del contacto, concluyó que esa es justamente la idea que mueve a los organizadores del seminario, formar personas capaces de generar esos contenidos. Agradeció al equipo formado por Joselina Guevara y Guillermo Campos y cedió la palabra al coordinador académico del seminario, quien también dio las gracias  y señaló que el proyecto que quiere generarse con estas iniciativas se propone hacer lo que hace LaIguana.TV, crear medios no tanto alternativos sino “alterativos”, que propongan un diálogo con las herramientas actuales, una batalla de las ideas para derrotar la mentira y que triunfe la verdad. Valoró mucho en el enfoque filosófico del tema comunicacional, pues parte de la hegemonía global se ha logrado desmontando el instrumento de la filosofía y haciéndolo lejano a las masas.

(LaIguana.TV)