El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, aseguró que el ente «tenía que estar» en la elección presidencial de octubre de 2019 en Bolivia para evitar que el entonces presidente, Evo Morales Ayma, «se robara la elección», informa AFP, con base en el adelanto del libro «Luis Almagro no pide perdón», que saldrá a la venta este 17 de noviembre bajo el sello Planeta y al cual tuvo acceso exclusivo.

Morales fue depuesto después de que la OEA, amparada por Washington y respaldada internamente por sectores de las Fuerzas Armadas, la Policía y toda la oposición derechista, denunciara que el mandatario se había valido de su posición para orquestar un fraude electoral.

La Organización nunca ofreció prueba alguna de la grave acusación. Diversos estudios elaborados posteriormente con base en los mismos datos reportados por la Misión de Observación Electoral (MOE), han demostrado fehacientemente que la OEA mintió y que su mentira trajo consigo un golpe de Estado.

«Un minucioso examen de los datos de la elección boliviana sugiere que el análisis inicial de la OEA que planteó dudas sobre fraude electoral —y ayudó a derrocar a un presidente— fue defectuoso», reconoció The New York Times en un artículo firmado por Anatoly Kurmanaev y Maria Silvia Trigo aparecido el pasado 7 de julio, aunque inicialmente el medio, como tantos otros, repitió sin cuestionar la versión de la OEA. 

Francisco Rodríguez, experto consultado por el Times para su trabajo de julio de 2020, dijo: «Examinamos detenidamente la evidencia estadística de la OEA y hallamos problemas con sus métodos. Una vez que corregimos esos problemas, los resultados de la OEA desaparecen, sin dejar evidencia estadística de fraude».

Rodriguez, junto con Dorothy Kronick, experta en política latinoamericana de la Universidad de Pennsylvania, y Nicolás Idrobo, un estudiante doctoral de la misma universidad, realizaron una investigación que desmonta indubitablemente la tesis de fraude esgrimida por la OEA.

Concretamente, «los académicos dijeron que la organización usó un método estadístico inapropiado que creó artificialmente la apariencia de una ruptura en la tendencia de la votación», precisa el diario newyorkino.

Almagro, empero, insiste en su versión y en la larga entrevista con los periodistas uruguayos Martín Natalevich y Gonzalo Ferreira que saldrá publicada este martes, aseveró que le «constaban los problemas que tuvo la Misión de Observación Electoral», que estuvo presente durante el referéndum con el cual se consultó al pueblo boliviano acerca de la posibilidad de que Morales se postulara para un cuarto mandato, «y lo que demoró el gobierno en admitir la derrota de ese referéndum», algo en lo cual se atribuye todo el mérito. Por ello, insistió en que la OEA debía estar de cualquier modo en esos comicios, aunque ello implicara un timo hacia Morales.

«Almagro desconcertó a muchos cuando en mayo de 2019 visitó a Morales y avaló su candidatura, poco después de haberle pedido que respetara la decisión de su pueblo, que en referéndum se había negado a habilitarle la posibilidad de reelección para un cuarto mandato», explica AFP.

El plan, según confiesa el diplomático era conseguir la autorización del Gobierno boliviano para que la MOE de la OEA estuviera presente en las elecciones de octubre de 2019. «Para mí eso era todo».

Para él, la visita a Evo Morales implicaba que se abría la posibilidad de que «ganara legítimamente», lo que en su juicio, era «imposible», porque «Evo tenía menos votos todavía que los que había tenido cuando el referéndum, o sea que no tenía forma. Después abríamos la posibilidad de que la oposición boliviana ganara legítimamente. Y cerrábamos la posibilidad de que Evo se robara la elección», añade, a modo de explicación y subraya que debía «tener esa posibilidad de evitar eso, si pasaba».

A contrapelo de toda la evidencia posterior, Luis Almagro niega haber interferido directamente en los asuntos de la política interior boliviana, escudándose en que se amparó en lo que reportó la misión de observación.

«Si un acta está adulterada, está adulterada. Si había servidores ocultos, había servidores ocultos. Si esos servidores ocultos metieron cientos de miles de votos, hicieron eso. Listo. Nos basamos en hechos. Y nosotros estamos a lo que ellos digan. Si decían: ‘Ganó Evo’, ganó Evo y listo, se terminó la historia», adujo.

Empero, las presuntas irregularidades que denunció la OEA en su momento, no resultaron argumento convincente para explicar su apresurado grito de fraude y tampoco para justificar la instalación del gobierno de facto de Jeanine Áñez.

En la investigación adelantada por Rodríguez, Kronick e Idrobo fue imposible «replicar los hallazgos de la OEA usando las técnicas que probablemente empleó». Reportan, por lo contrario, que el «inexplicable» cambio en la tendencia, carta definitiva de la Organización para justificar la caída de Morales, se explicaba solamente si se excluían los resultados provenientes de zonas donde el escrutinio se hizo en forma manual.

«Esto sugiere que la organización usó un conjunto de datos incorrectos para llegar a su conclusión, dijeron los investigadores. La diferencia es significativa: las 1500 cabinas de votación tardías que fueron excluidas representan la mayor parte de los votos finales que el análisis estadístico de la OEA afirmó que eran sospechosos», se resume en el trabajo periodístico de Kurmanaev y Trigo.

En un intento por eludir toda su responsabilidad en los eventos de Bolivia, Almagro llegó a sostener que en la MOE había «dos espías argentinos», a las órdenes de Alberto Fernández, quien, según él, sería una suerte de títere de los cubanos, que habrían pedido su cabeza.

Cree, asimismo, que revitalizó a la OEA en un momento particularmente bajo de su historia, consecuencia de las nuevas estrategias de integración promovidas durante el llamado ciclo progresista de América Latina y en las que el presidente Hugo Chávez jugó un rol estelar.

«La OEA tiene un presupuesto de un community college de Washington. Y eso no era culpa de los secretarios generales anteriores. Fue parte de una estrategia del chavismo y los cubanos, que al tiempo que fortalecían la Celac y creaban la Unasur fueron acortando de recursos a la OEA», destaca.

La revitalización de la OEA a la que hace referencia su actual secretario general, está acaso estrechamente vinculada con la promoción de nuevas injerencias en América Latina, entre las que resaltan el cerco internacional contra Venezuela y el golpe de Estado contra Evo Morales. Aún así, con absoluta arrogancia, declara que jamás se excusa por sus fallos, porque siempre actúa de buena fe.

«Nunca pido disculpas (…) Nunca hago nada buscando sacar una ventaja tuya o del otro. De nadie. No me interesa. Si siempre actuás de buena fe y procurás generar las mejores soluciones para la gente, no te tenés por qué disculpar”.

(LaIguana.TV)