A propósito de la grave crisis política que atraviesa Guatemala, el filósofo y comunicador Miguel Ángel Pérez Pirela expuso en su programa Desde Donde Sea, los detonantes que sumieron al país centroamericano en una ola de violentas protestas que tuvieron su punto máximo el pasado 21 de noviembre, cuando un grupo de manifestantes incendió la sede del Congreso.

El analista precisó que las manifestaciones comenzaron luego de que el Legislativo aprobara la Ley de Presupuesto correspondiente al año 2021 durante la madrugada del 18 de noviembre, cuando «la alianza de partidos oficialistas reunió 115 de los 150 legisladores para aprobar el presupuesto estatal, por el equivalente de 12.800 millones de dólares, cifra que constituye un récord, exceptuando el escenario de la pandemia».

Empero, la ley aprobada contempla la reducción de los montos proyectados de las partidas destinadas a la atención de la pandemia. Específicamente, detalló, se recortarán los recursos asignados a «la oficina del Procurador de los Organismos de Derechos Humanos, al organismo judicial, la Universidad de San Carlos, los pacientes oncológicos, los niños recién nacidos y a las madres lactantes, entre otros».

Para abonar al malestar, añadió el también director de LaIguana.TV, Guatemala no cuenta con los dineros para ejecutar un presupuesto que, amén de implicar una reducción sustantiva en la inversión social, implicará un endeudamiento histórico para el país.

Adicionalmente, la Ley de Presupuesto 2021 fue aprobada alegando una «urgencia nacional». En la práctica, esto implicó que el documento final –que tenía importantes diferencias al que se debatió en la plenaria– fue entregado a los diputados pocas horas antes de la votación, lo que anuló toda posibilidad de que fuera analizado críticamente antes de someterlo al dictamen parlamentario.

Así, cuando las condiciones de aprobación del instrumento jurídico se hicieron públicas, los guatemaltecos se volcaron a las calles a protestar –incluso violentamente– contra la decisión y el sábado 21 de noviembre, tras una multitudinaria manifestación, un pequeño grupo decidió incendiar la sede del Parlamento.

Del lado del gobierno, la situación generó un enfrentamiento entre el presidente Alejandro Giammattei y el vicepresidente, César Castillo, pues mientras Castillo sugirió como solución a la crisis la renuncia de ambos, Giammattei aseguró que no renunciará.

De parte del Legislativo, el pasado lunes, la junta directiva del Congreso decidió suspender el trámite de la Ley de Presupuesto 2021, según informó su presidente, «Allan Rodríguez, quien se encontraba respaldado por algunos jefes de bloques cercanos al gobierno», (…), en aras de mantener la gobernabilidad del país y la paz social», detalló Pérez Pirela.

Sin embargo, la opinión del Legislativo está dividida, puesto que desde la bancada opositora se sostiene que «la junta directiva no tiene potestad legal para archivar ninguna ley aprobada por el pleno de la Cámara», indicó.

El experto venezolano considera que al dejar sin efecto la polémica Ley, se pretende acallar unas protestas que podrían estar motivadas por razones más estructurales, tal y como ha venido sucediendo en otros países de América Latina –Chile, Ecuador, Perú, Bolivia y Colombia– desde 2019.

En su juicio, podría estar conformándose un escenario para dar al traste «con aquel silencio sepulcral, con aquella especie de «fin de la historia» a la Fukuyama, que gobiernos neoliberales como el de Duque, como el de Bolsonaro, como el de Piñera, trataron de imponer en la región», tras el llamado «ciclo progresista», en el que ascendieron al poder mandatarios como Hugo Chávez, Evo Morales, José «Pepe» Mujica, Rafael Correa, Néstor Kirchner, Cristina Fernández de Kirchner, «Lula» Da Silva y Dilma Rousseff.

A su parecer, tras el deceso de los presidentes Néstor Kirchner y Hugo Chávez, inició un proceso lento –aunque sistemático– en el que la derecha y grupos conservadores «fueron tomando espacios y propiciando una desintegración de la región» que apenas comienza a contenerse con el ascenso de López Obrador en México, con el regreso del MAS al poder, tras un año de dictadura en Bolivia y con la victoria de los Fernández en Argentina.

«Parece haber un renacer de las esperanzas integracionistas, pero también de las reivindicaciones populares a lo largo y ancho de Latinoamérica y el Caribe», destacó.

De este modo, concluyó, los recientes acontecimientos en Guatemala podrían inscribirse en ese resurgimiento de las demandas populares en el continente, que ni las duras represiones ni la pandemia han logrado frenar.

(LaIguana.TV)