En la madrugada del jueves, 14 de enero, la psicóloga Thalita Rocha celebró la mejoría en la situación de salud de su suegra, de 67 años, quien se encuentra internada en una unidad de salud pública en Manaos, en el estado brasileño de Amazonas, por covid-19.

Pero horas después, Thalita se encontró en medio de una situación que comparó con «el fin del mundo»: alrededor de las 8:30 am, el oxígeno utilizado para ayudar a las personas con dificultades respiratorias se agotó.

El gas es fundamental para el tratamiento de pacientes que, como la suegra de Thalita, desarrollan condiciones graves por causa de la covid-19, ya que el nuevo coronavirus suele afectar gravemente a los pulmones.

Y la falta de oxígeno en el hospital provocó momentos aterradores, contó Thalita.

«Fue horrible. No quiero esta situación para nadie. Fue una escena catastrófica. Muchos pacientes ancianos comenzaron a sentirse mal y se pusieron morados», le dice a BBC News Brasil.

Su suegra fue uno de los pacientes gravemente afectados por la falta de oxígeno.

Según la psicóloga, la saturación de oxígeno de la sangre de la anciana rondaba el 99% durante la madrugada de este jueves. «Fue la primera vez que alcanzó ese número desde que contrajo el coronavirus», relata.

Según los médicos, lo ideal es que la cifra esté entre el 95% y el 100%. Cuando el nivel está por debajo del 93% se enciende una señal de advertencia y los pacientes necesitan ayuda para respirar.

«Cuando se acabó el oxígeno médico, la saturación de mi suegra bajó al 35%. Esta caída le pasó a prácticamente todos los pacientes», cuenta la psicóloga.

En ese situación, relató Thalita, la única alternativa que le quedaba era comprar una botella de oxígenopor su cuenta para ayudar a su suegra.

Casos en aumento

La escasez de oxígeno hospitalario se ha registrado en varias centros de salud públicos de Manaos.

Y la situación preocupa a los profesionales de la salud en Amazonas, que han estado lidiando con hospitales cada vez más abarrotados: en las últimas semanas, el estado, que tiene más de 5.800 muertes por covid-19, se ha enfrentado a un fuerte aumento en los casos.

Según el gobierno de Amazonas, el estado necesitaría actualmente 76.500 metros cúbicos de oxígeno diarios para abastecer a los hospitales públicos y privados de la región ante el aumento de casos de covid-19.

Sin embargo, los tres proveedores de la región tienen una capacidad de entrega diaria de solo 28.200 metros cúbicos.

El pasado martes, el ministro de Salud, Eduardo Pazuello, reconoció que la capital de Amazonas estaba se enfrentando una «crisis de oxígeno».

Y para encontrar los 48.300 metros cúbicos que faltan para poder atender a los pacientes, el gobierno del estado creó esta semana, junto con el Ministerio de Salud, la «Operación Oxígeno», para tomar insumos en Fortaleza y São Paulo y llevarlos a Manaos en aviones de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB).

El jueves, la Secretaría de Salud de Amazonas también ordenó la requisición administrativa de todo «el eventual stock o producción de oxígeno» de once empresas, como ensambladoras y productoras de electrodomésticos.

«Se van a morir todos»

Thalita compartió la tragedia de la falta de oxígeno en Manaos en su perfil de Instagram.

«Gente, les pido misericordia. Es una situación deplorable. No hay más oxígeno en toda la unidad de salud. Hay mucha gente muriendo. Quien tenga oxígeno disponible, por favor tráigalo», dijo la psicóloga en una serie de videos publicados el jueves por la mañana.

La suegra de Thalita, Maria Auxiliadora da Cruz, está internada en el Servicio de Urgencias y Policlínica Dr. José Lins, en Manaos, desde el 8 de enero pasado. La psicóloga dice que la anciana tendría que estar en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), pero no pudo conseguir cupo debido a la sobrecarga del sistema de salud de la ciudad.

Desde que empezó a acompañar a su suegra con el covid-19, Thalita ha visto las dificultades que enfrenta la salud pública ante el aumento de casos de la enfermedad. Pero nunca pensó que tendría que pasar por una situación tan desesperada como la mañana del jueves.

«Los familiares de los pacientes estaban desesperados. Fui a ver a la directora del hospital, que es una señora muy humilde y querida. Vi la desesperación en sus ojos. Ella dijo: lamentablemente no hay nada que pueda hacer. Yo le respondí: entonces se van a morir todos«, relata emocionada.

Thalita dice que decidió publicar en Instagram cuando vio que su suegra y los otros pacientes empeoraban cada vez más. Según ella, no se preveía la llegada de oxígeno hospitalario a la unidad de salud.

«Pedí ayuda (en Instagram) para ver si la gente traía oxígeno o si las empresas donaban. La unidad solo necesita 12 cilindros para ayudar a los pacientes. Si solo pudiéramos conseguir esa cantidad, ya ayudaríamos a los pacientes por unas horas más», explica la psicóloga.

El infectólogo Bernardino Albuquerque, profesor de la Universidad Federal de Amazonas (UFAM), dice que ha escuchado innumerables informes de varias unidades de salud en Manaos que enfrentan una falta de oxígeno.

«No tener oxígeno en la situación actual es resultado de la falta de planificación para la adquisición y entrega de estos insumos. Si las empresas de aquí no pudieron entregar una determinada capacidad de oxígeno, obviamente ya deberían haber buscado en otra parte», critica.

«La situación actual es de calamidad pública, sin duda. Todos estamos a la expectativa sobre lo que realmente puede pasar en Manaos. Esto no terminará en dos, tres, cuatro o cinco días. Serán semanas en esta situación crítica. Dicen que la vacunación puede mejorar las cosas, pero eso lleva tiempo, porque dependerá de la adherencia de la población y de la efectividad de la vacuna», agrega.

La batalla por el oxígeno

Para ayudar a su suegra, Thalita pagó 3.000 reales (más de US$570) por un cilindro de oxígeno. Y para recargar el equipo (cada carga dura un promedio de 12 horas), tendrá que pagar alrededor de US$100.

Los expertos estiman que los valores de muchos productos relacionados con el oxígeno hospitalario en Manaos se han más que duplicado en el período actual, debido al aumento de la demanda.

«Incluso con el oxígeno del hospital, mi suegra sigue muy mal. Su saturación ha bajado mucho y no ha regresado», lamenta Thalita.

Además de María Auxiliadora, su esposo, Paulo Jorge Lima, de 66 años, también está hospitalizado debido al covid-19; otros miembros de la familia, como Thalita, también contrajeron recientemente el nuevo coronavirus, pero tuvieron síntomas leves.

Paulo Jorge está en otra unidad de salud pública en Manaos. Los miembros de la familia también compraron un cilindro de oxígeno para ayudarlo.

Sin embargo, mientras la familia de Thalita tiene los medios económicos para comprar oxígeno por su cuenta, otros viven en una terrible espera por parte del gobierno.

«Le di un poco de oxígeno a una señora que estaba al lado de mi suegra, pero no pude ayudar mucho», cuenta Thalita.

«El problema es que hay muchas familias humildes. Me dijeron que algunos vendedores están cobrando hasta 5.000 reales (poco menos de US$1.000) por cilindro, pero muchos familiares de los pacientes son personas que dicen que ni siquiera pueden comprar agua», explica.

«Mucha gente va a morir por falta de oxígeno», anticipa.

Hasta media tarde del jueves, el gobierno aún no había entregado cilindros a la unidad de salud donde se encuentra hospitalizada la suegra de Thalita.

Y en su perfil de Instagram, la psicóloga continúa solicitando donaciones de insumos e incluso ayuda para tratar de trasladar a pacientes en estado grave que luchan por sobrevivir dada la falta de oxígeno en el hospital.

(BBC)