Brasil está en alerta roja sanitaria. La pandemia está tan fuera de control que apenas quedan camas de hospital disponibles para atender a los enfermos de COVID-19.  

A ese respecto, en su programa Desde Donde Sea, el filósofo y comunicador Miguel Ángel Pérez Pirela trajo a colación las declaraciones que ofreciera Alexandre Zavascki, un médico asentado en la ciudad de Porto Alegre, en el sur del país, en las que refiere «la llegada constante de pacientes con problemas respiratorios». 

«Tengo muchos compañeros que, a veces, paran a llorar. Esta no es la medicina que estamos acostumbrados a practicar. Esta es una medicina adaptada para un escenario de guerra», relató el galeno, quien además advirtió que quienes prefieren negar lo que está ocurriendo, pueden ser los próximos «en pisar un hospital». Entonces, dijo, «querrán camas, pero no habrá ninguna cama para ellas, porque no hay cama para nadie». 

Desde el punto de vista de Pérez Pirela, en esta situación ha tenido entera responsabilidad el gobierno brasileño, encabezado por Jair Bolsonaro, al punto tal que el Supremo Tribunal tuvo que intervenir para confirmar «que las ciudades y los estados tienen la potestad de imponer restricciones a la actividad», pero el gobernante criticó el fallo, «alegando que la economía necesita seguir activa y que el aislamiento causaría depresión». 

Eduardo Pazuello, general que ejerció la cartera de Salud hasta mediados de marzo, aseguró en febrero que el último repunte de casos se debía a la aparición de la variante P1, «tres veces más transmisible que la original».  

El mes previo, relató el también director de LaIguana.TV, el gobierno se vio obligado «a trasladar por aire a cientos de pacientes» desde la ciudad amazónica de Manaos hacia «otras regiones, porque no podían respirar». 

«El fracaso de Brasil a la hora de contener el virus, desde entonces se percibe cada vez como una preocupación no solo por sus vecinos –como Venezuela–, sino también como una advertencia para el mundo entero», añadió. 

En un intento por frenar los contagios, el experto refirió que el Consejo Nacional de Ministros Estatales de Salud solicitó que se estableciese un toque de queda en todo el país y cuarentenas estrictas «en las regiones en las que la capacidad hospitalaria está cerca de su máximo», pero una vez más, el mandatario «se mostró contrario».  

El 8 de marzo, en un acto público, Bolsonaro dijo que no decretaría lo que solicitaron los miembros del Consejo y aseveró que el «Ejército no saldrá a la calle para obligar a la gente a quedarse en la casa».  

«Bolsonaro se ha convertido en una especie de arma de destrucción sanitaria masiva, ¡cuán caro costó que Lula no fuera presidente de Brasil! ¡Cuán caro nos está costando a la humanidad toda!», reflexionó Pérez Pirela para cerrar el punto. 

(LaIguana.TV)