Estados Unidos aseguró este lunes que no tuvo nada que ver con el sabotaje a la planta de enriquecimiento de uranio iraní de Natanz, y confió en que ese incidente no afecte las negociaciones para salvar el acuerdo nuclear con Irán.

“Hemos visto informaciones sobre el incidente en la planta de enriquecimiento de Natanz. Estados Unidos no estuvo implicado de ninguna manera”, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, en su rueda de prensa diaria.

La portavoz no quiso hacer comentarios sobre “las causas o sobre quién es responsable” del sabotaje, del que las autoridades iraníes han culpado a Israel y por el que han prometido represalias.

“En lo que estamos centrados es en la vía diplomática. No nos ha llegado ninguna señal de que hayan cambiado los planes sobre la asistencia a las conversaciones del miércoles” sobre el programa nuclear iraní, añadió Psaki.

El apagón registrado el domingo en Natanz se produjo días después de que se reunieran en Viena representantes de Irán y del resto de países signatarios del pacto nuclear de 2015 (Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania).

En estas conversaciones, que continuarán la próxima semana, participa por primera vez desde su retirada Estados Unidos, aunque de forma indirecta.

Israel es un firme detractor del acuerdo nuclear y, según la televisión israelí, el apagón en Natanz se debió a un ciberataque ejecutado por el servicio secreto Mosad, aunque por ahora no ha habido una asunción oficial de la autoría.

El primer ministro en funciones israelí, Benjamín Netanyahu, dijo este lunes que su país nunca permitirá “que Irán obtenga armas nucleares” y continuará “defendiéndose de las agresiones y el terrorismo iraní”.

Según Teherán, este sabotaje busca por un lado detener el progreso de su programa atómico y, por otro, descarrilar las actuales negociaciones para salvar el acuerdo nuclear, del que Estados Unidos se retiró en 2018.

El apagón se registró en una zona de la red de distribución eléctrica de Natanz, una planta de unos 100.000 metros cuadrados construida en gran parte bajo tierra y que es supervisada por los inspectores internacionales en virtud del acuerdo de 2015.

(EFE)