Uno de los temas más importantes para todas las venezolanas y los venezolanos actualmente es el que tiene que ver con el ingreso familiar. Es discurso común que, en medio de la crisis económica, la gente tiene que “resolver” o completar para cubrir los gastos mensuales. También es evidente que la situación del salario en Venezuela es extremadamente precaria, con un sueldo mínimo de alrededor de 3 dólares mensuales, por varias razones, entre las que destacan el bloqueo económico y comercial impuesto por Estados Unidos y la virtual desaparición del ingreso petrolero en una economía tradicionalmente dependiente de los llamados “petrodólares”.
En Últimas Noticias hemos decidido buscar “los datos” directamente de las respuestas de la gente, para tratar de aproximarnos mejor a la realidad y poder hacer una descripción de la situación, que contribuya al análisis y al debate sobre estos temas. Por eso realizamos un sondeo digital, en nuestro portal web y redes sociales, en el que preguntamos a las personas “¿Cómo se conforma tu ingreso total mensual?”. Las opciones de respuesta eran: solamente mi salario, salario más bono en bolívares, salario más bono en dólares, salario más trabajos particulares, solamente trabajos particulares, salario más emprendimiento personal y solamente emprendimiento personal. Obtuvimos 2.902 respuestas únicas entre el lunes 17 y el jueves 20 de mayo, y los resultados son los siguientes:
34,3% vive de un salario más un bono en bolívares. Casi un cuarto de la población, 24,4%, afirma percibir solamente su salario. Un poco más de la décima parte, 11,8%, dijo que vive solamente de un emprendimiento personal. Una cantidad parecida, 10,4%, solo ve ingresos por trabajos particulares. Luego están los segmentos que comparten “salario más trabajos particulares” (8,2%), “salario más bono en dólares” (5,5%) y “salario más emprendimiento personal” (5,4%).
Veamos los datos en términos absolutos:
La “zona gris”
Para ayudarnos a interpretar estos datos, acudimos a un experto en la materia. Consultamos al sociólogo Luis Salas, magister en Sociología del Desarrollo y analista económico. Lo primero que resalta es que una cuarta parte de la población actualmente depende exclusivamente de su salario, “lo cual los ubica en una situación bastante difícil”. Además, la condición “híbrida” del ingreso, como se aprecia en nuestros resultados, hace difícil utilizar las viejas figuras de trabajo formal e informal para medir la realidad laboral, y por tanto remunerativa, en Venezuela.
“Fíjate que si uno suma la gente que percibe salario más otra cosa, sea emprendimiento, trabajos particulares, bono en dólares o bono en bolívares, eso suma aproximadamente 53%. Es decir, más de la mitad de la población se encuentra en una situación en la cual está como en una especie de zona gris o intermedia entre lo formal y lo informal. Según eso, tiene un trabajo formal, donde percibe un salario, pero debe complementarlo con otras cosas; bien sea porque le pagan un bono en bolívares o dólares, o porque tiene que hacer trabajos ‘por fuera’, o mantiene un emprendimiento, etc.”, explica Salas.
También es destacable que quienes solo viven de trabajos particulares, o sea se la pasan “matando tigres”, o tienen lo que llaman un “emprendimiento”, sea vender comidas, postres, artesanías, etc., representan un 22,2% de la población, una proporción muy cercana a quienes solo viven del salario (24,4%). Este también es un signo importante de la situación de la clase trabajadora.
Por otro lado, cuando agrupamos a quienes perciben un bono, sean en bolívares o dólares, como complemento de su salario, la proporción es de casi 40%.
Nuestro analista señala que “esos bonos suelen ser informales y suelen ser tremendamente arbitrarios, varían mucho de una zona a otra”. Advierte que, aunque según la ley venezolana esos complementos deben ser “salarizados”, en muchos casos se suspende de hecho esta norma y se contabilizan los bonos como una especie de ingreso informal que no aporta nada a las prestaciones sociales. Por cierto, el presidente Nicolás Maduro anunció recientemente que las prestaciones se comenzarían a denominar en petros, con la intención de mantener su valor.
Desigualdades
También llama la atención como dato que quienes perciben bonos en dólares como complemento del salario son una pequeña parte de la población, 5,5%. Como se evidenció en otro trabajo de Datos ÚN, las mayorías están excluidas de la llamada “dolarización transaccional”. Luis Salas nos explica cómo puede estar conformado este cuadro:
“Por un lado, hay gente que tiene dólares, patrimonialmente hablando, por la razón que sea, lícita o ilícita. Después están los que perciben remesas, que aunque la reciban en bolívares, en la mayoría de los casos, al cambio equivale a percibir un ingreso en dólares. Y después están los que hacen trabajos para empresas o para el exterior y les pagan directamente en dólares. Yo creo que eso puede ser entre un 35 y un 40% de la población. Y el 60% restante es la gran mayoría de quienes se ubican en medio de esos grupos para, de alguna manera, buscar percibir u obtener una parte de las divisas de esos tenedores”.
Estos son los prestadores de servicios de todo tipo, plomeros, mecánicos, los mismos emprendedores. Es decir, todos aquellos que no perciben ingresos directamente en dólares o divisas, y buscan obtenerlos por la vía de prestar un servicio a quienes los tienen. “Y eso te da cuenta de una dolarización que es tremendamente parcial y, sobre todo, desigual; y la mayoría de esta gente, cuando los percibe, los gasta inmediatamente, no tiene posibilidad de acumularlos”.
Debates
Una de las conclusiones que podemos obtener de este pequeño sondeo es importancia del salario. Si agrupamos los datos entre quienes perciben y quienes no perciben un salario, los resultados dan cuenta de que, como dice la economista Pasqualina Curcio, este “no es cualquier tema, es lo central”. El salario está presente en los ingresos de la gente en casi 78% de los casos.
Salas hace énfasis en la importancia de este asunto, por las implicaciones que tiene. Dice que el tema salarial no es exclusivamente lo que tiene que ver con el pago remunerativo, sino que tiene que ver con todo un sistema de seguridad social debilitado en el marco de la confrontación y el bloqueo. Señala que, “además, el salario mínimo establece un mínimo vital por debajo del cual la gente no debería ser remunerada; por eso se establece una indexación automática en la Constitución entre el salario mínimo y la canasta normativa de cosas que una familia o una persona necesita para vivir mensualmente con dignidad”.
Menciona que actualmente hay un debate muy interesante acerca de la indexación o no indexación de los salarios al tipo de cambio. “Yo particularmente me inclino más hacia la indexación, aunque tengo mis reservas”, dice. La profesora Pasqualina Curcio ha defendido la propuesta de indexar los salarios al petro, argumentando, además del derecho de la clase trabajadora a una vida digna.
Ante esto, Luis Salas opina que “para producir hay que tener mercados”. Y explica que en el contexto de un país bloqueado, además con una crisis como la que actualmente vive el mundo, la prioridad debería ser el mercado nacional. “Con estos salarios no hay un mercado con una demanda agregada lo suficientemente dinámica como para motivar o incentivar esa producción; entonces lo que terminas teniendo con esos niveles salariales es un consumo, o una demanda agregada, también tremendamente desigual, fragmentada, que no permite la activación de una producción interna porque no existe un mercado interno que la absorba”.
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