Entre bastidores y con sonadas intervenciones públicas, los demócratas del Senado de EEUU, están haciendo todo lo posible para cerrar filas antes de la votación mañana martes 22 de junio de una gran reforma electoral destinada a proteger el acceso al voto.

Esa reforma electoral, que de ser aprobada sería la mayor en una generación, busca contrarrestar las restricciones que han impuesto los republicanos a nivel estatal con la aprobación de 14 leyes que limitan el sufragio de las minorías hispana y afroamericana, menos inclinadas a acudir a las urnas.

Los conservadores aseguran que su objetivo es frenar irregularidades, pero los demócratas creen que su verdadera meta es acabar con los controles que impidieron a Donald Trump revocar los resultados de las elecciones presidenciales de 2020, en las que ganó Joe Biden.

Entre los senadores demócratas el problema es que no salen los números: tienen 50 escaños -los mismos que los republicanos- y necesitan 60 votos para superar un voto de procedimiento y que comience a debatirse la reforma electoral, bautizada «For the People Act» (La ley para el pueblo, en español).

Lo más posible es que el martes fracase el voto de procedimiento porque los republicanos ya han anunciado que rechazarán en bloque la medida.

La cuestión ahora es ver si los demócratas consiguen acercar posturas para mostrarse unidos en un asunto que han defendido durante los últimos tres años, pero que se ha topado en las últimas semanas con el escepticismo del senador demócrata Joe Manchin, uno de los representantes de Virginia Occidental.

(EFE)