Durante casi un año, una mujer de 78 años residenciada en la localidad de Longchamps, Argentina, fue secuestrada y torturada por su propio hijo, reseñaron medios locales citando documentos judiciales.

La tragedia salió a la luz después de que en un descuido de su captor, la anciana se aproximara a la ventana de su vivienda y le dijera a una mujer que pasaba por el lugar que su propio hijo la mantenía encerrada en una habitación, que la privaba de alimento durante días, que le impedía ir al médico y que solamente le permitía salir de la casa cuando ambos iban al banco a cobrar su jubilación.

La transeúnte dio el parte a las autoridades, que a las pocas horas rescataron a la anciana y establecieran que el móvil tras el secuestro y los maltratos reiterados habría sido obligarla a vender un apartamento.

Según el relato de la víctima recogido en el expediente judicial, vivió toda la vida con su hijo, quien tiene 38 años, padece de esquizofrenia y no tiene tiene ni trabajo ni ocupación conocida, aunque ella sospecha que se dedica a la venta de drogas.

La situación, detalla, se agravó tras el fallecimiento de su esposo el año pasado, pues el hombre abandonó su medicación y comenzó a comportarse agresivamente con ella, llegando al punto de impedirle salir de su habitación y de apenas proporcionarle comida.

«No tengo otro remedio que pedirle que me compre la comida. Yo soy celíaca y necesito comida sin TACC, pero él me compra solo té y galletas de sémola. Para cenar o almorzar me da sólo arroz», aseguró a las autoridades.

Empero, los maltratos se extendieron hacia otros ámbitos, pues en poco menos de un año, su vástago la despojó de gran parte de sus bienes personales, incluyendo un televisor, su teléfono celular e incluso, sus obsequios de boda.

«Me sacaba de la pieza sólo para que le cocine fideos, que es lo único que había en la casa. Tenía sólo media hora para hacerlo y después me volvía a encerrar. Cuando se tornaba agresivo, me gritaba y me pegaba. Me lastimó el brazo y la espalda. Yo necesito atención médica pero me prohibió ir a ver al médico. Hace un año que no me atiendo», sostuvo.

De otra parte, se conoció que cuando la policía llegó al apartamento fue recibida por el hijo, quien inicialmente aseveró que la anciana no se encontraba en la casa, aunque al poco cambió la versión y dijo que estaba descansando, pero los funcionarios insistieron y al ingresar al inmueble, encontraron que estaba encerrada en una habitación.

Trascendió que el hombre le había escrito mensajes en las paredes que contenían órdenes precisas acerca de lo que podía y no hacer, con el propósito de que los vecinos no cayeran en cuenta de su situación.

Uno, fechado el pasado 5 de febrero, decía: «Cada vez que viene un trabajador le decís que tengo que estar yo porque después la gente hace comentarios» y en otro más le prohibía hablar en la cocina porque los vecinos podían escucharla.

Tras esto, los agentes trasladaron a la dama a un hospital donde fue sometida a una revisión médica, mientras que el hijo fue trasladado a una comisaría cercana, acusado de abandono de persona agravado.

Pese a que el presunto agresor se negó a declarar ante las autoridades, gracias al testimonio de la víctima, la Fiscalía determinó rápidamente que tras las acciones lesivas, se escondía un interés económico.

«Desde hace dos años que mi hijo me dice que quiere vender este departamento, que es la casa familiar, donde vivimos siempre. Yo me negué porque no tenemos otro lugar donde ir. Me pidió la escritura varias veces, pero yo me negué», reza parte de su declaración.

Además, en su empeño por conseguir el dinero que le dejaría la venta del inmueble, refirió que el hombre se atrevió a amenazarla de muerte. «Firmás o te apuñalo», le habría dicho.

De acuerdo con medios argentinos, se comprobó que el hijo pretendía vender el inmueble, comprar una vivienda más económica y quedarse con el resto del dinero. Inclusive, precisan, le entregó documentos a una abogada para que se encargara de iniciar los trámites de venta.

Después de haber sido evaluada por un médico, la mujer fue trasladada a la residencia de un familiar, mientras que su agresor quedó detenido preventivamente en espera de juicio. De comprobarse las acusaciones, podría enfrentarse a una pena de 10 años de cárcel.

(LaIguana.TV)