La elección parlamentaria de medio término, que comienza a delinearse en las PASO de hoy y que se terminará de definir en la elección general 14 de noviembre, pone en juego la capacidad del Gobierno de Alberto Fernández de poder avanzar o no en muchos de los cambios políticos-económicos estructurales que hasta ahora se vieron frustrados por un Congreso polarizado. El Frente de Todos necesitará una muy buena elección para intentar alcanzar o acercarse lo máximo posible al quórum propio en la Cámara de Diputados donde naufragaron varios de los proyectos del Gobierno y un esfuerzo aun mayor para conservar la mayoría en el Senado. En la vereda de enfrente, el interbloque de Juntos por el Cambio buscará conservar su poder de veto en la Cámara baja y apuesta todas sus fichas a arrebatarle o condicionarle la mayoría al oficialismo en el Senado.

Diputados

La Cámara baja renueva la mitad de sus bancas de una conformación altamente polarizada. Allí, el FdT arriesga 51 escaños de sus 120 actuales (9 menos que los necesarios para el quórum propio). En tanto la alianza macrista de JpC que tiene un interbloque de 114 diputados pone en juego las 60 bancas que obtuvieron en su mejor elección legislativa, la de 2017, cuando aun ocupaban la Casa Rosada. También estarán en disputa otras 16 bancas, de las 22 que hasta ahora se repartían el interbloque lavagnista de Consenso Federal; el Interbloque Federal para el Desarrollo que acompañó varias leyes del FdT; las 2 del Frente de Izquierda (FIT) y algunos monobloques.

Aunque nadie deja cabos sueltos, la disputa estará centralizada en los distritos electorales más grandes y donde talla con fuerza la provincia de Buenos Aires que reparte 35 bancas. Allí el FdT, pone en juego 17, las obtenidas por separado en 2017 por los ahora integrantes de la coalición oficialista (13 de la kirchnerista Unidad Ciudadana y 4 del massista 1País). Mientras que JpC obtuvo en esa misma elección 15 diputados, aunque ahora arriesga 14 porque uno de ellos abandonó el interbloque. En territorio bonaerense, el FdT aspira no solo a retener sino ampliar algo la diferencia: el antecedente inmediato es la elección de 2019 cuando le arrebató la gobernación al macrismo con un 52,6 por ciento de los votos y cosechó 19 bancas. Mientras que JpC con el 37,7 por ciento se alzó con 14. Las 4 restantes en juego son 2 del FIT, 1 del lavagnismo y 1 de un monobloque.

La situación se invierte en la Ciudad de Buenos Aires, el bastión macrista y donde JpC más bancas propias pone en juego: 10 escaños (8 de Vamos Juntos y 2 de los ahora aliados de Evolución de Martín Lousteau que entonces fueron separados). Mientras que el FdT arriesga las 3 que consiguió en 2017. Pero en CABA hay terceras fuerzas que pujan fuerte en esta elección para entrar en el reparto: el ultraconservador “libertario” Javier Milei y el Frente de Izquierda (FIT).

Córdoba y Santa Fe reparten 9 bancas cada una. Y en ambas hay 3 fuerzas principales en la disputa por el reparto. La Docta aparece como una de las provincias más refractarias al oficialismo nacional en las urnas, aunque ahí el FdT arriesga una sola banca y aspira a incrementar su representación. JpC pone en juego 5, mientras que el oficialismo provincial de Hacemos por Córdoba 3 y busca consolidar su propia bancada. En Santa Fe, JpC quiere repetir las últimas dos elecciones en la que se alzó con 5 bancas que arriesga en esta. El FdT tiene 3 y busca aumentarlas con el impulso de haber ganado la gobernación santafesina en 2019. De atrás aparece el Frente Progresista que gobernó la provincia 12 años y que en 2017 obtuvo un solo diputado.

Mendoza y Entre Ríos eligen 5 diputados cada una. En la provincia cuyana el oficialismo de JpC aspira a retener las 3 que ostenta y el FdT pone en juego 1 y busca sumar la banca que en 2017 consiguió la fuerza Protectora que ahora se sumó a la coalición. Mientras que en la provincia mesopotámica, el FdT buscará cambiar la ecuación de 2017 cuando consiguió 2 bancas y JpC 3.

Un escalón mas abajo en la cantidad de población, Tucumán y Chaco reparten 4 bancas cada una. En Tucumán, el FdT buscará sumar una banca mas a las 2 que arriesga, mientras que JpC solo pone en juego 1 e intentará recuperar la banca de la aliada peronista que abandonó el interbloque. En Chaco, el peronismo buscará revertir la derrota de 2017 en la que fue dividido, aunque a pesar del triunfo ajustado de JpC el reparto de bancas fue de 2 para cada fuerza.

Otras once provincias eligen 3 diputados cada una. En La Pampa, San Luis, San Juan y Catamarca el peronismo busca mantener el actual reparto: 2 para el FdT y 1 para JpC. En Salta el FdT buscará revertir la elección de 2017 en la que fue dividido y sumar otra banca a la que renueva, lo mismo intentará en Santa Cruz. Lo inverso sucede en Jujuy y Corrientes, gobernadas por la UCR, donde JpC apuesta a mantener las 2 bancas que pone en juego y que el FdT aspira a revertir.

Tres de estos distritos están en manos de oficialismos provinciales con distintos posicionamientos a nivel nacional. En Santiago del Estero el Frente Cívico quiere repetir sus arrasadores triunfos y retener las 3 bancas que luego tributarán al FdT en el Congreso. El Frente Renovador de la Concordia buscará en Misiones mantener las 2 bancas que pone en juego que luego funcionan como aliados parlamentarios del oficialismo, mientras que la restante está en manos de JpC y que el FdT. En Neuquén, el MPN quiere retener su propia banca, donde el FdT y JpC se reparten las otras 2.

Los cinco distritos más chicos del país reparten dos bancas cada uno. En Formosa, La Rioja, Chubut y Tierra del Fuego el reparto fue por iguales entre las dos principales alianzas nacionales: FdT 1 y JpC 1. Lo mismo sucede en Río Negro, donde esta vez el oficialista JSRN aspira a quedarse con la que obtuvo JpC en 2017.

Senado

La Cámara alta renueva un tercio de su composición en la elección que definirán ocho provincias. Aquí el FdT es el que más arriesga: pone en juego 15 de sus actuales 40 bancas y buscará mantener el número mágico de 37 senadores para sostener el quórum propio en el Senado. Mientras que JpC tiene que renovar sólo 8 de 28 senadores que integran la alianza macrista, entre propios y aliados provinciales.

No será una elección fácil para el oficialismo, especialmente en distritos que no les son favorables. De los 3 senadores que elige cada provincial, el reparto será de 2 para la fuerza política que obtenga la mayoría de sufragios y el restante para el que lo siga en cantidad de votos.

El FdT confía en retener la mayoría Tucumán, Catamarca y La Pampa. Lo mismo que en Chubut, con la particularidad que el FdT cuenta hasta ahora con sus 3 representantes en el Senado, ya que el senador que había llegado en la boleta del oficialismo provincial Chubut Somos Todos terminó por plegarse al bloque oficialista en 2019. Por lo que en principio perdería un senador por esa provincia patagónica.

Santa Fe y Corrientes aparecen como elecciones más complejas, donde El FdT también aspira a conservar sus 2 senadores por la mayoría. En Santa Fe, porque es una de las pocas provincias donde el oficialismo tiene internas, aunque su principal contrincante JpC va dividido en cuatro listas en estas Paso. En Corrientes porque el oficialismo provincial ECO –encabezado por la UCR– obtuvo un rotundo triunfo en la elección provincial el pasado 29 de agosto, pero habrá que ver JpC logra trasladar ese mismo caudal electoral a una elección nacional.

En Mendoza, el oficialismo radical que tributa a JpC confía en retener los dos senadores por la mayoría y volver a relegar al FdT. En tanto Córdoba vuelve a presentarse como el escenario mas adverso para el FdT: JpC podría retener sus dos bancas en el Senado, a pesar de su furiosa interna en la provincia; mientras que el oficialismo provincial de Hacemos por Córdoba quiere recuperar la propia luego que Carlos Caserio pasó a las filas del oficialismo nacional. Si el cordobesismo que responde al gobernador Juan Schiaretti lo alcanza, el FdT no obtendría ningún senador por Córdoba.

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