A algunas personas les encanta masticar cubitos de hielo, pero este hábito aparentemente inofensivo podría resultar en serios problemas dentarios.
El dentista pediátrico Matthew Cooke, profesor asociado de Ciencias de la Salud en la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos), explicó las consecuencias que podría tener la práctica de triturar el hielo con los dientes.
El especialista aclaró que, para muchos, esta es una actividad relajante, capaz de aliviar el estrés o ayudar a calmarse. En algunos casos, las personas pueden masticar hielo para satisfacer los antojos alimentarios, ya que eso imita la sensación de comer, pero sin ingerir calorías. Para otros, masticar cubitos de hielo puede ser simplemente un hábito, apuntó en The Conversation.
«No importa la causa, es un hábito que vale la pena abandonar», afirma el médico.
Cooke alerta que masticar hielo es una acción dañina para la salud bucal. La práctica podría terminar en una costosa visita al dentista u ortodoncista.
Según el especialista, masticar hielo puede provocar grietas en el esmalte de los dientes, lo que puede aumentar la sensibilidad de ellos a las comidas y bebidas frías y calientes.
Es posible también que, al morder el hielo, un diente se rompa y termine más susceptible a las caries. Aquellos que ya tienen obturaciones, coronas o carillas o utilizan aparatos dentales tienen los dientes particularmente vulnerables a los daños que el hábito puede causar.
«Dependiendo de la gravedad del problema, la reparación puede requerir cualquier cosa, desde un simple empaste hasta un tratamiento de conducto, un procedimiento más serio que requiere anestesia», subraya el médico.
En algunos casos, el deseo de masticar hielo puede ser causado por una deficiencia de hierro, una afección llamada pagofagia. Si una persona no logra dejar de comer cubitos helados, aunque se esfuerce, podría ser necesario concertar una cita con un médico.
(Sputnik)