En conversación con LaIguana.TV, el analista político Óscar Schemel avanzó opiniones acerca del impacto de los comicios regionales y municipales de este domingo, que a su juicio, marcan dos eventos importantes: la incorporación de «casi la totalidad de la oposición» a la ruta electoral -con el subsecuente abandono de los atajos insurreccionales- y el fin de la polarización extremista.

Así, indicó, de una parte las megaelecciones «son una innegable demostración de que la democracia está funcionando y se está legitimando» y de otra, el fin de la polarización, tal y como se conoció durante las últimas dos décadas, dará inicio a un proceso político estable, en el que todos los actores e instituciones quedan legitimados, incluyendo el presidente Nicolás Maduro.

El analista vaticina que este ciclo de reinstitucionalización del país se caracterizará por la tolerancia y el respeto entre las partes.

El futuro del «gobierno paralelo» y de las sanciones

Al ser consultado sobre el destino del pseudo gobierno paralelo de Juan Guaidó y de las medidas coercitivas unilaterales impuestas por Estados Unidos, Schemel puntualizó que «tradicionalmente, el departamento de Estado de los Estados Unidos ha jugado dos agendas en variadas situaciones y estas elecciones regionales y municipales no son una excepción.

De esta manera, por un lado, la Casa Blanca «autorizó» a diversas organizaciones políticas de la oposición a participar -de otro modo, destacó, no lo habrían hecho-, con miras a recuperar la ruta electoral y conseguir el ansiado cambio de gobierno; de otro, Washington mantiene las sanciones, el cerco y la campaña de descrédito contra la democracia venezolana para conseguir exactamente los mismos fines.

La abstención es una consecuencia de la falta de alternativas

Óscar Schemel no comparte la idea de que los crecientes niveles de abstención en Venezuela -que se inscriben dentro de un proceso de descrédito global de los partidos políticos y de la forma tradicional de hacer política- se deba a la despolitización.

Para defender su posición, rescató que en Venezuela nunca se habían visto niveles tan altos de participación como los que se han registrado durante la Revolución Bolivariana, que aún con evidente merma de electores, no debe interpretarse directamente como falta de interés en los procesos electorales o falta de confianza en el voto.

Refirió, asimismo, que en la última medición que realizara Hinterlaces, de la cual es presidente, 85% de las personas que se identificaron como chavistas, aseguraron que definitivamente votarían, mientras que entre quienes se declararon como independientes u opositores, el porcentaje se redujo a cerca del 40%.

Sobre esto se colgó para decir que la abstención es una consecuencia de la falta de alternativas, particularmente en las filas de la oposición, pues aunque la gente quiere votar, preferiría no hacerlo por el chavismo.

Así las cosas, a su parecer, esto solo puede deberse a la falta de liderazgo y de propuestas por parte de ese sector, pues tiene más de dos décadas confundiendo respaldo con descontento hacia el gobierno.

De ahí que, tres de cada cuatro venezolanos creen que la decisión de no participar en elecciones asumida en distintas ocasiones por ese bloque, es incorrecto, pero más del 80% cree que el voto es la única herramienta democrática.

¿Cuál será el futuro político que le espera a los venezolanos?

El experto insistió en que «estas elecciones sellan el fin de la polarización extremista de los últimas dos décadas» y destacó que el reconocimiento del árbitro y del presidente Nicolás Maduro, son factores que van a fortalecer la democracia en el país.

A partir de ahí, especuló que podría producirse una nueva polarización -con rasgos diferentes a la que, según él, acabó con la elección de hoy- a partir de la confrontación frente a dos modelos económicos, si bien lo que denomina «postpolarización» podría dar lugar a «alianzas policlasistas».

De otra parte, para Schemel es indiscutible que «el chavismo ganó la batalla hegemónica a nivel simbólico dentro del quehacer y pensar político, pues buena parte de las ideas que produjo ese bloque son dominantes en el país, particularmente en lo que respecta al

modelo de inclusión, que «ya es parte de nuestra cultura política y social», un triunfo que las elecciones de hoy terminan por sellar.

Más de 20 años de «cambios profundos» en la sociedad venezolana

Para Schemel, es claro que desde la llegada del chavismo al poder, hace 22 años, se han producido «cambios profundos en el seno de la sociedad venezolana», que hace dos décadas solamente aparecían como expectativa entre la mayoría excluida y que se expresaba en asuntos como la lucha contra el autoritarismo el autoritarismo social y el desprecio de las élites.

Transcurrido este tiempo, asegura, las tornas cambiaron y el igualitarismo basado en el respeto se introdujo indefectiblemente en el seno de la sociedad venezolana; pues ahora «los de arriba» respetan a la mayoría que se hizo visible.

En opinión del presidente de Hinterlaces, una de las debilidades fundamentales de la oposición es que ignora los aspectos subjetivos y emocionales del chavismo, al que definió como algo más grande que «un partido político».

A este respecto precisó que el chavismo es una realidad emocional, una identidad, una cultura política y no solo una visión de la sociedad; una relación distinta, amorosa con el liderazgo y la oportunidad que tuvieron las mayorías de hacerse visibles.

En continuación de la enumeración de fallos del bloque opositor, apuntó que carece de mensaje, carece de símbolos, carece de sensibilidad, incluso por la extracción social de sus dirigentes, lo que les impide establecer una relación cercana con las mayorías populares.

Así las cosas, opinó que la oposición necesita construir una identidad propia y recuperar o cimentar, según el caso, su relación con la mayoría, algo que no resuelve la emergencia de un liderazgo carismático, pues su estrategia ha sido beneficiarse del descontento popular por fallos de gestión del gobierno y capitalizar el voto de castigo, sin haber podido llegar a convertirse en una alternativa que convoque a las mayorías populares.

Por este motivo, Schemel avizora que si este sector llegara al poder en esas condiciones, sería incapaz de gobernar, de gestionar las demandas y conquistas populares, pues carece un mensaje propio y de una conexión genuina con la gente.

«Hasta ahora, la oposición solo ha dicho ‘Chávez vete ya’ y después, ‘Maduro vete ya'», enfatizó.

Ni adelanto de elecciones ni referéndum revocatorio

Óscar Schemel estima «impertinente» la propuesta de repetir las elecciones parlamentarias de 2020 y de adelantar las elecciones presidenciales. «Quien va ganando, no comete ese tipo de errores. Habrá que esperar dos-tres años para consultar al pueblo en una elección presidencial», sentenció.

En vez de esto, insistió, la oposición debería concentrarse en construir una identidad personal, diferenciada del chavismo y construir lazos empáticos con la mayoría, sin que ello signifique que las elecciones no sean útiles para tales fines, pero separándose de quienes consideran que las elecciones adelantadas son la respuesta para alcanzar el poder.

Avaló estos pareceres con base resultados avanzados por la firma Hinterlaces, que estima que más del 90% de los consultados piensa que la oposición necesita nuevos líderes y 56% prefiere que Maduro resuelva aunque sea parcialmente los problemas económicos del país.

Además, indicó que 56% está más de acuerdo que Maduro termine el mandato que se convoque a un referéndum revocatorio. «La gente quiere paz, consensos, unión nacional para resolver los problemas económicos del país», argumentó, pues si bien esta salida es constitucional, en su opinión, la gente vería en ella una ocasión para que se desaten peleas entre la oposición y el Gobierno Bolivariano.

En esa misma dirección hablan resultados que apuntan hacia un amplio respaldo a la unión nacional en pro del país, independientemente de la identificación político-partidista.

«Más que convocar elecciones en el corto plazo, la gente lo que quiere es que nos pongamos de acuerdo para resolver los problemas», aseguró. El todos, aclaró, sobrepasa a los políticos e incluye a diversos actores sociales relevantes para la vida nacional. «El país no quiere más problemas, sino acuerdos policlasistas que nos permitan recuperar el desarrollo», remató.

(LaIguana.TV)