El conocido como Black Friday (Viernes Negro), una fecha de habituales rebajas en los comercios, estará este viernes 26 de noviembre marcado en Estados Unidos por la elevada inflación.
El índice de precios al consumidor, medido por el pago de bienes y servicios, aumentó un 6,2 por ciento en comparación con el año anterior, indican datos oficiales.
No obstante, tras casi años de pandemia de Covid-19, ni los altos precios ni la escasez de algunos de los artículos más solicitados serán impedimento para realizar compras, al menos no del todo, afirma un análisis publicado en el sitio de noticias estadounidense Vox.
Según el citado medio, independientemente de la gravedad de la situación económica y los problemas existentes en la cadena de suministros, gracias a la mejoría del mercado laboral habrá compras navideñas, aunque con limitaciones.
Una encuesta reciente de la compañía Conference Board mostró que las personas saben que este año tendrán que pagar más por comida y regalos en comparación con el 2020.
La escasez de algunos productos, debido a los retrasos en la descarga de buques en los principales puertos del país, llevó a algunos minoristas a reducir la variedad de mercancías disponibles en sus estantes.
Analistas plantean que este Viernes Negro será crucial para el presidente estadounidense, Joe Biden, quien tiene mucho en juego mientras los republicanos están dispuestos a acusarlo de arruinar la temporada navideña.
Si bien muchas otras naciones también enfrentan una alta inflación y mayores tasas de desempleo que Estados Unidos, los altos precios perjudican la aprobación del mandatario cuando falta menos de un año para las elecciones legislativas de mitad de período, refirió el diario The Hill.
Economistas de Goldman Sachs esperan que las ventas de fin de año caigan entre un 0,5 y un 1,8 por ciento cuando se ajusten a la inflación debido a la reducida oferta.
Por su parte, la Casa Blanca intenta calmar esas preocupaciones y asegura que existen progresos en la descarga de mercancías en los puertos de Los Ángeles y Long Beach, donde ya hay un 32 por ciento menos contenedores a la espera que a inicios de mes.
(Prensa Latina)