Durante su rueda de prensa, Putin abordó muchos asuntos importantes nacionales e internacionales. Entre otras cosas se refirió a la situación del mercado energético y del gas. Sputnik conversó con Pedro Mouriño, CEO y fundador de IberAtlantic Global Corporation, cónsul honorario de Rusia para Galicia y experto en temas energéticos.

El líder ruso explicó que Rusia le vende gas a Europa a buenos precios, y que eso se debe a contratos de largo plazo, razón por la cual el precio es muy bueno. Pero el consumidor final recibe este gas a precios más altos en comparación con el precio inicial y por encima se culpa a Rusia. No obstante, Putin explica que Rusia no tiene nada que ver, sino que tiene que ver con cómo se revende en Europa.

¿En qué medida cree usted que es una explicación razonable y correcta?

Pues es básicamente una explicación muy correcta y muy razonable, y es fruto de un conjunto de circunstancias que se han dado, no en los últimos tiempos, sino en los últimos años, incluso en la última década.

En primer lugar, la exportación de gas normalmente siempre era regional. Es decir, hasta que no se inventó la tecnología del gas natural licuado, básicamente la única capacidad de exportar gas era a través de los gasoductos. Entonces eso evidentemente generaba una situación donde un mercado productor, en este caso Rusia, le vendía a un mercado consumidor relativamente cercano porque crear esa infraestructura de los gasoductos es cara. Por lo tanto, los primeros gasoductos rusos se crearon básicamente para suministrar a Europa y a sus vecinos más inmediatos: Ucrania, Polonia, todo lo que es la parte este de Europa.

Si nos fijamos en los últimos tiempos los gasoductos rusos en vez de atravesar el territorio ucraniano, polaco, etc., están llegando a Alemania: al corazón de Europa, a Europa central, a través fundamentalmente de Nord Stream 1 y 2, que es un gasoducto por el mar báltico. ¿Qué es lo que está ocurriendo? Que Alemania se ha convertido en el gran centro de distribución del gas ruso para el centro y este de Europa.

Por lo tanto se ha hecho la situación tan freudiana y tan esperpéntica, de que el gas en vez de ir a algunos consumidores finales, a Ucrania y a Polonia directamente a través de los gasoductos que había, está llegando a Alemania y esta lo revende a Ucrania y Polonia.

¿Y qué pasa en cualquier negocio de reventa y de intermediación? Los precios suben, porque hay una serie de actores que entran en la cadena de valor que quieren su margen comercial. Por lo tanto esta es la situación que ha descrito ayer el presidente Putin, que efectivamente se ha dado en los últimos años.

Así, tú tienes un consumidor en Ucrania, un consumidor en Polonia, que a su vez son abastecidos por empresas polacas o empresas ucranianas, esas empresas tienen que comprar gas. La única posibilidad de abastecer esos mercados de gas es a través del productor regional más próximo, en este caso Rusia, porque básicamente al mercado europeo hay tres grandes productores regionales que son capaces de abastecer al mercado europeo parcialmente: uno es Rusia que es el más importante, otro es Noruega que sobre todo atiende a los consumidores del norte de Europa, y otro es Argelia que atiende fundamentalmente a los consumidores del sur de Europa.

Esas tres son las grandes potencias regionales de exportación de gas natural a Europa, más el gas natural licuado, las plantas de gas natural licuado, que eso genera que tus proveedores ya no sean regionales, sino que sean globales. El gas natural puede venir de América del Sur, de América del Norte, de África, de cualquier lugar del mundo que sea susceptible de transportar en barco gasero.

Pero como la parte más importante del negocio son los proveedores regionales, aquí entran estos tres. Fundamentalmente en el este de Europa lo lógico, lo normal, en una situación normal de mercado es que fuese abastecido directamente por el productor Rusia a esos mercados.

Como intervienen criterios políticos, pero no puestos por Rusia, sino criterios políticos puestos por estos países, lo que se ha hecho es la situación de que finalmente el gas natural ruso acaba llegando a Alemania, que se acaba convirtiendo en el ‘hub’ de la distribución del gas natural ruso en el centro y en el este de Europa.

¿Y qué hace cualquier empresa, cualquier país que entra a la cadena de valor? Aplica sus márgenes comerciales: entonces yo te compro a ti por X pero acabo vendiendo a Polonia y a Ucrania por X + Y y de ahí está el encarecimiento de los precios.

Según sus palabras, la responsabilidad de Moscú detrás de los elevados precios en la Unión Europea no existe.

Sería tan sencillo, fíjate, hay gasoductos rusos que llegan directamente a algunos de estos países, por ejemplo a Polonia llega el Yamal Europa 2. El crecimiento de la economía polaca ha tenido en los últimos 20 años tasas de crecimiento del 4% y por lo tanto tienen necesidades energéticas mayores.

Con una lógica de previsión, las propias autoridades polacas le hubiesen explicado a las autoridades rusas: «Oiga, vamos a necesitar más gas natural, porque nuestra economía crece al 4% ininterrumpidamente, tenemos más capacidades industriales, más capacidades económicas, amplíen los gasoductos que ustedes tienen directamente con nosotros y negociemos contratos de largo plazo con buenas condiciones económicas».

No, el planteamiento es, «no queremos el gas ruso, queremos el gas de la libertad», por eso implementan plantas como la de Swinoujscie de gas natural licuado, para intentar atraer gas catarí y gas americano, mucho más caro que el gas ruso que llega a través de los gasoductos. Pero lo más esperpéntico, lo más realmente estupefacto, es cuando acaban comprando el gas ruso pero en vez de ser suministrado directamente en buenas condiciones con buenos contratos a largo plazo, lo acaban comprando a los alemanes que a su vez los alemanes repercuten las típicas comisiones por tránsito, por gestión, beneficios, etc.

Con lo cual, el gas que se acaba consumiendo en Polonia o Ucrania sigue siendo gas ruso, pero con mucha más intermediación por parte de los alemanes, y con precios mucho más caros.

Eso es lo que hacen las autoridades de estos países, porque en vez de meter una lógica racional económica, lo que están introduciendo es una lógica emocional y política, es decir, les hacen creer a sus ciudadanos que no reciben gas natural ruso cuando sí que lo reciben, lo que pasa es que lo reciben a través de Alemania, así es la explicación, así de sencilla.

(Sputnik)