Una dictadura global pretende establecer un único punto de vista acerca del conflicto entre la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y Rusia, una visión basada en noticias falsas y en la censura de los medios alternativos. 

En el programa Desde Donde Sea del miércoles 2 de marzo, el filósofo y comunicador Miguel Ángel Pérez Pirela, director del portal venezolano LaIguana.TV, analizó a fondo el delicado momento que vive esta confrontación entre potencias militares nucleares y la forma como se ha pretendido controlar la información al respecto. 

“Vaya qué momentos estos tan álgidos los que estamos viviendo porque debemos llamar a las cosas por su nombre y decir que estamos en una guerra. Hay muchísimas noticias falsas sobre este conflicto que se escenifica en Ucrania, pero del que Ucrania no es protagonista. Es entre Rusia y los países de la OTAN, encabezados por Estados Unidos. Estas naciones, luego de haber iniciado muchas guerras, invasiones y genocidios, se muestran escandalizadas por la operación militar de Rusia”, comentó el moderador. 

“Hay dos visiones: la occidental trata de personalizar en Putin el conflicto, diciendo que es un ambicioso imperialista que quiere apoderarse de un país más débil. Es una visión personalizada, ad hominem, de acuerdo a la cual el mundo enfrenta al imperialismo putiniano. La otra visión indica que la OTAN está tratando de expandirse hacia el este de Europa para cercar a Rusia, y que las acciones militares de esta nación han sido para impedir ese avance que compromete su seguridad nacional”, resumió. 

Precisó que desde 2014, el gobierno y el Estado rusos advertían de esa expansión y de la posible adhesión a la OTAN de Ucrania, que es el último tapón ante el expansionismo. Desde entonces insistieron en que no iban a permitir que Ucrania se convierta en cabeza de playa para ataques directos contra Rusia.  

“Con las fake news nos muestran imágenes de edificios civiles supuestamente bombardeados por Rusia, de los que luego se sabe que fueron víctimas de fallas de los equipos ucranianos; o nos muestran supuestos civiles que escapan de los ataques rusos, pero que, en realidad, son imágenes viejas, de los que huían en las semanas anteriores hacia Rusia de los bombardeos ucranianos a la región del Donbás –señaló Pérez Pirela-. Hoy tratan de silenciar la voz de RT, que les ganó a CNN y a todas las demás cadenas estadounidenses y europeas; cercenan la libertad de expresión luego de declararse amantes de ella. Lo que queda entonces viene de la maquinaria mediática de la OTAN y es pura propaganda de guerra. EEUU y UE que se presentan ante el mundo como paradigmas de la libertad de prensa y tienen a sus pueblos manipulados, sin información real, sin posibilidad de contrastar las noticias que les transmiten Euronews, BBC, France 24, etcétera”. 

Rememoró que LaIguana.TV y Desde Donde Sea han venido alertando sobre el riesgo de una Tercera Guerra Mundial y, frente a ello, alguna gente elevó críticas, diciendo que era una postura sensacionalista destinada a aumentar el número de visitas al portal y al programa. “Pero ahí tenemos a Lukashenko hablando de esto y también Biden, quien dice que ‘o sancionamos a Rusia o iniciamos una Tercera Guerra Mundial’”, argumentó. 

Añadió que en países que han sufrido las medidas coercitivas unilaterales, como es el caso de Venezuela, se tiene muy claro que tales acciones son ya parte de una guerra, pues causan muerte y ruina económica. 

“En este campo vemos dobles raseros que no se entienden muy bien. Por ejemplo, la expulsión del sistema Swift no es para toda la banca rusa. Hay excepciones como el Sberbank, la entidad financiera acaso más robusta de Rusia. Como es uno de los bancos que utiliza occidente para comprar gas y petróleo a Rusia, no lo han sancionado. La indignación no es tan grande como para afectar sus propios bolsillos”, puntualizó. 

A juicio de Pérez Pirela, la incapacidad de EE.UU. y la Unión Europea para competir con las potencias emergentes como Rusia, bajo sus propias reglas neoliberales, es la causa profunda de este conflicto, que trascendió el terreno declarativo y entró en el bélico. “Estaban tentando a Rusia, al Kremlin, a Moscú y, concretamente, a Putin para que reaccionaran y cuando lo hicieron, han salido todas las corporaciones a sancionar a Rusia. Están tratando de detener lo que por vía de la competencia neoliberal capitalista no han podido detener –continuó-. Estamos hablando de Rusia, un país netamente capitalista, no de la Unión Soviética. Moscú es una ciudad capitalista y neoliberal por antonomasia. No pudieron con ellos en el plano económico, tecnológico y comunicacional y ahora los atacan por la vía de las sanciones. No pueden con Rusia ni con China y entonces vemos a los países campeones en bombardear e intervenir en otras naciones, declarando que están indignados porque Rusia invadió a Ucrania”. 

Se refirió al mandatario ucraniano Volodímir Zelensky, al que calificó como un actor de segunda categoría cuyo personaje principal es un profesor que, en la ficción, llegó a presidente del país. “Con la popularidad de ese personaje, obtuvo el cargo en la realidad. Y ahora ese comediante se enfrenta a un estadista como Putin, que se puede o no querer, se puede criticar o aplaudir, pero es un líder mundial que tiene que confrontarse con un mamotreto, con una construcción mediática, un pitufo de la OTAN, un títere, una especie de Guaidó, porque en Keiv no manda él sino la OTAN”.  

Sobre las consecuencias, hasta el momento, de los acontecimientos, dijo que EE.UU. se frota las manos porque la guerra es en Europa, no en su territorio, y porque ahora tiene la excusa para bloquear a Rusia y sancionarla. “Pero el precio del gas en Europa subió 25% y el del petróleo llegó a los 120 dólares. Cuidado si no se da un efecto bumerán y les termina explotando a los EE.UU. y la UE en la cara”, advirtió.  

Señaló que la provocación a Rusia por parte de Ucrania era absolutamente innecesaria. “Ucrania no es el único país de Europa que no forma parte de la OTAN. Otros, como Austria y las naciones escandinavas tampoco son parte. Ucrania pudo quedarse como miembro incluso de la UE, como lo pidió ayer Zelenski, sin provocar a Rusia. Pero se prestó a los planes de EE.UU. y ahora paga las consecuencias –subrayó-. Imagínense que yo tengo una piedra y estoy tan cerca que les puedo dar a ustedes por la cabeza. Es natural que ustedes quieran evitar que yo les lance esa piedra. El reclamo de Rusia es que las armas ofensivas de la OTAN se queden a una distancia tolerable de su territorio. Pero la OTAN le dijo que si no quería OTAN iba a tener más OTAN. Y fue ante ese desafío que reaccionó Rusia”. 

Hizo hincapié en el tema de la dictadura global que se ha desplegado, cínicamente, en nombre de la democracia y de unos derechos humanos que dejan al mundo sin derechos humanos. “Hacen el trabajo de manipulación global, y vemos que todo el mundo se viste de amarillo y azul, terminan los países imperialistas, que se mantienen bombardeando a otros países y propiciando guerras, proclamando la paz y los derechos humanos”. 

En su opinión, esto no se va a quedar así. “Los fundamentos de la geopolítica y la geoestrategia están cambiando. Rusia no es Afganistán, Libia o Irak. El poder bélico de Rusia es para someter en pocas horas a Ucrania, pero no lo ha hecho. La mediática dice que Ucrania está resistiendo más de lo que se pensaba o que Rusia no es tan desarrollada militarmente. Pero no se puede tapar el sol con un dedo ni con un medio”.  

Consideró que EEUU ha dejado correr el tiempo para que la crisis se vuelva más ardua. “Se activa la ONU y salen muchos países a condenar a Rusia –agregó-. ¿Desde cuándo la ONU toma postura ante las invasiones? ¿Cuántas invasiones no han sido toleradas por la ONU? La guerra no es justificable, pero no caigamos en la campaña de las potencias capitalistas occidentales”. 

Para cerrar la parte editorial del programa, presentó el Iguanazo del caricaturista Iván Lira, en el que muestra imágenes de redes sociales y dice: “Libertad de pensamiento es que las redes sociales piensen por nosotros con total libertad”. 

Estado actual del conflicto

Al amanecer del pasado 25 de febrero, hora de Moscú, se concretó el peor escenario asociado a la crisis en Ucrania: el presidente ruso, Vladimir Putin, anunció el inicio de una operación militar especial, a petición de los líderes de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk.  

Según el titular de LaIguana.TV en esa oportunidad, se trató de «Acciones contundentes e inmediatas: Putin anunció operación militar especial en Donbás”. 

Según expresara el mandatario, la situación en el Donbás, donde el ejército ucraniano y milicias neonazis arreciaron sus ataques contra la población civil, requería de Rusia «acciones contundentes e inmediatas», si bien luego se indicó que las fuerzas rusas actuarían en distintos puntos de Ucrania para «desmilitarizar» y «desnazificar» el país.  

Putin argumentó que a Rusia no le había quedado «otra alternativa» que la incursión militar para defender a la población rusoparlante de Ucrania, a lo que sumó la falta de garantías de seguridad por parte de la OTAN.   

Aunque la acción fue inmediatamente tachada de «invasión» por occidente, desde el Kremlin adujeron que Rusia no pretendía permanecer en territorio ucraniano más allá del cumplimiento de su misión –que aspira completar en breve lapso– y tampoco poner en riesgo a la población civil. 

En ese orden, voceros del Ministerio de Defensa de Rusia aseguraron que sus ataques de alta precisión están dirigidos a la infraestructura militar, incluyendo aeródromos y aeropuertos, no a zonas residenciales.  

Habiendo transcurrido varios días desde el inicio de las hostilidades, desde occidente se ha respondido con medidas coercitivas unilaterales inéditas, que han implicado, entre otras cosas, cercos financieros, aéreos e informativos.  

De su parte, el gobierno ruso asegura que ya estaba preparado para un ataque de semejantes magnitudes, para lo cual dispone de respuestas variadas que se irán implementando conforme la situación lo amerite. 

Asimismo, el pasado lunes, delegaciones de los gobiernos de Rusia y Ucrania comenzaron negociaciones de paz en Bielorrusia y se confirmó un segundo encuentro, que se realizaría este miércoles, sin que hayan trascendido aún resultados concretos.  

También, en una decisión sin precedentes, la Unión Europea anunció que proveerá de armamento a Ucrania, a pesar de que ese país no forma del bloque comunitario.  

Guerra mediática y censura a gran escala

Toda guerra es lamentable y siempre entraña pérdida de vidas humanas, pero desde que comenzaron los enfrentamientos, periodistas, ‘influencers’ y medios de comunicación alineados con la narrativa impulsada por la OTAN se han encargado de difundir informaciones falsas orientadas a mostrar la «barbarie» del ejército ruso en Ucrania. 

Inclusive, en su afán por torcer la realidad, cadenas como Univisión han pretendido desmentir a residentes del Donbás acerca de la situación en el terreno.  

Según otro titular de LaIguana.TV, un colombiano residenciado en la república de Donetsk, dejó en la calle a Patricia Janiot y Alex Tienda por desinformar sobre Ucrania. Luis Muñoz le salió al paso a la desinformación sobre la operación militar rusa desplegada en la región del Donbás que adelantan medios afines a la OTAN y posicionadores de opinión, según la cual, Rusia invadió Ucrania y está bombardeando ciudades. 

En conversación con la periodista Janiot y claramente en contra de lo que ella expresaba, Muñoz ratificó que el ejército ucraniano lleva ocho años atacando a los cuatro millones de personas que residen en Donetsk y, que en su decir, la incursión de los militares rusos había traído tranquilidad a la población. 

«Ocho años en medio de una guerra y hoy he dormido muy tranquilo. En mi casa, las ventanas tienen tres vidrios y no se oye mucho, pero (…) cuando yo abrí por la mañana la ventana, escucho de lejos, muy, muy lejos, a dios gracias, esos sonidos», sostuvo el ciudadano colombiano. 

Este fiasco informativo no impidió que cierta prensa alineada continuara difundiendo bulos, de los cuales destaca el aplastamiento de un vehículo por parte de un supuesto tanque ruso en Kiev.  

Esta especie fue desmentida por el representante permanente de Rusia ante las Naciones Unidas, Vasili Nebenzia, quien precisó que el ejército ruso no cuenta «con sistemas tan obsoletos como estos en su armamento militar».  

Sin embargo, no se trata de la única ‘fake news’, pues el falseamiento ha incluido la presentación de capturas de videojuegos y bombardeos de otros conflictos como situaciones ocurridas en los últimos días, además de la utilización propagandística de refugiados del Donbás, a quienes presentaron como refugiados que huían de Rusia y no hacia Rusia.  

Ante tal proliferación de mentiras e inexactitudes, Rusia acusó en la ONU a Estados Unidos, la OTAN y sus aliados de desplegar «guerra informativa» sin precedentes.  

Varios de los videos presentados durante el programa muestran una auténtica recopilación de noticias falsas. 

En paralelo, por las redes sociales han circulado otros videos en los que se muestra la «preproducción» de algunas de las pretendidas noticias de la guerra entre Rusia y Ucrania. Así, se ha apelado al maquillaje e incluso a la transmisión «en vivo» desde centros de recopilación de cadáveres que, milagrosamente, se levantan durante la emisión.  

Los objetivos parecen claros: presentar una visión estándar del conflicto basada en informes retocados o deliberadamente falsos para justificar un enjuiciamiento de las autoridades rusas en la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra.  

Para alimentar esta tesis del enjuiciamiento de Rusia en tribunales internacionales, el pasado 26 de febrero, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, introdujo una demanda contra Rusia a en la Corte Penal Internacional (CPI) en la haya por crímenes de guerra y genocidio.  

A través de su portavoz, Dmitri Peskov, el Kremlin refutó estas acusaciones, subrayando que sus ataques han estado dirigidos a blancos militares. 

Adicionalmente, las autoridades rusas devolvieron en señalamiento a Kiev, en razón de los ataques perpetrados por el ejército ucraniano y milicias ultranacionalistas contra infraestructuras civiles y rusos en el Donbás.  

Con inusual rapidez, el fiscal general de la CPI, Karim Kahn, anunció el pasado 28 de febrero que solicitaría a los jueces del organismo el inicio de una investigación por crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad «cometidos por cualquiera de las partes en todo el territorio de Ucrania». 

Otro de los Iguanazos de Iván Lira se refiere a la faceta mediática de la guerra. Muestra un celular con rejas y la frase “Viva la libertad”. 

La campaña de desinformación, cuyos efectos políticos ya empiezan a sentirse, ha estado acompañada de una creciente censura hacia medios y periodistas que ofrecen una perspectiva del conflicto distinta a la presentada por la prensa alineada con la OTAN.  

Es el caso de la periodista francesa Anne-Laure Bonett, corresponsal en Ucrania, quien fue censurada en Facebook tras publicar un video en el que aseguró que el gobierno de Zelenski es el que está bombardeando a los rusoparlantes en Lugansk.  

«No estoy defendiendo a Putin, solo estoy siguiendo a los civiles (…). El gobierno ucraniano está bombardeando a su población», sostuvo Bonett.  

La advertencia de que no estaba tomando una posición –manifestó que había pasado el año previo en Armenia– y que no defendía al gobierno ruso, no bastaron para que la red social de Mark Zuckerberg calificara su contenido como desinformación y lo eliminara.  

Este caso trascendió gracias a la labor de activistas, que lograron descargar la pieza y la hicieron circular en distintas plataformas antes de que fuera borrada.    

En paralelo y a contrapelo del ejercicio de la libertad de expresión, miles cuentas en Twitter de medios y de periodistas que difunden la postura o las declaraciones de los funcionarios rusos sobre el conflicto, han sido tachadas, con razón o sin ella, como «afiliadas al gobierno de Rusia».  

Todavía peor ha sido el cerco impuesto por la Unión Europea sobre las agencias oficiales de noticias rusas, como Sputnik y RT, que cuentan con una amplia audiencia dentro de Europa y en América Latina.  

En opinión de Margarita Simonían, directora de RT, el conflicto en Ucrania fue un pretexto utilizado por el bloque comunitario para sacar del aire a estos medios, decisión que ya habían tomado y solo esperaban el momento propicio para anunciarla.  

Esta medida de censura fue impulsada por la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von Der Layen, quien acusó a estos medios de ser «maquinaria mediática del Kremlin en la Unión Europea» y amenazó con prohibir «su desinformación tóxica y dañina en Europa», lo que se concretó al día siguiente.  

En claro atentado a los principios que dicen defender, casi de inmediato, Meta y Youtube suspendieron todos los canales de Sputnik y RT en el espacio de la Europa Schengen.  

Sus cuentas continúan activas en Twitter, pero los mensajes en ocasiones aparecen ocultos y con una alerta en la que se indica al usuario que podría tratarse de desinformación.  

De momento, estas agencias han invitado a la audiencia que reside en países donde se impusieron bloqueos, a conectarse a través de redes como VK o Telegram, al tiempo que aumentaron la frecuencia de sus publicaciones en Twitter y habilitaron la transmisión en vivo en sus portales principales.  

En América Latina, se conoció que el regulador estatal de Uruguay prohibió las transmisiones de RT y en Argentina pidieron su exclusión de la red de televisión pública digital.  

Sin embargo, estas posiciones no reflejan adecuadamente la postura regional con respecto al tema, pues hasta el momento, con excepción de Uruguay, ningún otro gobierno ha prohibido las transmisiones ni ha bloqueado la difusión de su contenido e incluso algunos se han manifestado abiertamente en contra de la censura impuesta sobre los medios rusos.  

Así, a las esperables declaraciones de repudio procedentes de países como Venezuela, Cuba o Nicaragua, se sumó la del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien pidió el cese del hostigamiento medios y ciudadanos y señaló que no podía haber «doble moral» al hablar de libertad de expresión. 

Este miércoles, el mandatario fue todavía más lejos y tachó de «fascismo» el etiquetamiento al que está sometiendo Twitter a personas que se manifiestan a favor de determinadas opiniones.  

La mayor parte de los presidentes latinoamericanos, más allá de su alineación política, han evitado pronunciamientos extremistas y han abogado por una resolución pacífica del conflicto, incluyendo al propio López Obrador.  

Tanto él como su homólogo brasileño, Jair Bolsonaro, anunciaron que no impondrían sanciones a Rusia porque les interesa tener buenas relaciones con todos los países.   

Rusofobia desatada: todo lo ruso es proscrito 

El cerco sobre Rusia es multiforme y en las últimas jornadas ha adquirido visos xenófobos, dada la proscripción sin precedentes no solo de medios, sino también de personalidades rusas y de lo ruso en general.  

Analistas advierten que la censura, sumada a declaraciones xenófobas de personajes públicos, además de pretender imponer una única visión de las cosas, empieza a desatar una oleada de rusofobia en la población de la Unión Europea, que puede interpretarse como una «cacería de brujas».  

Dicho de otro modo: se pretende responsabilizar al pueblo ruso por las decisiones que toma su gobierno.  

Tanto es así, que a las largamente reseñadas sanciones económicas y financieras, así como a los bloqueos mediáticos sin precedentes antes descritos, se agrega la suspensión de los equipos deportivos nacionales de fútbol de Rusia de todas las competencias internacionales, incluyendo la venidera Copa Mundial de Fútbol Qatar 2022. 

Este 27 de febrero, el consejo de la FIFA y el comité ejecutivo de la UEFA decidieron «suspender a todos los equipos rusos, tanto a sus selecciones nacionales como a sus clubes» por tiempo indefinido, lo que implica, entre otras cosas, que la selección de Rusia no podrá disputar el Mundial de Fútbol de Qatar de 2022, según se lee en un comunicado difundido por el máximo regulador del fútbol en su portal. 

En el documento, las organizaciones toman partido por «el pueblo ucraniano» y manifiestan su interés en «que la situación en Ucrania mejore cuanto antes para que el fútbol pueda volver a ser un elemento de unidad y de paz para el mundo». 

En adición, el Comité Olímpico Internacional (COI) «recomendó» este martes «la no participación de atletas y entrenadores rusos y bielorrusos» en competencias oficiales.  

Esta resolución, claramente discriminatoria, involucra a un tercer país –Bielorrusia–, pese a que su presidente, Aleksandr Lukashenko, está acogiendo las conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania.   

A contrapelo de lo que ocurre en la realidad, el alegato ofrecido por el COI es que el gobierno bielorruso «respalda» las acciones de Rusia en Ucrania, versión para la que no se han ofrecido pruebas, pero que ha sido repetida insistentemente por voceros de Kiev y funcionarios de la Unión Europea.  

Se su parte, la Federación Internacional de Judo suspendió Vladimir Putin de su cargo de presidente honorario, mientras que la Federación Internacional de Taekwondo le retiró el cinturón negro honorario que le había otorgado, en reconocimiento a su alto nivel en varios estilos de artes marciales.    

Esto se ha extendido al ámbito de las artes, pues el alcalde de la ciudad de Múnich, Dieter Reiter, despidió al director de la Filarmónica de esa ciudad, Valeri Guérguiev, por no distanciarse «clara e inequívocamente» de la operación militar desplegada por Rusia en Ucrania.  

«Esperaba que reconsiderara su evaluación muy positiva del gobernante ruso [Vladímir Putin]. No lo hizo», alegó el funcionario alemán.  

Similar destino corrió la diva de la ópera Anna Netrebko, quien obligada por la presión, canceló sus funciones en Europa «hasta nuevo aviso», pues se le cuestionó por su cercanía personal con Putin. 

No bastó que previamente la cantante publicara un mensaje en su cuenta de Instagram en el que se manifestó contra la guerra y expresara sus votos para que esta culmine rápidamente.  

Dentro de Rusia, los ciudadanos también sufren los embates de esta ola rusofóbica aupada desde distintos frentes.  

Así, empresas como Apple o Nike anunciaron la suspensión de la venta de sus productos en tierra rusa y gigantes del streaming como Netflix han anunciado su salida de ese país, con el pretexto de que se les impone incorporar a su plataforma canales locales.  

Además, en acuerdo con la censura impulsada por la Unión Europea, Apple eliminó de su tienda las aplicaciones de las agencias Sputnik y RT, que en adelante solo podrán ser descargadas desde Rusia.  

El neonazismo, la carta oculta de Ucrania y occidente 

En este conflicto, el neonazismo ucraniano juega un papel central, pese a que los países que promueven el bloqueo contra Rusia e impulsan la rusofobia evitan referirse al tema o minimizan su alcance.  

La tolerancia de la llamada «comunidad internacional» hacia la glorificación del nazismo, el neonazismo y otras formas de discriminación se reflejó patentemente en votación que se hiciera el pasado mes de diciembre a una resolución de condena a estas prácticas promovida por Rusia.  

La Asamblea General de la ONU aprobó una resolución propuesta por Rusia contra la glorificación del nazismo y neonazismo con el apoyo de 130 países y 49 abstenciones –incluyendo a los 27 miembros de la Unión Europea y el Reino Unido–, mientras que solo dos Naciones votaron en contra: Estados Unidos y Ucrania. 

Entonces, Estados Unidos argumentó su negativa amparándose en la primera enmienda de su Constitución –que consagra el derecho a la libertad de expresión- y subrayando que esta «contraviene la glorificación del nazismo».  

El caso de Ucrania es distinto, pues hay suficientes muestras del resurgimiento de movimientos ultranacionalistas y neonazis, especialmente desde el golpe de Estado de 2014.  

A propósito del rechazo de Kiev a la propuesta, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia advirtió que «en la política de Ucrania está ganando terreno una línea que glorifica el nazismo y que se manifiesta en la decisión de las autoridades del país de revisar los resultados de la Segunda Guerra Mundial», que se ha traducido en «interpretaciones distorsionadas de los eventos históricos tienen como objetivo cultivar los sentimientos nacionalistas en la población». 

En favor de estos dichos rusos está la creciente glorificación de figuras como el colaboracionista nazi Stepán Bandera, quien fue elevado a la categoría de «héroe nacional» por el gobierno del presidente Volodímir Zelenski.  

Las agrupaciones ultranacionalistas, muchas de ellas sindicadas de masacrar a la población rusoparlante en el Donbás con la venia del gobierno ucraniano o de avalar estos actos, defienden el cuestionable legado de Bandera con el argumento de que se opuso a la Unión Soviética y por extensión, a Rusia.  

Capítulo aparte merece el Batallón Azov, un grupo de neonazis que desde el Euromaidán (la sublevación que derrocó al gobierno de Víktor Yanukóvich en 2014) goza del estatus de regimiento de la Guardia Nacional de Ucrania, a quienes se señala de hostigar y asesinar a ucranianos de origen ruso en el este de Ucrania.  

Pese a todos los indicios disponibles, en occidente no se admite la existencia de estos colectivos extremistas y, antes bien, hay quien sugiere armar y entrenar a «voluntarios» –calificativo usado por las autoridades ucranianas para referirse a ellos–, como la exsecretaria de Estado de los Estados Unidos, Hillary Clinton.  

En opinión de Hillary Clinton, los países occidentales podrían respaldar militarmente a Ucrania sin necesidad de involucrarse directamente en una confrontación con Rusia, como hicieran en la década de 1980 con los muyahidines de Afganistán, quienes forzaron la retirada de las fuerzas de la Unión Soviética tras una década de conflicto armado. 

«Rusia invadió Afganistán en 1980 y aunque ningún país entró, ciertamente tenían muchos países que suministraban armas y consejos e incluso algunos asesores a aquellos que fueron reclutados para luchar contra Rusia», dijo Clinton a la cadena estadounidense MSNBC, que la consultó para analizar la situación en Ucrania. 

«Creo que tenemos que observar esto cuidadosamente. Tenemos que proporcionar suficiente armamento para el ejército y los voluntarios de Ucrania y tenemos que seguir apretando las tuercas», insistió. Aseguró que «una insurgencia muy motivada y luego financiada y armada básicamente expulsó a los rusos de Afganistán».  

Clinton evitó mencionar que los muyahidines financiados y entrenados por occidente acabaron conformando el gobierno talibán, a quien la OTAN no pudo derrotar en dos décadas.  

Reflexiones para la discusión

Al cierre del programa, Pérez Pirela expresó que es el momento de apoyar a los medios alternativos, entre ellos LaIguana.TV, que va a seguir con su línea editorial responsable. “Es el momento porque recordemos que los medios alternativos, los que podían desmentir las fake news desde el terreno de los acontecimientos han sido cercenados y callados por una gran operación de censura que puede calificarse como fascismo 2.0 desatado”. 

Deploró que se haya llegado a un nivel tal de persecución y censura que la periodista francesa Anne-Laure Bonett haya tenido que aparecer pidiendo disculpas por decir la verdad y, a pesar de ello, fue castigada por las redes sociales. 

A la situación de los medios se añade el uso de la Corte Penal Internacional como armas de la hegemonía que aún preservan Estados Unidos y Europa. 

Otros instrumentos de ese dominio global, ahora muy comprometido por el surgimiento de un mundo multipolar, son las organizaciones del deporte profesional, entre ellos la FIFA. “¿Qué diría Maradona si estuviera con nosotros?”, se preguntó. 

Antes de finalizar la emisión, informó que en Jueves de Filosofía del 3 de marzo estaría como invitado el colombiano Roberto Almanza, para hablar acerca del tema de la filosofía caribeña. 

Dio la gracias al usuario Alex Cedeño por una donación para Desde Donde Sea y anunció que LaIguana.TV está estrenando cuenta en la plataforma Twitch. 

Adelantó que dentro de poco el canal de televisión 2.0 tendrá programación continua, las 24 horas del día. 

Palabras y nombres clave

Operación militar rusa, desnazificar, desmilitarizar, neonazi, pronazi, censura, guerra mediática, fake news, rusofobia, Rusia, Ucrania, OTAN, Estados Unidos, Donetsk, Lugansk, Bielorrusia, Kiev, Moscú, Unión Europea, Donbás, Corte Penal Internacional, Comisión Europea, Batallón Azov, Sputnik, RT, Twitter, Meta, Facebook, Youtube, VK, Telegram, Netflix, Apple, Nike. FIFA, Copa Mundial de Fútbol Qatar 2022, Comité Olímpico Internacional, Federación Internacional de Judo, Federación Internacional de Taekwondo, Vladimir Putin, Joe Biden, Volodimir Zelenski, Vasili Nebenzia, Dmitri Peskov, Karim Kahn, Anne-Laure Bonett, Margarita Simonían, Úrsula Von Der Layen,  Andrés Manuel López Obrador, Jair Bolsonaro, Aleksandr Lukashenko, Dieter Reiter, Valeri Guérguiev, Anna Netrebko, Stepán Bandera, Hillary Clinton. 

Fuentes citadas

LaIguana.TV / El Iguanazo de Iván Lira / RT /Nexo Latino / Univisión / Al Mayaden / Cuentas Twitter de Lenín Dávila Guerrero y de Chalecos amarillos. 

(LaIguana.TV)