El telescopio espacial James Webb logró captar imágenes de la Nebulosa de Orión, un conjunto de estrellas que se ubica a más de 1.350 años de luz de la Tierra.

Las imágenes tomadas con tecnología infrarroja fueron el resultado de una misión en la que participaron cerca de 100 científicos de 18 países diferentes que buscaron ampliar los hallazgos que ya había hecho con anterioridad el telescopio Hubble.

«Estamos sorprendidos por las impresionantes imágenes de la nebulosa de Orión. Empezamos este proyecto en 2017, por lo que hemos esperado más de cinco años por esta información», declaró la astrofísica Els Peeters, integrante del equipo de investigadores, en un comunicado de prensa de la Universidad Western.

Las imágenes forman parte del programa científico de publicación adelantada Regiones de Fotodisociación para Todos (PDRs4All ID 1288, por sus siglas en inglés) del James Webb, y permiten comprender mejor cómo las estrellas masivas se transforman la nube de gas y polvo de la que nacen.

«Las estrellas masivas jóvenes emiten fuertes cantidades de radiación ultravioleta directamente en la nube nativa que aún las rodean, y esto cambia la forma física de la nube, así como su composición química. Aún no sabemos qué tan preciso funciona esto, y cómo afecta a estrellas más lejanas y planetas en formación», agregó Peeters.

Las fotografías tomadas con diferentes espectros de luz infrarroja permiten observan diversas estructuras de la Nebulosa Orión, a escalas comparables al tamaño del Sistema Solar.

Destaca que se pueden apreciar filamentos densos, responsables de la generación de estrellas en las zonas más profundas de la nube de polvo y gas. Además, se observan cavidades pequeñas hechas por las nuevas estrellas que son expulsadas por la radiación intensa y los vientos estelares formados por las estrellas nacientes.

«Nunca habíamos podido ver detalles tan finos de cómo se estructura la materia interestelar en estos ambientes, y entender cómo se forman los sistemas planetarios en presencia de radiación fuerte. Estas imágenes revelan la herencia del medio interestelar en los sistemas planetarios», comenta Emilie Habart, profesor asociado del Instituto de Astrofísica Espacial, en Francia, quien también participó en la investigación.

La Nebulosa de Oríón se formó en un entorno similar al de nuestro sistema solar, razón por la cual los científicos tiene un particular interés por estudiarla, pues ayudaría a entender lo que sucedió durante el primer millón de años del planeta Tierra.

Una de las características de la nebulosa es que está oscurecida por grandes cantidades de polvos de estrella, lo que imposibilitó en el pasado al telescopio Hubble tomar imágenes más nítidas.

(Sputnik)