En el programa de inicio de la nueva temporada de Desde Donde Sea, el filósofo y comunicador Miguel Ángel Pérez analizó en detalle la reanudación de las relaciones entre Venezuela y Colombia, luego de tres años de ruptura absoluta y más de una década de agudas tensiones. 

Antes de entrar en materia ofreció un breve repaso del algunos de los temas que han marcado la agenda informativa en las últimas semanas, que por su incidencia, obligan al seguimiento. 

Mirando hacia el sur recordó que el pasado 4 de septiembre, el gobierno del presidente Gabriel Boric sufrió un duro revés en las urnas, cuando el proyecto de nueva constitución fue rechazado contundentemente por seis de cada diez chilenos que participaron en el referéndum. 

Desde su punto de vista, la derrota es particularmente significativa porque revela que aunque la ciudadanía clama por la construcción de un pacto social que entierre definitivamente el heredado de la dictadura de Augusto Pinochet, no ha sido posible avanzar en esa dirección. 

Así, destacó, Boric y su gestión, que se erigieron como vanguardia de ese anhelo, no fueron capaces de interpretar adecuadamente las demandas de la población y, antes bien, han reprimido con dureza las manifestaciones estudiantiles que se han sucedido tras el fracaso del «apruebo». 

«Boric ha llevado una presidencia gris, que se ha dejado faltar el respeto por los Estados Unidos, que ha reprimido al pueblo mapuche, al pueblo; no ha querido mojarse las manos con los temas de Venezuela y Cuba. En suma, una socialdemocracia» y traición a sus propios votantes, apuntó. 

Señaló, asimismo, que además se sumaron ciertas propuestas de la constituyente provenientes de «una izquierda exquisita» que priorizó temas de evidente tinte progresista y de vanguardia, pero no que no reflejaba las preocupaciones de la mayor parte de los oprimidos. 

Entretanto, continuó, en Argentina, un atentado frustrado perpetrado contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner la noche del 1 de septiembre, trajo de vuelta la importante discusión sobre el efecto acumulado de los discursos de odio impulsados por los medios de comunicación y voceros de la derecha. 

«Un clamor argentino es una Ley de Medios, una ley que ponga coto a unos medios omnipresentes, omnipotentes y ominiscientes», que se han encargado de infundir odio en una parte de la población. 

Esta realidad, acotó, es ampliamente conocida en Venezuela, porque medios ligados a la derecha local envenenaron sistemáticamente a un sector de la clase media. En el paroxismo, indicó, esto condujo al asesinato y persecución de personas que «parecieran» chavistas o pertenecieran a los cuerpos de seguridad del Estado. 

En su opinión, es notorio que Fernández de Kirchner –quien está siendo sometida a un nuevo intento de judicialización– ha sido demonizada desde hace años en programas televisivos y redes sociales, sin que se hayan tomado medidas para frenar los ataques ni se hayan producido cuestionamientos serios a tales procederes. 

Con respecto a la campaña presidencial de Brasil indicó que en la recta final se vislumbran dos claros contendores a la vista: el expresidente Luiz Inácio «Lula» da Silva y el actual mandatario, Jair Bolsonaro, de cara a unos comicios que se vislumbran como decisivos para la región y más allá. 

Aunque todas las encuestas otorgan una incontestable ventaja a Lula, aún no está claro si el líder izquierdista podrá imponerse en la primera vuelta prevista para el próximo 2 de octubre, en un contexto enrarecido por la violencia política del bolsonarismo y las propias amenazas del gobernante, quien no parece estar muy dispuesto a ceder el testigo pacíficamente, refirió 

«Ha asomado golpes de Estado, que se retirará de la política. Chantajes», puntualizó. 

Al otro lado del Atlántico, las sanciones impuestas contra los hidrocarburos rusos continúan derrumbando las economías europeas, al tiempo que las previsiones para el próximo invierno resultan completamente sombrías y se hacen prácticamente intolerables para un número creciente de personas. 

«Veo bravuconadas, pero siguen cayendo los gobiernos europeos. Y van a seguir cayendo, porque el invierno todavía no ha llegado», advirtió. 

Para fundamentar su alegato, comentó que multitudes han colmado las calles de ciudades como París, Praga o Berlín para exigir neutralidad en el conflicto proxy entre Rusia y la OTAN que se libra en Ucrania y expresar su rechazo al alza creciente en los precios de los alimentos y las facturas de electricidad, así como en repudio a las restricciones de consumo ordenadas por Bruselas. 

Desde su punto de vista, Úrsula von der Leyen, Josep Borrell y otros altos funcionarios solo dicen «frases grandilocuentes» y no han propuesto ninguna solución práctica a la ciudadanía. 

Informó, asimismo, que Ucrania logró recuperar zonas del sureste del país controladas por el ejército ruso desde el inicio del conflicto, al tiempo que se reportan escaladas armadas entre países del espacio postsoviético: Armenia y Azerbaiyán por un lado, y Kirguistán y Tayikistán, por otro. 

Hacia el Oriente, las alianzas entre Moscú y Beijing avanzan con buen pie. El 6 de septiembre, la gigante energética Gazprom y la compañía china CNPC acordaron realizar los pagos de gas en yuanes y rublos, lo que excluye al dólar de sus transas. 

Este jueves se reunieron en Uzbekistan los presidentes Xi Jinping y Vladímir Putin. La guerra en Ucrania y la tensión creciente en Taiwán fueron dos de los temas abordados. Putin también se reunió con el mandatario iraní, Ebrahim Raisi. 

«Reunión fundamental, trascendental para los próximos meses y años», destacó. 

Para concluir su presentación del panorama internacional mencionó que en este marco, los BRICS, bloque ampliamente impulsado por China, incorporará en sus filas a Argentina. Países como Egipto, Argelia, Turquía y Arabia Saudita han asegurado que tienen interés en unirse en el futuro cercano. 

Venezuela y Colombia: ¿fin del divorcio? 

Ya entrando en materia, relató que apenas un mes después de que el presidente Gustavo Petro asumiera la primera magistratura en Colombia, las relaciones bilaterales con Venezuela han experimentado un giro de 180 grados, luego de tres años y medio de suspensión y más de una década de tensiones. 

Uno de los últimos pasos –que en su criterio, resalta por lo significativo– fue la solicitud formulada por Petro a su homólogo Nicolás Maduro, para que Venezuela retomara su papel de garante en las conversaciones de paz entre el Estado colombiano y el Ejército de Liberación Nacional, ELN. 

«Me pareció muy interesante, la veía muy improbable. Petro está demostrando ser un presidente con guáramo», agregó. 

En ese orden detalló que e presidente Nicolás Maduro anunció este martes que tras la solicitud formal que recibiera de su par Gustavo Petro, Venezuela acepta el rol de garante de las negociaciones y los acuerdos de paz entre el Estado colombiano y el ELN. 

Seguidamente, citó las palabras del mandatario: «Venezuela acepta el carácter de garante de las negociaciones de los Acuerdos de Paz de Colombia con el ELN y pondremos nuestra mejor voluntad, en nombre de Dios Padre Todopoderoso, por la paz total de Colombia, claro que sí». 

Con respecto al contenido de la misiva, que fue difundida en los medios públicos, destacó que alude a una conversación telefónica previa entre los dignatarios, anuncia «una pronta reunión en Venezuela» entre delegados del gobierno de Colombia y representantes de la insurgencia, refiere que la delegación del ELN que participará en los diálogos arribará a Colombia pasando primero por suelo venezolano y se resalta el papel de Venezuela en los procesos de paz adelantados en el vecino país. 

En medio de señalamientos hacia la política de seguridad del entonces presidente Iván Duque –cuya peores expresiones fueron el asesinato sistemático de líderes sociales y firmantes del Acuerdo de Paz de 2016–, Petro prometió en su campaña trabajar para alcanzar la «paz total» y dejar atrás las más de siete décadas de conflicto armado. 

No obstante, aunque Venezuela fue un actor decisivo en los acuerdos que suscribieran el Estado colombiano y las FARC, las constantes críticas del ahora presidente neogranadino hacia el gobierno de Venezuela, ponían en entredicho la posibilidad de consolidar en el corto plazo un relacionamiento tan estrecho, apostilló el especialista. 

Con todo, otra de sus promesas de campaña fue restablecer los lazos diplomáticos, consulares y comerciales con Venezuela. Hasta ahora parece que no habló en balde. A poco de triunfar en los comicios presidenciales, Petro marcó distancia de su predecesor, levantó el teléfono y llamó a Maduro, puntualizó. 

En reseña de la conversación, Pérez Pirela refirió que en el intercambio, los mandatarios manifestaron su disposición de rehabilitar plenamente y con bases sólidas los nexos binacionales. 

En recuento del nefasto escenario precedente subrayó que como es sabido, en la administración de Iván Duque terminaron por romperse las relaciones en razón del desconocimiento de Bogotá de las autoridades legítimas de Venezuela y su comprobado respaldo a distintas tentativas sediciosas contra el Gobierno Bolivariano. 

«Golpes de Estado, atentados terroristas, un verdadero desastre, y el pueblo venezolano y el pueblo colombiano fueron víctimas de esto, de lo que son culpables los Estados Unidos y la oligarquía colombiana son culpables de eso», fustigó. 

En cualquier caso, dijo para retomar la discusión, muy rápidamente quedó claro que mediaban urgencias para retomar los lazos. Apenas cuatro días más tarde, el entonces canciller designado, Álvaro Leyva Durán, acudió a San Cristóbal (Táchira) para reunirse en persona con el ministro de Relaciones Exteriores venezolano, Carlos Faría. 

En la declaración conjunta, el diplomático informó que el proceso de normalización de las relaciones comenzaría el mismo 7 de agosto, una vez Petro se posesionara. 

Las afirmaciones del encuentro resultaron ser completamente veraces, pues el 8 de agosto, Maduro anunció la designación del excanciller y exembajador de Venezuela en China, Felix Plasencia, como representante de Miraflores ante la Casa de Nariño. En reciprocidad, Petro comunicó el nombramiento de Armando Benedetti como embajador neogranadino en Venezuela. En su declaración, el mandatario asignó a su representante en Caracas «la ardua tarea de normalizar las relaciones» y recuperar la deshecha institucionalidad binacional. 

De seguidas comentó que a inicios de septiembre, los embajadores arribaron a las respectivas capitales para poner en marcha la compleja agenda bilateral. Benedetti fue recibido en en el Palacio de Miraflores por el presidente Nicolás Maduro el pasado 29 de agosto. 

Sobre este asunto recordó el encuentro transcurrió en un ambiente distendido y cordial. Y si bien en el momento no trascendieron detalles concretos de la conversación, sí se enfatizó que las partes se mostraron sonrientes ante las cámaras y que el diplomático obsequió al mandatario un sombrero «vueltia’o» de la costa colombiana. 

Tras la reunión, Benedetti dijo a la prensa colombiana que las partes trabajaban para concretar un encuentro presencial entre los presidentes Nicolás Maduro y Gustavo Petro en algún punto de la frontera. Y aunque no precisó una fecha, adelantó que podría tener lugar a mediados del mes de octubre. 

«Este encuentro es por decir lo menos, fundamental, y cambiarán muchas de las visicitudes que estamos sufriendo los pueblos venezolano y colombiano», advirtió. 

El representante de la Casa de Nariño fue recibido por segunda vez en Miraflores este 14 de septiembre. De acuerdo con lo que escribió en sus redes sociales, esta segunda reunión tuvo como objetivo revisar los avances en el restablecimiento de las relaciones. 

Entretanto, el embajador venezolano, Félix Plasencia aseguró desde Bogotá que tendría que hacer frente a una exigente agenda de trabajo que demandaría la cooperación binacional a tiempo completo, empero, debió esperar hasta el 7 de agosto para entregar sus cartas credenciales ante el presidente Gustavo Petro por problemas de agenda, según se dijo. 

Sin embargo, acotó que ello no supuso retrasos en el cronograma de reuniones definidas para rehabilitar las relaciones, puesto que antes de la recepción oficial, se reseñaron intercambios de alto nivel con el canciller Álvaro Leyva y con el ministro de Comercio, Industria y Turismo, Germán Umaña. 

Plascencia refirió que en su encuentro con el dignatario colombiano se abordaron asuntos sobre migración, seguridad, integración regional y el proceso de paz en el vecino país, sintetizó. 

Con relación a Umaña, recordó que realizó una visita oficial a Caracas los días 8 y 9 de septiembre. En su estancia, sostuvo reuniones privadas con el presidente Nicolás Maduro y la vicepresidenta Delcy Rodríguez. 

Entre otros cargos, antes de ocupar la cartera de Comercio, Industria y Turismo, el funcionario colombiano estuvo al frente de la Cámara de Comercio Colombovenezolana, una posición estratégica de cara al reinicio de la actividad comercial entre los dos países, puntualizó. 

Desde otro ángulo hay que apuntar que la llegada a Venezuela de Benedetti recibió extensa atención en los medios de los dos países y contrastó un poco con la relativamente discreta cobertura que recibió Plasencia en Colombia. 

A continuación se permitió presentar un miniperfil de Armando Benedetti. En primer lugar convino en puntualizar que el colombiano es un personaje de alto perfil mediático en su país desde sus tiempos de congresista. 

Sobre su ejercicio destacó que estuvo Inicialmente ligado al uribismo, pero rompió con Álvaro Uribe para sumarse al gobierno de Juan Manuel Santos, donde alcanzó a presidir el Senado, para luego sumarse a las filas del Pacto Histórico, la coalición que llevó a Petro a la Casa de Nariño. 

Pérez Pirela enfatizó que son bien conocidos tanto sus vínculos con el mundo empresarial de la costa colombiana como sus relaciones con la embajada estadounidense, algo que él no se encarga de ocultar. 

Durante su breve estancia en Venezuela ha concedido numerosas entrevistas en las que ha adelantado informaciones relevantes, como los avances de la devolución de Monómeros al Estado venezolano, el interés colombiano en el gas venezolano y la reanudación de la cooperación judicial entre Colombia y Venezuela, agregó. 

Al otro lado del péndulo, resaltó que la falta de estridencia de Plasencia no debe ser confundida con ausencia de eficacia para la tarea que le fuera encomendada ni con una posición de minusvalía en el vecino país. Se trata de un diplomático altamente experimentado, una razón que fue evocada por el propio Maduro cuando hizo público su nombramiento. 

Otro aspecto que le mereció interés es que voceros del gobierno colombiano se han abocado a manifestar abiertamente su disconformidad con la política exterior del expresidente Iván Duque hacia Venezuela y los venezolanos, al tiempo que han prometido un relacionamiento respetuoso en todos los niveles. 

A modo ejemplo El canciller Leyva calificó como «barbaridad» la ruptura de toda comunicación entre las dos naciones, mientras que el ministro del Interior, Alfonso Prada, manifestó que Colombia debe «pedir perdón» a los venezolanos que residen en ese país, en razón de los tratos vejatorios y discriminatorios a los que fueron sometidos durante la administración de Duque. 

Los desafíos de la reapertura fronteriza 

De todos los asuntos que despiertan interés en las recuperadas relaciones con Colombia, la reapertura de los 2.219 kilómetros de la extensa frontera común ha sido un tema central, tanto en lo que corresponde a los flujos migratorios como en lo tocante al comercio. 

En esta línea, el 9 de septiembre, los presidentes de Venezuela y Colombia comunicaron casi al unísono que la frontera se reabriría el venidero 26 de septiembre, anuncio que fue ampliamente celebrado por voceros y particulares de las dos naciones. 

«Saludo la reapertura de la frontera, pero creo que debemos prestar atención a esta reapertura, porque tenemos amplia experiencia de cómo con una frontera abierta se han ‘bachaqueado’ materias primas, nuestro petróleo, que Colombia luego ha vendido con entera libertad», observó. 

Con todo, desde su punto de vista se trata de un anuncio del que solamente hacía falta conocer la fecha. Aún en tiempos de Duque y sin ningún vaso comunicante entre los dos gobiernos, existía una demanda sentida tanto de la población fronteriza como del empresariado binacional, particularmente el colombiano, al que históricamente ha favorecido la balanza comercial. 

Estimaciones de la Cámara de Integración Económica Venezolano-Colombiana (Cavecol) apuntan a que una vez reanudado el tránsito de mercancías, las operaciones podrían sumar 1.200 millones de dólares al cierre de 2022, refirió. 

A pesar de que la cifra pueda parecer espectacular por corresponder solo al último trimestre del año, comentó que puesta en contexto, la proyección de los representantes empresariales es sensiblemente baja, si se la compara con los 6.500 millones de dólares facturados en 2008, cuando las cifras alcanzaron su tope histórico. 

Por otro lado, para el comunicador también es apreciable el interés de Venezuela en retomar sus nexos comerciales con la nación vecina en unas condiciones más ventajosas que las que han imperado hasta ahora, como la propuesta del presidente Nicolás Maduro para constituir una Zona Económica Comercial entre el estado Táchira y el departamento de Norte de Santander. 

Del mismo modo, puntualizó, el Jefe de Estado venezolano ha subrayado en diversas alocuciones la necesidad de consolidar una oferta exportadora sólida para penetrar competitivamente en el mercado colombiano, que supera los 40 millones de personas. 

Aunque es notorio el optimismo, posiciones más críticas invitan a evaluar con cuidado la reanudación del trasiego comercial con Colombia, en vista de que persisten situaciones que otrora fueron muy contraproducentes para los intereses venezolanos, como la presencia de casas de cambio ilegales en la zona fronteriza y el contrabando de bienes esenciales. 

Acerca de este particular subrayó el papel que han tenido las casas de cambio en la frontera colombovenezolana en el repunte especulativo que experimentaron el dólar y el euro las últimas semanas, que se tradujeron en un desplome salarial próximo al 30 %. 

Recordó, además, que la extracción irregular de mercancías subsidiadas en el pasado puso al borde del hambre a millones de venezolanos, por lo que «una reapertura ingenua» reeditaría tragedias pasadas. 

En esta línea argumentativa recuperó las declaraciones del diputado Julio Chávez, presidente de la Comisión Especial de Migrantes de la Asamblea Nacional, quien en data reciente advirtió que en el proceso de restablecimiento de las relaciones binacionales con Colombia, deben ponerse «sobre la mesa» situaciones conocidas que van en desmedro del interés nacional, incluyendo la existencia de casas de cambio que atentan contra la estabilidad de la moneda. 

A ello sumó el tráfico ilegal de combustible y de productos subsidiados desde Venezuela hacia Colombia, prácticas que en el pasado generaron pérdidas onerosas para la República. 

Presentando otro ángulo de este complejo tema, el analista comentó que el Estado venezolano también ha aprovechado la coyuntura para reposicionarse en espacios en los que su presencia había menguado significativamente en la última década, como es el caso del Banco de Desarrollo para América Latina-Corporación Andina de Fomento, cuya sede, paradójicamente, está en Caracas. 

Así, refirió, el pasado 13 de septiembre, la vicepresidenta Delcy Rodríguez participó en el foro «Caminos para la integración». En su intervención destacó el rol de Venezuela como potencia energética y enfatizó el papel de la integración colombovenezolana para la región. 

A su juicio, las expectativas expresadas por Rodríguez no lucen infladas, si se suman los comentarios del presidente del Banco de Desarrollo de América Latina-CAF, Sergio Díaz-Granados, quien dijo a la prensa que el organismo está dispuesto a respaldar la integración binacional en los términos que convengan los dos gobiernos. 

Además, en el proceso, el empresariado local ha figurado como un agente de primer orden. De hecho, señaló, al evento organizado por la CAF acudieron representantes de las principales asociaciones patronales del país, incluyendo al presidente de la Cavecol, Luis Alberto Russián. 

En declaraciones ofrecidas a Venezolana de Televisión, Russián celebró las palabras de la vicepresidenta y aseguró que estaban dirigidas a «generar confianza» entre quienes están involucrados en la dinámica fronteriza, al tiempo que respaldó que la reapertura sea gradual por diversos motivos, entre los que apuntó la confianza de los actores acerca de la perdurabilidad de la decisión, pues en su criterio hay oportunidades para hacer negocios en múltiples sectores. 

«La postura de Venezuela no ha cambiado, lo que ha cambiado es la manera como se está escuchando a Venezuela. ¿Por qué? Porque los Estados Unidos lo ordenó así», analizó. 

Para mostrar cuán vertiginoso ha sido el cambio de tornas tras el cambio de gobierno en Colombia, recordó que esta iniciativa estuvo precedida de la cumbre «Acuerdo de la Frontera», celebrada el pasado 19 de agosto en Cúcuta, Norte de Santander, en la que participaron empresarios de los dos países y funcionarios colombianos, incluidos el titular de la cartera de Transporte, Guillermo Reyes y el embajador Benedetti. 

Un segundo punto crítico es la atención de la extensa cantidad de migrantes desperdigados en los dos países, lo que pasa por la reapertura de diversas sedes consulares. 

Este paso aún no se ha concretado, pero según manifestara el embajador colombiano en Caracas, se trata de una prioridad para el gobierno del Pacto Histórico, que ha cargado contra sus predecesores por dejar «en la desidia» a los más de cuatro millones de colombianos, que en cuentas de Bogotá, residen en Venezuela. 

«Se habla mucho de los venezolanos en Colombia y muy poco de los migrantes colombianos en Venezuela –que son seis millones y no cuatro–, que también fueron abandonados a su suerte», comentó el especialista. 

Del lado venezolano, indicó, la posición es básicamente la misma, pues tras entregar sus cartas credenciales a Petro, el embajador Plascencia dijo a Venezolana de Televisión que uno de los asuntos centrales en la conversación con el mandatario fue la atención a los migrantes venezolanos, desprovistos de toda asistencia consular desde 2019. 

Para cerrar este tema refirió que desde el reinicio de las conversaciones entre Caracas y Bogotá se prestó atención a la reanudación de los vuelos comerciales, que se suspendieron definitivamente en marzo de 2020 con el advenimiento de la pandemia de COVID-19. 

Así, puntualizó, a tono con la reapertura fronteriza, el presidente Nicolás Maduro confirmó que los cielos se abrirán el 26 de septiembre, con rutas directas entre la capital colombiana y las ciudades de Caracas y Valencia. 

El gobierno de Petro y Monómeros 

Para Miguel Ángel Pérez Pirela, un tema inobviable dentro de esta nueva etapa de relacionamiento entre Colombia y Venezuela es el tema Monómeros. Por ello le mereció un capítulo aparte la actuación del recién instalado gobierno colombiano en relación con Monómeros, filial de Pequiven en Colombia, que con el respaldo de la administración de Iván Duque, desde 2019 estuvo bajo el control de agentes del pretendido gobierno de Juan Guaidó. 

A su parecer, la posición claramente diferenciada entre Petro y Duque, no resulta sin embargo, sorprendente, porque desde la campaña electoral, el ahora presidente manifestó su disconformidad con las maniobras del gobierno Duque para despojar al Estado venezolano de la compañía, en detrimento del campo colombiano y aún a sabiendas de los ampliamente denunciados manejos dolosos que perpetraron los administradores. 

Por ello, relató, el 9 de agosto, solo dos días después de haber asumido el cargo, Petro admitió que la situación de la compañía venezolana es «compleja» porque está «casi quebrada» y el régimen de sanciones impuestas por Estados Unidos a la industria petrolera venezolana podría comprometer todavía más su funcionamiento. 

Tras este posicionamiento público, el 10 de agosto la Superintendencia de Sociedades (Supersociedades) anunció el levantamiento de la intervención que impuso sobre la productora de fertilizantes, medida que se justificó a partir de su escasa salud financiera y las numerosas denuncias de manejos dolosos de las que ha sido objeto desde que empezó a ser administrada por personeros ligados a Guaidó. 

Sin embargo, apuntó, una investigación del portal La Tabla, que ha hecho un profuso seguimiento del caso, reveló que si bien el anuncio se hizo el 10 de agosto, la decisión se tomó oficialmente el 5 de agosto, durante las últimas horas del gobierno de Duque. 

El tema, nunca abandonado en Venezuela, cobró nuevos aires tras las declaraciones de Petro y a este respecto rescató los pareceres del analista colombiano Juan Carlos Tanus –residente en Venezuela–, quien sostiene que el Estado venezolano debe demandar al Estado colombiano por el despojo de la productora de fertilizantes. 

Con referencia a la entrevista que Tanus concediera a LaIguana.TV, puntualizó que para Colombia también reviste de interés que Venezuela retome el control del que otrora fuera su segundo principal activo en el extranjero, vistos los efectos de la escasez de fertilizantes derivada de la guerra en Ucrania. 

Con base en lo anterior, Pérez Pirela indicó que es difícil saber si en un contexto de recomposición de relaciones como el actual, pueda tener lugar una acción jurídica de este calibre. No obstante, avanzó que su lugar, luce más viable que la cooperación judicial entre los dos países permita investigar las múltiples denuncias de corrupción y conduzca a la sanción penal de los responsables directos. 

A este respecto precisó que el Ministerio Público de Venezuela ratificó las órdenes de aprehensión en contra de los pretendidos funcionarios que llevaron o llevan las riendas de Monómeros desde 2019 y el 25 de agosto anunció que una delegación de fiscales viajará al vecino país para investigar los presuntos casos de dolo. 

Desde su punto de vista, lo expresado por Tanus no carece de fundamento. En octubre de 2021, el portal La Tabla publicó los nexos entre directivos de Nitrofert –una empresa creada desde dentro de Monómeros para socavar su posición–, el gobierno de Iván Duque, el expresidente Álvaro Uribe Vélez y el dirigente ultraderechista Leopoldo López. 

Subrayó que pese a este panorama sombrío el gobierno de Petro parece estar dispuesto a hacer todo cuanto esté en su mano para devolver a Venezuela el control de su compañía y en estas acciones parece jugar un papel protagónico el embajador colombiano en Caracas, Armando Benedetti. 

El 19 de agosto, en el marco del encuentro empresarial de Cúcuta, aseguró a los asistentes que el gobierno del presidente Petro haría todo lo posible para regresarle la compañía a su legítimo dueño. 

El comunicador mencionó que aunque entonces solo había sido designado para el cargo, subrayó que, de ser necesario, Supersociedades intervendría para sortear una probable negativa de la Cámara de Comercio de Barranquilla, instancia encargada de aprobar el registro de la junta directiva. 

Todavía más, continuó, Benedetti manifestó que había sostenido reuniones «con personas de la OFAC» para impedir que la empresa venezolana fuera incluida dentro de la Lista Clinton. Su alegato fue que si ello ocurriese, Colombia resultaría gravemente afectada. 

Vista la relevancia de estas declaraciones, se permitió citarlas en extenso: «A las personas de la OFAC, yo les decía ayer que estuve en la embajada de Estados Unidos, que mucho ojo con la decisión que se fuera a tomar con Monómeros, porque si es una empresa venezolana y está en Colombia, el afectado sería Colombia, la seguridad alimentaria, el desabastecimiento de úrea, de fertilizantes y que desde Colombia le reventaban si llegaban en algún momento a pensar meternos en la Lista Clinton a los de Monómeros». 

Sin embargo, comentó, no fue necesaria la intervención del gobierno colombiano ante Supersociedades, porque el 25 de agosto, la Cámara barranquillera aprobó la junta directiva designada por la asamblea de accionistas de Monómeros a mediados de junio, que antes había rechazado. 

Coherentemente con lo que ya parece ser un asunto de tiempo, el 31 de agosto Benedetti sostuvo en una entrevista con la agencia EFE que la compañía será administrada por personas designadas por el gobierno venezolano y enfatizó que se trata de una decisión tomada. 

De nuevo, citó textualmente al diplomático: «El presidente Petro, al reconocer a Maduro, reconoce que el dueño es el gobierno venezolano. Eso ha traído alguna complicación con Estados Unidos, pero siempre dijo a Estados Unidos, a sus embajadores y consejeros económicos (…) que Monómeros se va a devolver a Venezuela, de acuerdo con nuestra reglamentación». 

En virtud del papel de Benedetti en este movimiento comentó que el pasado martes, al ser abordado por las cámaras de Venezolana de Televisión tras su participación en el foro «Caminos para la integración» organizado por la CAF, comentó brevemente que «lo de Monómeros va a pasar, creo que esta semana a más tardar, para Venezuela». 

A ello añadió que a la víspera, Benedetti denunció en sus redes sociales que el viceministro de de Asuntos Agropecuarios de Colombia, Luis Alberto Villegas, se reunió con el pseudogerente de la empresa Monómeros designado por el exdiputado Juan Guaidó, Guillermo Rodríguez Laprea. 

En síntesis de lo que el funcionario expresara en sus redes sociales, refirió que el encuentro fue calificado como «fuera de lugar», al tiempo que acusó al viceministro de no darse por enterado de lo que sucede con la empresa, ello en atención del interés del Estado colombiano en regresársela al Estado venezolano tan pronto como sea posible, pero más allá de la reacción del diplomático, no han trascendido comentarios del gobierno colombiano sobre el controvertido encuentro. 

EEUU: el tercero de la discordia entre Colombia y Venezuela 

Un último aspecto que signa el restablecimiento de las relaciones ente Colombia y Venezuela, es el rol de Estados Unidos, que ya figura como actor indeseable, aunque de primer orden, entre las naciones bolivarianas. 

Por ello, recordó, en correspondencia con esta realidad, a mediados de agosto, la Casa Blanca se pronunció en torno al restablecimiento de las relaciones bilaterales entre Colombia y Venezuela. 

Para tal fin retomó el lo que expresara un portavoz del Departamento de Estado a la agencia EFE, al ser inquirido sobre la designación del exsenador Armando Benedetti como embajador de Bogotá en Caracas: «Respetamos el derecho soberano de los gobiernos a establecer relaciones diplomáticas». 

Sin embargo, en conformidad con su actuación histórica, el 1 de septiembre, Washington mostró sus cartas reales: presionar al gobierno colombiano para que consiga el muy anhelado cambio de régimen en Venezuela, advirtió. 

Otro portavoz del gobierno estadounidense dijo entonces: «Estamos deseando trabajar de manera constructiva y respetuosa con el presidente Petro de Colombia en una gran variedad de asuntos de interés mutuo, incluida una solución pacífica en Venezuela», citó el experto. 

A su parecer, no se trata de una mera finta que pueda ser ignorada. Desde hace décadas, Bogotá figura como el principal socio de Estados Unidos en la región y fue un actor clave en la imposición del cerco diplomático y financiero contra Venezuela de los últimos años, así como en la preparación de variopintos intentos de derrocamiento del Gobierno Bolivariano. 

En el ámbito militar, la «cooperación» de Estados Unidos con Colombia tiene hondas raíces. Con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico, el Plan Colombia dejó una decena de bases estadounidenses, paramilitarismo creciente y muchas más hectáreas de cultivos ilícitos que hace dos décadas, enumeró. 

Por si ello no bastara, recordó, poco antes de su salida del poder, Iván Duque consiguió que Estados Unidos le otorgara a su país el estatus de «aliado estratégico no-OTAN», movimiento que se inscribe dentro del expansionismo militarista de Estados Unidos en todo el mundo frente a un eventual conflicto con China. 

No obstante, advirtió que el cambio de mando en la Casa de Nariño, supone un nuevo desafío para Washington y así lo reconoció Samantha Power, administradora de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID), en declaraciones ofrecidas a la prensa tras la toma de posesión de Petro, a la que acudió como invitada. 

Para él es evidente que no hay dudas de que la Casa Blanca planea vigilar muy de cerca al recién instalado gobierno colombiano, y en consonancia, el pasado 5 de septiembre, Laura Richardson. jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, llegó a Bogotá para una visita oficial de tres días. 

Según un comunicado de las Fuerzas Militares de Colombia, el objetivo del viaje era «fortalecer la cooperación» en materia de seguridad y medio ambiente, así como discutir aspectos relativos a la capacitación y entrenamiento de efectivos. 

En alusión a lo reportado por EFE, puntualizó que la generala estadounidense cumpliría «con una agenda que incluye reuniones con el ministro de Defensa, Iván Velásquez, y el comandante de las Fuerzas Militares, así como una visita a unidades estratégicas como la Fuerza de Tarea Conjunta Omega, que opera en el suroeste del país». 

Aportó, asimismo, el dato no menor que mientras esto se sucedía, el recién investido embajador Benedetti declaraba en las afueras del Palacio Federal Legislativo que una de las metas de la gestión de Gustavo Petro era conseguir el levantamiento de las sanciones estadounidenses y la reniserción de Venezuela en mecanismos de integración regional como la Comunidad Andina de Naciones. 

En su criterio, el interés de la Casa de Nariño a este respecto parece obedecer a un plan estratégico y no a meros pronunciamientos mediáticos, pues este 14 de septiembre, el presidente Gustavo Petro comunicó que le pidió al presidente Nicolás Maduro que considerara el reingreso de Venezuela a la Organización de Estados Americanos (OEA) y adelantó que solicitará lo mismo al presidente nicaragüense, Daniel Ortega. 

Sobre esta información refirió que en el acto de posesión de varios embajadores, entre ellos, el embajador de Colombia ante la OEA, Luis Ernesto Vargas, Petro destacó que había solicitado al presidente venezolano, Nicolás Maduro, que «reingresara al Sistema Interamericano de Derechos Humanos», un convenio formado por los Estados miembros del ente hemisférico. 

En precisión, indicó que Petro planteó la posibilidad de «pedirle a Nicaragua que reingrese también», aunque aclaró que «son decisiones de ellos, obvio, no son nuestras. No las podemos imponer». 

En su opinión, sin que esto signifique una correspondencia de prioridades y enfoques entre los gobiernos de Nicolás Maduro y Gustavo Petro, sí deja en evidencia que Bogotá está marcando distancia de las sumisiones que caracterizaron administraciones anteriores, en favor de una política exterior más soberana y más apegada a sus intereses nacionales. 

No obstante, acotó, cabe esperar que en Washington no serán bien recibidas las propuestas que le permitan a Venezuela tomar oxígeno y evadir sanciones, menos todavía si ello sucede con la ayuda de Colombia. 

Por esto no le resulta sorprendente que este jueves el subsecretario de Estado para América Latina, Bill Nichols amenazara con una nueva ronda de medidas coercitivas unilaterales, si el Gobierno Bolivariano no accedía a retomar las conversaciones con el sector de la oposición respaldado por la Casa Blanca. 

«Nicolás Maduro comete un error grave si piensa que nuestra paciencia es infinita y que las tácticas dilatorias le van a servir», dijo, citando las palabras de Nichols. 

Para Pérez Pirela, la invocación al diálogo puede interpretarse como una excusa por parte de la administración Biden, toda vez que la así llamada Plataforma Unitaria no tiene nada que ofrecer a las autoridades venezolanas, que, de a pocos, han logrado consolidar estrategias de supervivencia frente a las coerciones, punto real de los intercambios. 

Con respecto a las propuestas de Petro, el gobierno venezolano aseguró que está dispuesto a discutir los términos y condiciones en los que se produciría su retorno al bloque andino, si bien admitió que podría representar una ventana de oportunidad para sortear las medidas coercitivas unilaterales impuestas por Estados Unidos, redondeó. 

Según dijera la vicepresidenta Delcy Rodríguez, «el presidente Nicolás Maduro ha hablado de la vuelta de Venezuela a la Comunidad Andina de Naciones en nuevas condiciones, en nuevos términos, considerando no solamente las vulnerabilidades de nuestro país como nación bloqueada, sino también su potencialidad. Y aquí el papel de la CAF es fundamental». 

La funcionaria destacó que el restablecimiento de las relaciones con Colombia no es algo meramente comercial, sino de integración productiva para ambas naciones. Así, recordó que en 2021 hubo exportaciones entre los países miembros de la CAN por un monto de 8.667 millones de dólares. 

Sin embargo, puntualizó que «retornar a la CAN implica revisar la manera adecuada de participar en el sistema andino de integración y sus componentes. La integración de nuestros países y el regreso de Venezuela a la Comunidad Andina de Naciones tendrá sin duda un impacto muy importante en las relaciones comerciales con miras a una integración verdadera para el desarrollo». 

«Estamos hablando de la posibilidad de que Venezuela vuelva a formar parte de mecanismos de integración que otrora fueron abandonados», apuntó, al tiempo que señaló que Venezuela se encuentra en un momento económico interesante, a menos de dos años de las próximas elecciones presidenciales, donde su gas y su petróleo son más necesarios que nunca para el mundo. 

No obstante, a su juicio, este contexto obliga al país a andar «con pies de plomo», puesto que viene de una senda difícil, con una economía fuertemente cercada y sometido a presiones sin precedentes y apenas ahora empieza a levantar cabeza. 

(LaIguana.TV)