Aunque la Unión Europea (UE) impuso más sanciones a Rusia con su noveno paquete, esa medida económica restrictiva no afectará a la resolución de la crisis ucraniana, solo la diplomacia puede ser más eficaz, escribió Mariya Grinberg para la revista estadounidense ‘The National Interest’.

La ronda más reciente de sanciones occidentales, y probablemente cualquier ronda posterior destinada a limitar la capacidad de Rusia para financiar su esfuerzo bélico en Ucrania, tendrá un coste económico considerable para Occidente, consideró la autora.

En este fondo, enumeró varias razones por las que la inveterada práctica de restringir a Rusia en los mercados mundiales no tiene éxito. Por ejemplo, la de que el uso del mercado común como arma para perjudicar a un Estado concreto «merma considerablemente las ganancias de bienestar de un sistema económico común».

La periodista señaló que no se puede poner fin a la crisis ucraniana por medios puramente económicos.

«Sobre todo teniendo en cuenta que la India y China, junto con otros Estados clave más pequeños, no apoyan las sanciones occidentales, la diplomacia económica es la herramienta equivocada para este trabajo», agregó.

Aquí también se trata del esfuerzo —liderado por EEUU— para retirar a algunos bancos rusos del sistema SWIFT, que, al revés, llevó a la colaboración entre Rusia, China y la India para desarrollar una alternativa a este sistema de transferencia de información y pago, según Grinberg.

Además, seguir por la senda de la guerra económica, en su opinión, cambiará los patrones del comercio mundial, pero no impondrá costes lo bastante elevados como para obligar a Rusia a abandonar el conflicto. Asimismo, continuó la columnista, los mismos Estados europeos no pueden permitirse el completo aislamiento económico del país euroasiático.

«Como ocurre con la mayoría de las políticas que tienen un precio, las sanciones colectivas implican consecuencias distributivas, es decir, los costes individuales que cada Estado debe asumir a cambio del beneficio colectivo. Todos los Estados occidentales quieren sanciones que impongan grandes costes a Rusia, pero idealmente con el menor coste posible para sí mismos», enfatizó.

Ejempló que Bélgica sigue importando diamantes rusos; Francia, Hungría, Eslovaquia y Finlandia siguen importando combustible nuclear ruso; y Grecia sigue luchando por su derecho a transportar petróleo ruso.

En cuanto al petróleo, o sea, el techo de precio a él, Grinberg recordó que votaron a favor de prohibir las importaciones del crudo ruso el 3 de junio, pero entró en vigor solo desde el 5 de diciembre. A su juicio, esa ampliación del plazo dio a las empresas europeas la oportunidad de buscar proveedores alternativos, pero Rusia también tuvo tiempo de encontrar compradores alternativos para sus exportaciones.

Carácter demostrativo de las sanciones

Según la autora, las sanciones occidentales antirrusas, que pretenden ser demostrativas, dicen al resto del mundo: «Si rompes las reglas del orden internacional, la respuesta será rápida y severa», pero hay otra manera de interpretarlas.

«Puede servir como un ‘manual de instrucciones’ para proteger su economía de las sanciones occidentales. Las sanciones actuales —y futuras— revelan lo que los Estados occidentales pueden y no pueden acordar, hasta dónde están dispuestos a llegar por un interés vital de seguridad y, lo que es más importante, lo que no están dispuestos a hacer en un asunto de importancia fundamental», subrayó.

La consecuencia de este efecto demostración, en las palabras de la autora, es el daño causado al sistema económico internacional.

«Los Estados deben poder confiar en que el sistema no se convertirá en un arma contra ellos. Así, los llamamientos a nacionalizar las propiedades rusas congeladas para formar un fondo de recuperación para Ucrania degradan la confianza en la institución de los derechos de propiedad», puntualizó.

En conclusión, Grinberg manifestó que Occidente tiene la opción de seguir financiando una lucha ucraniana costosa y a largo plazo o buscar una solución diplomática.

«Para facilitar el fin de la guerra en Ucrania, Occidente tendrá que recurrir a herramientas alternativas. En la coyuntura actual, la diplomacia es la herramienta con más probabilidades de éxito. (…) Es probable que las conversaciones para llegar a un acuerdo exijan tener en cuenta los intereses de seguridad rusos en Europa relacionados con la detención de la ampliación de la OTAN», resumió.

El 16 de diciembre, la Unión Europea adoptó el noveno paquete de sanciones contra Rusia, en el que amplió la prohibición de invertir en el sector minero ruso, prohibió a los ciudadanos europeos ocupar altos cargos en empresas estatales y controladas por el Estado en Rusia, prestar al país euroasiático servicios en la esfera de publicidad, estudios de mercado, encuestas de opinión pública, etc.

Numerosos países empezaron a endurecer las sanciones contra Rusia después de que reconociera el pasado 21 de febrero a las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk como Estados soberanos y tres días más tarde lanzara su operación militar especial en Ucrania.

(Sputnik)