“Si las fuerzas de izquierda, principalmente la del expresidente Rafael Correa y los movimientos indigenistas, no deponen sus antagonismos va a resultar muy difícil que puedan aprovechar la coyuntura generada por el decreto de ‘muerte cruzada’ dictado por el presidente derechista Guillermo Lasso”, advirtió Miguel Ángel Pérez Pirela al analizar las perspectivas políticas de Ecuador en su programa Desde Donde Sea. 

Precisó que aunque hay cuestionamientos fundamentados sobre la constitucionalidad y legalidad del decreto de «muerte cruzada«, el escenario electoral, lejos de convenirle al presidente Lasso, le conviene a su oposición, como rápidamente advirtieran Rafael Correa y sus seguidores.  

“Sin embargo, añadimos un matiz a este escenario aparentemente favorable para las izquierdas y proyectos populares en Ecuador: Lasso logró ser presidente por la división entre el correísmo y el indigenismo, cuya difícil relación se ha transformado en un muro para avanzar en un proyecto nacional que logre armonizar dos ramas del mismo árbol”, subrayó el presentador.

“Sin restar méritos al correísmo, que en los últimos años ha tenido que sobrevivir como movimiento en medio de persecuciones judiciales basadas en acusaciones fraudulentas y feroces campañas mediáticas, desde tiempos de Lenín Moreno la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie) ha logrado hacerse con el liderazgo de la mayor parte de las protestas y reclamos sociales -refirió-. Lamentablemente puede endilgarse al movimiento Pachakutik, brazo electoral de la Conaie, el triunfo de Lasso en 2021, cuando se impuso a Andrés Arauz, candidato del correísmo por poco más de 400.000 votos. En contraste, el voto nulo que promovieron los indigenistas sumó más de 1,7 millones. De no haberse producido esta división, las fuerzas derechistas habrían sufrido una derrota categórica”.  

Continuó expresando que “cada una de las formaciones puede, a no dudarlo, reclamar para sí méritos políticos indudables, pero la situación que está por venir les debería obligar a reconsiderar su antagonismo histórico, pues disponen de una oportunidad privilegiada para desplazar a Lasso del poder a través del voto popular y trabajar activamente para los comicios de 2025”.

“Leonidas Iza no es Yaku Pérez, cuyo dudoso historial con la causa indígena y el progresismo salió a la luz en los últimos comicios presidenciales, pero también es cierto que representa a un colectivo, antes que a su propia individualidad y no ha dado muestras de estar interesado en acercarse al correísmo, ni siquiera en una coyuntura tan compleja como la actual –resaltó Pérez Pirela-. Por su lado, el correísmo tiene como hacer valer que es la primera fuerza electoral del país, donde se impuso en 9 de las 23 provincias, incluyendo Guayas y Pichincha, donde se concentra la mayor cantidad de población. Otro tanto sucedió a nivel local. Conquistó 50 alcaldías de 221, incluyendo Quito y Guayaquil. En esta última ciudad, la derecha era hegemónica desde hace 30 años”.  

Tras revisar diversas declaraciones, el moderador concluyó que ni el expresidente Rafael Correa, ni ninguno de los operadores locales del correísmo parecen estar dispuestos a entablar conversaciones para formar una alianza antiderechista con Pachakutik o la Conaie, “aunque en nuestra opinión, sería lo que más convendría”.  

“Por otro lado, aunque es cierto que la popularidad del mandatario no está en su punto más alto, dispondrá de tres meses para gobernar sin prácticamente ningún contrapeso, lo que le podría dar la oportunidad no solo de aprobar decretos económicos neoliberales, sino de anunciar medidas efectistas para ganar apoyos, sin que ninguna instancia pueda ponerle coto –enfatizó Pérez Pirela-. Sea en agosto u octubre, un triunfo de Lasso supondría una derrota estratégica para todo el movimiento progresista ecuatoriano, pues su legitimación en las urnas le daría la oportunidad de atacarles y perseguirles con todavía más ahínco”.  

(LaIguana.TV)