El dirigente socialista Julio Escalona, quien falleció este jueves, deja como legado, además de su trayectoria de militante intachable de las causas populares, un conjunto de advertencias que supo expresar oportunamente.

Escalona, quien había nacido en Valencia en 1938, tuvo la virtud de lanzar coherentes consejos, valiéndose de su sapiencia de experimentado hombre de izquierda que combinó siempre la teoría con la praxis política.

Sobre la violencia opositora

En octubre de 2017, con dos meses de actividades en la Asamblea Nacional Constituyente, concedió una entrevista a LaIguana.TV, en la que señaló que la oposición había cesado en sus acciones subversivas en las calles, pero no había abandonado la violencia.

“Acá se ha hablado de que se conquistó la paz, y es cierto que el 30 de julio se derrotó la violencia callejera, pero la oposición ha venido manejando distintas formas de lucha, unas legales, otras ilegales, unas pacíficas, otras no pacíficas. Lo cierto es que nunca salen realmente de la violencia, sino pasan de una forma a otra –aseveró-. Luego de la elección de la ANC, pasó de la violencia callejera a agudizar la guerra de precios. El mismo 31 de julio subieron los precios, y lo mismo ocurrió al día siguiente de que el presidente Nicolás Maduro fuera a la ANC y tendiera la mano para conversar, para negociar. Es una actitud sostenida de guerra, no hay tregua. Uno podría suponer que si se va a abrir una negociación a partir de la actitud del presidente en la ANC, debería haber un ‘alto el fuego’, un cese de hostilidades porque vamos a negociar. Pero eso no ha ocurrido”.

Sobre la corrupción

Escalona fue un denunciante temprano de la corrupción que germinaba en diversos niveles de la administración pública, siempre con su correspondiente contraparte privada. Por ello puede considerársele un pionero de las iniciativas que han cristalizado este año en ese campo.

En el mismo diálogo antes señalado expresó que luego de la victoria del chavismo en las elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente era necesario tomar medidas inmediatas contra la corrupción.

“Ese es uno de los problemas que nos tienen atrapados. Medidas que no se toman, leyes que no se cumplen, empresas fantasmas, de maletín. Esa corrupción, obviamente, está en el seno del gobierno. No digo que en el nivel del presidente Maduro o de otras importantes figuras, pero un sector del gobierno está en la corrupción. El pueblo lo que quiere es ver hechos, responsables identificados y presos”, dijo.

La amenaza paramilitar y mercenaria

Escalona también hizo reiteradas alertas acerca de la grave amenaza que representa el paramilitarismo de origen colombiano.  Expresó que lamentablemente no se le había dado la importancia merecida a las denuncias de Luis Britto García y Miguel Ángel Pérez Pirela en torno al caso de la finca Daktari, ocurrido en 2004. “Ese fue un antecedente muy grave y no se puede ver como un hecho aislado, sino como una política imperial para invadir al país”, declaró Escalona hace ya varios años.

“Nos hemos acostumbrado a creer que la invasión extranjera consiste en unos soldados que vienen a violar nuestras fronteras y son enfrentados por otros soldados que tratan de contenerlos. Los campos de batalla cambiaron radicalmente, los ejércitos del futuro, que ya es el presente, son privados. En la medida en que el capital financiero, asociado a las cúpulas militares del Pentágono y la OTAN, es el que gobierna al mundo se impone la meta de eliminar los Estados nacionales y los ejércitos nacionales. Eso les facilita las cosas porque son fuerzas que no tienen compromisos con organismos internacionales ni tienen que cumplir pactos ni normas del derecho humanitario. Son ejércitos absolutamente carentes de responsabilidad, que pueden cometer los crímenes más atroces, que siembran el terror, pero no porque individualmente los paramilitares sean unos bichos, que sí lo son, sino porque cumplen una función para el sistema hegemónico”, agregó Escalona, mucho antes de que ocurriera el intento de invasión denominado Operación Gedeón.

Las angustias de la gente

El profesor universitario, fundador de la Organización de Revolucionarios (una de las semillas de la Liga Socialista), fue también un denunciante permanente de las vicisitudes que sufre la ciudadanía común.

Tenía autoridad moral para hacerlo porque incluso cuando estaba en funciones en la Asamblea Nacional Constituyente era un usuario habitual del metro de Caracas y del transporte público superficial, lugares muy apropiados para escuchar los clamores populares y para sufrir en carne propia las dificultades de la gente, en particular las de los jubilados, a quienes representó en ese cuerpo deliberante.

Antes de las elecciones presidenciales de 2018, Escalona hizo un comentario público específico del momento, pero que no estaría mal reconsiderar ahora, en torno al clima político y social. Dijo: “La angustia es muy alta. El estado de ánimo de la población es realmente terrible. Está a punto de perder la esperanza. En el gobierno parece que no se dan cuenta de eso. Cuando el presidente Maduro dice que lo va a resolver después de las elecciones, eso causa malestar. La gente no comprende por qué si él tiene a la mano una solución, no la implementa de una vez. Las promesas no son suficientes ahorita. El gobierno no puede confiarse tanto en que la gente va a votar”.

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)