domingo, 3 / 11 / 2024

Bolívar brilló en Jamaica como analista geopolítico: 209 años de vigencia de la Carta (+Clodovaldo) 

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Si estuviéramos hablando de la actualidad, Simón Bolívar habría hecho, con su Carta de Jamaica, un extraordinario ejercicio de análisis de coyuntura geopolítica sobre toda la América española, afirma el historiador Lionel Muñoz, quien añade que, fiel a su condición de gran visionario, el Libertador ofreció en ese documento algunas claves de los posibles escenarios que afrontarían los americanos del sur en los años siguientes. 

“La Carta de Jamaica es uno de los textos esenciales de toda la producción escrita de Bolívar. En él, hace un análisis político del estado que para aquel momento tenía la causa independentista en todo el continente –enfatiza-. En sus líneas fustiga por imposible de materializar la antigua idea de una sola unidad política para toda Hispanoamérica, viendo con más factibilidad la fundación de Repúblicas cuyos linderos guarden relación con los de los dominios españoles previos. Aboga, eso sí, por la actuación política unida de esas republicas nacientes, frente a las dificultades propias de un complejo escenario continental único e irrepetible”. 

Respecto a este punto, aparece la que probablemente sea la más célebre de las frases de la Carta de Jamaica: “Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas, que por su libertad y gloria”. 

Muñoz, profesor de la Escuela de Historia de la Universidad Central de Venezuela, no quiere dar malos ejemplos, así que advierte que lo del “análisis de coyuntura” es algo de nuestros tiempos, así que sólo lo utiliza con fines ilustrativos, sin pretender incurrir en anacronismos. 

Otro conocedor profundo del tema, Alí Rojas Olaya, coincide en que la Carta de Jamaica, es la radiografía geopolítica de nuestra América, hecha desde sus entrañas. 

La Carta de Jamaica tuvo en su origen el título de Contestación de un Americano Meridional a un caballero de esta isla, pues se trataba de la respuesta del Libertador al comerciante inglés Henry Cullen, quien le había requerido una opinión sobre el reflujo que, por entonces, 1815, estaba sufriendo el proceso de independencia de América, como consecuencia de la feroz estrategia de reconquista española. 

Rojas Olaya expone que, en esa extensa misiva, Bolívar explica las causas de la caída de la Segunda República de Venezuela y, según los hermeneutas del discurso del Libertador, su propósito era conseguir el apoyo de Gran Bretaña y de otras potencias europeas para la causa independentista de toda la región. 

En la carta, que Bolívar le dictó a su secretario Pedro Briceño Méndez, se reseña detalladamente la situación que vivían las colonias españolas hasta comienzos del siglo XIX.  

“Tres siglos ha que empezaron las barbaridades que los españoles cometieron en el grande hemisferio de Colón. Barbaridades que la presente edad ha rechazado como fabulosas, porque parecen superiores a la perversidad humana; y jamás serían creídas por los críticos modernos, sí constantes y repetidos documentos no testificasen estas infaustas verdades”, expresó Bolívar. 

El Libertador, que se encontraba desterrado en Kingston, subrayó que tras las confrontaciones y los primeros episodios de la guerra de Independencia, la relación con España estaba irreversiblemente dañada. “Lo que antes las enlazaba ya las divide (refiriéndose a España y sus colonias); más grande es el odio que nos ha inspirado la península, que el mar que nos separa de ella; menos difícil es unir los dos continentes que reconciliar los espíritus de ambos países”. 

“El velo se ha rasgado: ya hemos visto la luz, y se nos quiere volver a las tinieblas; se han roto las cadenas; ya hemos sido libres; y nuestros enemigos pretenden de nuevo esclavizarnos. Por lo tanto, la América combate con despecho; y rara vez la desesperación no ha arrastrado tras sí a la victoria”, dijo proféticamente. 

En su análisis de coyuntura, dedicó una parte a su natal Venezuela, a la que calificó de heroica y desdichada. “Sus acontecimientos han sido tan rápidos y sus devastaciones tales, que casi la han reducido a una absoluta indigencia y a una soledad espantosa: no obstante que era uno de los más bellos países de cuantos hacían el orgullo de la América. Sus tiranos gobiernan un desierto y solo oprimen a tristes restos, que escapados de la muerte, alimentan una precaria existencia: algunas mujeres, niños y ancianos son los que quedan. Los más de los hombres han perecido por no ser esclavos, y los que viven combaten con furor en los campos y en los pueblos internos hasta espirar o arrojar al mar a los que, insaciables de sangre y de crímenes, rivalizan con los primeros monstruos que hicieron desaparecer de la América a su raza primitiva”.  

“Cerca de un millón de habitantes se encontraba en Venezuela; y, sin exageración, se puede asegurar que una cuarta parte ha sido sacrificada por la espada, el hambre, la peste, las peregrinaciones: excepto el terremoto, todos resultados de la guerra”, expuso. 

Aquí es donde Bolívar apunta al que, según sus intérpretes, era su objetivo de fondo con esa carta: convencer a los ingleses y otros europeos de que intervinieran contra España. 

“La Europa haría un bien a la España en disuadirla de su obstinada temeridad, porque a lo menos le ahorraría los gastos que expende y la sangre que derrama; a fin de que, fijando su atención en sus propios recursos, fundase su prosperidad y poder sobre bases más sólidas que de las de inciertas conquistas, un comercio precario, y exacciones violentas en pueblos remotos, enemigos y poderosos. La Europa misma por miras de sana política, debería haber preparado y ejecutado el proyecto de la independencia americana; no solo porque el equilibrio del mundo así lo exige, sino porque este es el medio legítimo y seguro de adquirirse establecimientos ultramarinos de comercio”, sentenció. 

La capital de la Tierra

En la Carta de Jamaica, Bolívar vislumbra el continente no sólo liberado, sino también convertido en pieza fundamental de la política y la economía mundial. 

“Los Estados del istmo de Panamá hasta Guatemala formaran quizá una asociación. Esta magnífica posición, entre los dos grandes mares, podrá ser con el tiempo el emporio del universo. Sus canales acortaran las distancias del mundo: estrecharan los lazos comerciales de Europa, América, y Asia, traerán a tan feliz región los tributos de las cuatro partes del globo. ¡Acaso sólo allí podrá fijarse algún día la capital de la Tierra!, como pretendió Constantino que fuese Bizancio la del antiguo hemisferio”, se atrevió a pronosticar. 

La carta se publicó primero en inglés, tres años después de haber sido escrita, en 1818, en el periódico The Jamaica Quarterly Journal and Literary Gazette. 

La primera publicación en castellano fue posterior a la muerte de Bolívar, en 1833, en la Colección de documentos relativos a la vida pública del Libertador, que elaboraron Francisco Javier Yánez y Cristóbal Mendoza. 

En 2015, la Comisión Presidencial para la Conmemoración del Bicentenario de la Carta de Jamaica, presidida por el historiador Pedro Calzadilla, publicó la transcripción fiel (con la grafía de la época) del documento en castellano hallado en Quito un año antes. Este libro está disponible en formato digital. 

[Esta nota se publicó originalmente en 2023 en Ciudad Ccs] 

(Clodovaldo Hernández / Ciudad Ccs) 


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