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El pasado 16 de octubre, en el Museo El Chicó, con un hermoso vestido blanco de Pronovias, la exreina y modelo Angie Sanclemente hizo realidad uno de sus más grandes sueños, entrar de blanco al altar al lado de su príncipe azul.

 

A la ceremonia, muy sobria e íntima, amenizada por artistas cristianos, solo asistieron los familiares y amigos más cercanos tanto de ella como del novio, un empresario colombiano con el que llevaba año y medio de relación, a quien conoció en las congregaciones de la iglesia Semillas de Dios -a la que asiste desde hace dos años, cuando llegó de Argentina, de donde fue expulsada al cumplir la mitad de su condena por narcotráfico-, que la aceptó sin importar su pasado, que para Angie ya quedó atrás.

 

Este es su segundo matrimonio y el cuarto intento por encontrar el amor, pues su primer enlace fue a los 21 años con el comerciante Alejandro Velásquez Rasch, que duró solo tres meses, después fue relacionada sentimentalmente con un capo mexicano con el alias de ‘El monstruo’, luego vino su noviazgo con el modelo argentino Nicolás Gualco, por el que fue llevada a prisión justo cuando adelantaba sus planes de boda.

 

Desde su regreso, tras pasar tres largos y dolorosos años en una prisión en Buenos Aires, en donde fue atacada e intentaron ahorcarla (testimonio que dio a elenco desde su lugar de reclusión), la barranquillera decidió darle un giro a su vida, comenzó a leer la Biblia y se acercó a Dios.

 

En medio del arrepentimiento por los errores cometidos en su juventud y por ese afán de tener una vida holgada, al llegar al país la exreina se dedicó de lleno a la iglesia cristiana y creó una fundación para ayudar a las madres que permanecen en reclusión.

 

En este proceso conoció al que hoy es su esposo: “Cuando uno encuentra el camino de Dios, el pasado no importa. Se casó con un hombre maravilloso, ahora sí está viviendo como una princesa y es un ejemplo para muchas jovencitas, pues de la mano de Dios se consigue la felicidad, y no por el camino fácil”, afirmó una fuente cercana a la exreina.

 

(El Tiempo de Colombia)

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