El aumento del salario mínimo decretado por el presidente Nicolás Maduro generó una ola de intentos de despido de trabajadores y trabajadoras residenciales, al servicio de las juntas de condominio.

 

Organizadas desde hace años, estas personas (en su gran mayoría mujeres) han salido a denunciar la situación y a tomar medidas preventivas.

 

LaIguana.TV conversó con Nélida Cordero, vocera de este sector, quien dijo que mediante la amenaza de despido y desalojo, los patronos pretenden volver a los tiempos en los que quienes desempeñaban estas labores eran prácticamente esclavos. “Eso no va a pasar porque el comandante Chávez nos dejó una organización y una ley”, expresó.

 

A continuación, una versión del diálogo que Cordero sostuvo con el periodista Clodovaldo Hernández:

 

-¿Ha habido despidos en estos últimos días, luego del anuncio del incremento salarial?

 

-Así mismo ha sido. Nosotras formamos parte del Movimiento de Pobladoras y Pobladores, donde construimos políticas juntos y en la práctica. A raíz de esta coyuntura del aumento de salarios que nuestro presidente Nicolás Maduro amplió para todos los trabajadores, los patronos decidieron una forma de despido masivo, en colectivo, pidiéndonos la renuncia, de manera que fuésemos nosotros quienes hiciésemos un compromiso con ellos y, por tanto, no denunciáramos malas prácticas ante el Ministerio del Trabajo. Eso lo veníamos analizando desde antes, cuando comenzaron los primeros llamados a renunciar y los alegatos de que nos iban a despedir porque no tenían con qué pagarnos.

 

-¿Han ocurrido casos de trabajadores y trabajadoras que han sido despedidas y desalojadas de las viviendas?

 

-Sí. En el pasado se había flexibilizado mucho el despido de las trabajadoras residenciales, sin tomar en cuenta que somos especialmente vulnerables porque nuestra vivienda depende del trabajo y el trabajo de la vivienda. Somos distintos a cualquier trabajador. Además, casi todas somos mujeres, vivimos allí con nuestras familias, y la gran mayoría de nosotras somos personas de la tercera edad, lo que no quiere decir que no cumplamos con nuestro trabajo. La mejor demostración de que sí lo hacemos es que casi todas tenemos años en esos edificios, nos hemos hecho viejas, casi que abuelas, en nuestros puestos de trabajo. Los estados con mayor coyuntura en este proceso han sido Zulia, Táchira, Mérida y parte de Carabobo.

 

Salir de la esclavitud

-Algunas juntas de condominio alegan que desde que entró en vigencia la ley, hace ya algunos años, los conserjes, como se les decía entonces, se echaron a perder. Que antes eran serviciales y abnegados, pero a raíz de esa ley cambiaron radicalmente. ¿Usted qué responde?

 

-Por supuesto que cambiamos porque ellos se habían acostumbrado a la esclavitud. Nos mantenían sometidas. De acuerdo a la ley anterior, el trabajador estaba al servicio de toda una comunidad. Éramos el vigilante, el pintor, el herrero… todo lo que había que hacer en el edificio debíamos hacerlo nosotros o nuestros esposos o hijos, pero con un solo sueldo. Es a raíz de la llegada de la Revolución y de nuestro querido comandante eterno Chávez que eso comienza a cambiar. Tuvimos un encuentro con él en El Calvario, el 8 de enero de 2011. Cuando le eché el cuento de todas las adversidades y los sufrimientos que padecíamos y seguimos padeciendo en las conserjerías, él me planteó cambiar algunos artículos de la ley. Le dije que había que cambiarlos todos porque la ley vigente daba origen a la esclavitud. En tiempos de Revolución, y como poder popular, teníamos derecho a cambiar esas cosas. Él nos propuso hacer esa ley en un mes. Nos puso a correr, pero lo hicimos, apoyadas por mucha gente nuestra, de la Revolución. Utilizamos los materiales que habíamos acumulado durante años de asambleas en la Universidad Bolivariana, producto de la violación de derechos humanos que habíamos sufrido. Nos la aprobaron en mayo de 2011. Eso no quiere decir que las trabajadoras residenciales se hayan tomado esa ley en la forma de que “ahora la que manda soy yo”. Nosotras no vemos la ley de esa manera. Cada artículos de esa ley establece las condiciones y normas que ahora tenemos y fue producto de los sufrimientos que tuvimos. Antes éramos las que hacíamos todo y los propietarios se habían acostumbrado a eso, pero ahora tenemos reglamentado lo que hacemos: limpieza y aseo de las áreas comunes de un edificio familiar o multifamiliar. No nos vamos más allá. Pero ahora, con esta arremetida, ellos, con su pensamiento feudal, pretenden que nosotras volvamos a ser sus esclavas.

 

-Hubo un cambio semántico: dejó de denominarse conserje y pasó a llamarse trabajador o trabajadora residencial. ¿Qué importancia tiene ese cambio?

 

-Para nosotros fue muy importante. En nuestros procesos asamblearios comprobamos que en el diccionario la palabra conserje significaba esclavo. Éramos los esclavos de Venezuela en estos tiempos. Nosotras mismas dijimos que iba a ser complicado, que el nuevo nombre es largo. Pero acordamos que es a nosotras a quienes nos toca hacer el trabajo. A quien llegue pegando gritos, llamando a la conserje, le decimos que “no, aquí no hay conserje. Si usted no me quiere decir trabajadora residencial, llámeme por mi nombre y yo, gustosamente, lo atiendo. Pero con esa palabra, conserje, no voy a salir nunca”.

 

-Antes de esta ola de solicitudes ¿ha habido muchos despidos en el sector?

 

-Siempre hemos sido hostigadas. Ellos siempre han contratado a la mujer porque somos dóciles. Se acostumbraron a muchas cosas. Cuando se iban de viaje nos dejaban el perrito, el gatico, el loro. Nosotras no teníamos descanso ni a pasar unas vacaciones con nuestros familiares. Parte de eso es la lucha que hemos venido dando.

 

-¿Sí ha habido despidos antes del anuncio del presidente?

 

-Cómo no, muchísimos. Claro que con la ley anterior se facilitaban más. Ahora que estamos organizadas, comenzamos a debatir y a construir. Nos reunimos los domingos y evaluamos la situación que vive cada una en su condominio.

 

Conciencia de clase

-¿En qué nivel socioeconómico hay más dificultades en la relación entre los copropietarios y los trabajadores residenciales: en la clase media baja o en la de mayor poder adquisitivo?

 

-Creo que en las de mayor poder adquisitivo, aunque últimamente se está viendo también en el centro de la ciudad (Caracas). Nosotros, en el Movimiento de Pobladoras y Pobladores, logramos la campaña Cero Desalojos con el (entonces) alcalde Jorge Rodríguez y luego con el comandante Chávez, que promulgó que en Venezuela no debía haber desalojos arbitrarios.

 

-¿Cuál es el nivel de conciencia política de los trabajadores y las trabajadoras residenciales? A veces se observa que las personas han sido ampliamente favorecidas por la Revolución, y sin embargo son opositoras…

 

-Bueno, no lo negamos. Hay muchas compañeras opositoras. Es más, en estos días una periodista nos señaló y nos dijo: “¡Ustedes les abrían las puertas a los guarimberos!”. Nosotros hicimos el reclamo: no somos todas. Sí hay algunas que lo hicieron, pero no somos todas. Lo que pasa es que tenemos compañeras desclasadas que creen que porque viven con el patrón y se juntan con el patrón, son iguales a él. La verdad es que a muchas de ellas igualito les dieron duro ahorita (con los intentos de despido) ¿y dónde las hemos recibido? En los espacios de la UBV para defenderlas como lo que son, parte del pueblo. No estamos viendo si son opositoras o revolucionarias. Lo que sí dejamos claro en la organización en la que hacemos vida es que esa organización es revolucionaria, es chavista y apoya al presidente Nicolás Maduro Moros. Las que estamos en esa organización  es para seguir construyendo Revolución y beneficios para las trabajadoras y los trabajadores a nivel nacional.

 

-En el pasado era frecuente que los trabajadores residenciales fuesen extranjeros. Había mucha gente de nacionalidad española o portuguesa. Más recientemente se sumaron colombianas, ecuatorianas y peruanas. ¿Eso ha cambiado?

 

-Ha cambiado. Lamentablemente, yo creo que esas personas que llegaron en esas primeras etapas, las europeas, fueron las que acostumbraron mal a la gente porque eran muy sumisas. Les debemos a ella el mal trato que nos han dado a nosotros. Claro que las condiciones que ellas traían eran muy distintas. En los actuales momentos tenemos latinoamericanas, sobre todo compañeras colombianas. Precisamente en la coyuntura que tenemos con Colombia es lo que venimos debatiendo. Siempre les preguntamos si en caso de que Colombia nos ataque, qué van a hacer ellas. ¿Cuál es la estrategia que vamos a construir? Porque si estamos todos aquí, tenemos que vernos como hermanos latinoamericanos. Esa es la función de todo revolucionario: construir desde las bases y estar adelantados para cuando llegue la coyuntura.

 

-¿Es decir, que ustedes no solo discuten sobre el salario, sino que están yendo a un nivel político?

 

-Así es. Políticamente, el comandante Chávez nos formó. Lo digo con orgullo: soy chavista, revolucionaria y formada por mi eterno comandante Hugo Rafael Chávez Frías.

La cantaleta

-Algunas personas que viven en edificios pequeños, afirman que no pueden cubrir los pagos del condominio porque son de la tercera edad y viven de su pensión. Dicen que no solo han subido los salarios sino también los costos de todos los productos de limpieza. ¿Ustedes están dispuestos a debatir soluciones?

 

-Lo hemos venido haciendo. Si algo nos ha afectado a nosotros es la falta de productos de limpieza. Estamos limpiando con agua sola porque si no hay, no hay. Tenemos que hacer nuestro trabajo como sea. En cuanto a eso de que son de la tercera edad, esa es una cantaleta que siempre nos han puesto en común. Desde que todos recibimos el salario mínimo, a los pensionados y jubilados también les toca su aumento salarial. Lo que hay que hacer es un cronograma de trabajo. Donde vive mi hijo, en un edificio pequeño, ya le buscaron la solución. Le toca pagar a cada uno 110 bolívares soberanos. Lo que tienen es que buscar el acuerdo.

 

-¿Se reunieron con la Asamblea Nacional Constituyente?

 

-Sí, sin pedir permiso, dos semanas antes de esta coyuntura, decidimos ir a las instituciones del Estado que tienen alguna relación con nosotros porque nos tienen que proteger. En la ley tenemos previsto un Consejo de Protección Integral, construido desde nosotras. Tenemos que formar a nuestros funcionarios porque muchos desconocen nuestra realidad. Fuimos a la Asamblea Nacional Constituyente, luego de convocar vía redes sociales y se presentó una gran cantidad de compañeras, producto de la coyuntura que teníamos. Eso nos permitió tomar la Esquina Caliente y que nos recibieran la compañera Tania Díaz, el doctor (Hermann) Escarrá y otros constituyentes más. Les planteamos algunas malas prácticas que se vienen desarrollando con nosotras y la necesidad que teníamos de que hubiese un pronunciamiento de la ANC. Eso se hizo y también nos fuimos a una mesa de trabajo con el Ministerio para hacer un listado de trabajadoras residenciales que teníamos en esa coyuntura. Con esa data, el Ministerio puede realizar las inspecciones. Por cierto, los patronos siempre responden “yo no fui”, “yo no la despedí”, “eso es mentira”. Nosotras estamos organizadas y vamos a seguir luchando contra el patrón opresor.

 

-¿Cómo hace una persona que quiera incorporarse a sus luchas?

 

-Nos reunimos los domingos. El domingo pasado tuvimos una asamblea espectacular de trabajadoras. No todas habían sido despedidas, pero sí les habían mostrado los dientes a algunas. Nosotras decimos que debemos organizarnos a nivel nacional, local y parroquial. La única manera de frenar el desalojo arbitrario de manera momentánea, mientras llegan las instituciones del Estado es que estemos organizadas en el territorio donde hacemos vida para enfrentar al patrón cuando cometen arbitrariedades. Antes, cuando querían desalojar a una trabajadora, sobre todo en Chacao, le llevaban presos a los hijos, les sembraban drogas y las sacaban a medianoche. Para evitar eso, debemos estar organizadas. La organización es imprescindible en Revolución, cada uno en su territorio.

 

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)