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El destino que le esperaba a Gustavo Dudamel y los 150 jóvenes de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar (OSB) de Venezuela durante su presentación anoche en Madrid, fue extraordinario: un derroche de maestría y un sonido impecable que emocionó al público en cada compás.

 

El concierto en el Auditorio Nacional de Música arrancó con todo el dramatismo de la pieza más popular de Beethoven interpretada con pasión por los jóvenes venezolanos. La quinta fue un barco que navegó firme hacia la apoteosis, en momentos tronando con los vientos metales y otros conteniéndose con la dulzura del oboe, una ejecución que preparó el camino al plato fuerte de la velada: Wagner.

 

Con la complicadísima obra del compositor alemán llegaron las arpas y los platillos. Los fragmentos de la obra El anillo del nibelungo constituyeron la apuesta del joven maestro barquisimetano (Barquisimeto es una ciudad de la región centro occidental venezolana), un paso más en su crecimiento como director.

 

Con la Entrada de los dioses en el Vahalla, el Viaje de Sigfrido por el Rin, la Muerte de Sigfrido y marcha fúnebre, los Murmullos del bosque y la espectacular Cabalgata de las valquirias, el maestro trajo al auditorio el fantástico mundo de la mitología nórdica y germana,repleto de dioses, héroes, gnomos, enanos y gigantes, que inspiró a Wagner.

 

Con el tema final del repertorio, las insistentes repeticiones del leitmotiv de La valquiria, una de las obras más famosas de Wagner, Dudamel y la OSB respondieron al llamado del destino representado al inicio en la obra de Beethoven.

 

Llegó el último compás y el público respondió con una prolongada y sostenida ovación, que trajo como recompensa, no uno, sino dos temas adicionales de regalo: Tristán e Isolda, también de Wagner y Alma llanera, de Pedro Elías Gutiérrez, considerado el segundo himno nacional de Venezuela.

 

Representantes de la Embajada venezolana en España –encabezados por el Encargado de Negocios de la Misión, Julio García Jarpa— y el Consulado General en Madrid acompañaron éste séptimo concierto de la primera gira por Europa en 2015 de la prestigiosa orquesta venezolana, que ya la ha llevado a Inglaterra, Alemania, Bélgica. Tras su paso por España -se presentó también en Barcelona y Valencia- cerrará en Francia, con dos funciones en París.

 

Con esta gira, OSB inicia la celebración de los 40 años del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles de Venezuela, fundado en 1975 por el maestro José Antonio Abreu.

 

Dudamel: “En Venezuela la educación musical es un derecho humano”

 

‘El Sistema’, como también es conocido, se ha convertido en un programa social emblemático del Estado venezolano que beneficia a más de 600.000 niños, niñas y adolescentes y querecibió un especial impulso bajo el gobierno del presidente Hugo Chávez, que continúa con el gobierno del presidente Nicolás Maduro.

 

Dudamel, que además de dirigir la OSB, es director de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles, y de la Sinfónica de Gotemburgo, señaló durante el ensayo que precedió al concierto que “en Venezuela estamos muy orgullosos porque la educación musical es un derecho, ¡qué maravilla! Un derecho humano, un derecho ciudadano. Ese es nuestro mensaje al mundo y para expandirlo sobre todo tiene que haber la convicción de que es posible transformar la vida a través del arte”.

 

Luego del ensayo, Dudamel compartió con niños españoles beneficiarios de la Fundación Acción Social por la Música, una organización que inspiró la Embajada venezolana en España, que trabaja por la capacitación, prevención y recuperación de los menores en situación de riesgo en el país ibérico, mediante la práctica colectiva de la música, siguiendo los métodos del Sistema de Orquestas de Venezuela, con la cual está hermanada.

 

(Nota de Prensa)