Entre los años 1999 y 2015 funcionó un programa de becas, impulsado por Fidel Castro, para que jóvenes de escasos recursos o de ascendencia indígena viajaran a la isla a estudiar Medicina. Más de 100 mapuches fueron a ese país para cursar la carrera. La Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) graduó a diez generaciones de médicos chilenos. Uno de los que se benefició del programa fue Juan Catrillanca, familiar del fallecido Camilo Catrillanca.

 

En plena Carretera Austral hubo un congreso entre representantes de varios territorios mapuche. Nadia Uribe tenía 20 años y escuchó el mensaje: Cuba estaba otorgando becas para personas de escasos recursos económicos y pertenecientes a pueblos indígenas para estudiar Medicina en ese país.

 

Uribe no tenía posibilidades de estudiar la carrera en Chile, porque además de la matrícula y los libros, debía costearse la mudanza de una zona rural a la ciudad, gastos de arriendo y transporte. Así que optó por postular a la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), con sede en Cuba. Entregó los requisitos, pasó por un proceso de entrevistas y test psicológicos. Finalmente en 2007 aterrizó en La Habana. La suya fue la novena generación de chilenos que se formó en la isla.

 

En 1998, después de que los huracanes Mitch y George azotaran Centroamérica, surgió este centro. Su fecha de inauguración oficial es el 15 de noviembre de 1999; pero este año comenzaron las celebraciones por su vigésimo aniversario, pues habría sido en noviembre de 1998, cuando Fidel Castro tuvo la idea de implementar este programa.

 

Según informan los medios cubanos, en 20 años del centro egresaron más de 28.500 médicos, provenientes de 105 países. De ese contingente, la ELAM-Chile señala que de este país son alrededor de 600. No todos mapuche. La cifra incluye a “chilenos, mapuche, aymaras, rapa nui, etc.”. Solamente en la generación de Nadia Uribe eran 10 los pertenecientes a distintos pueblos originarios. En otros años iban 4; pero en total fueron diez generaciones de médicos las que se formaron en la ELAM entre 1999 y 2015, cuando finalizó el programa de becas.

 

Juan Painecura Antinao, quien en ese momento era secretario de la Corporación de Desarrollo y Comunicaciones Mapuches Xeng Xeng, recuerda: “En esos tiempos de los años noventa habíamos algunos dirigentes del movimiento mapuche que estábamos muy interesados en la formación de los estudiantes que salían de la enseñanza media. Nosotros, a través de una invitación de una coordinadora sindical de Maipú-Cerrillos, de Santiago, fuimos a un Congreso Internacional de Obreros y Sindicatos en contra del Neoliberalismo y la Globalización. Allí hicimos los primeros contactos. Nos fue mal porque nosotros queríamos para profesionales del área agrícola, no había nada de eso en ese momento, pero nos informaron que se iba a abrir la ELAM, y a través del Partido Comunista, particularmente de Gladys Marín, se hicieron los primeros contactos con la embajada de Cuba en Santiago”.

 

Painecura asegura que en total fueron 127 los mapuche que estudiaron en Cuba, de esos más de 100 Medicina, pues también había disponible áreas como Educación Física y Química. El primer año, en 1999, fueron dos.

 

En 2002, el Diario Austral de Temuco informaba de la salida de otro grupo de estudiantes para formarse en Medicina en Cuba. Esta vez la delegación la conformaban cinco mapuche, uno de ellos Juan Catrillanca, familiar del fallecido Camilo Catrillanca, y también formado en la ELAM. “Siento que es un honor y a la vez una responsabilidad como joven mapuche, representar a mi pueblo en un país distinto”, declaró Juan Catrillanca en esa oportunidad.

 

“Nuestra extracción de clase y la misión que nos encomendara el Comandante Fidel Castro de volver a nuestros lugares de procedencia marcaron nuestra vuelta a Chile en el fortalecimiento de los lazos con distintas organizaciones en conflicto”, se lee en la página de Elam-Chile.

 

Adolfo Millabur, alcalde de Tirúa, señala que de los 127 él logró enviar a 7 personas de origen mapuche, de los cuales 5 regresaron a Chile con título de Médico. “Yo me comuniqué directamente con la Embajada de Cuba cuando supe que existía esta posibilidad. Para los jóvenes mapuche había dos barreras principales al momento de decidir estudiar Medicina. La primera, la lejanía geográfica y tecnológica que ponía en desventaja a estos estudiantes frente a los que venían de los centros principales urbanos. La segunda ocurría si lograban ingresar para mantenerse en las ciudades”.

 

Millabur explica que actuó por iniciativa propia, así como otras organizaciones de representación de pueblos indígenas y los partidos políticos de izquierda, quienes también enviaron gente para incorporarse al programa.

 

El factor ideológico

 

El perfil de Facebook de ELAM-Chile  y su página web tiene un alto componente ideológico a favor del gobierno de Cuba. La página comparte la información oficial de los poderes públicos cubanos, difunde las actividades para conmemorar los 60 años de la Revolución Cubana, notas de prensa que recuerdan el pensamiento de Fidel Castro. Comparte fotografías del XXV Encuentro Nacional de Solidaridad con Cuba, realizado en noviembre en Temuco –en el que participó Juan Catrillanca–y así como las informaciones que cuestionaban la salida de los médicos cubanos de Brasil, por orden del presidente electo Jair Bolsonaro.

 

En su página web tienen un apartado “en homenaje a Fidel” y otro de “Cuba Vs el bloqueo”. Allí escriben: “Nuestra extracción de clase y la misión que nos encomendara el Comandante Fidel Castro de volver a nuestros lugares de procedencia marcaron nuestra vuelta a Chile en el fortalecimiento de los lazos con distintas organizaciones en conflicto, participando en la construcción de movimiento popular”.

 

Y agregan: “Trabajamos codo a codo junto a las organizaciones populares e institucionales, priorizando la articulación de estas, en pro de la construcción colectiva de una nueva Salud Pública, siendo nuestros espacios naturales la lucha por una vivienda digna, cooperación con huelgas de hambres, marchas, trabajos territoriales, etc”.

 

También se pronunciaron para exigir justicia en el caso de Camilo Catrillanca. En una declaración pública condenaron la “represión contra el pueblo mapuche” y alertaron: “Una nueva guerra comienza en Arauco con la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA) proyecto que busca unir físicamente países de Latinoamérica con series de proyectos que facilitan el extractivismo y mejora el saqueo de grandes países en nuestros pueblos y también el Wallmapu”.

 

En el resto de sus declaraciones se combinas información sobre jornadas médicas, con la reseña de actividades de promoción a Cuba.

 

Al consultarle a distintos jóvenes que pasaron por Elam, sobre el componente ideológico en las clases, niegan que haya existido. “Jamás hubo la intención de enseñar materias de formación política. Jamás se tocó el tema de la propia Cuba. Teníamos una materia que era Historia de Latinoamérica, pero tampoco se abordaron esos temas. Quienes tenían una tendencia de izquierda, o demócrata cristiana ya la traían desde Santiago o desde el centro del país. Así como hubo gente de ultra-derecha que fue a aprovechar el sistema. Pero al postular jamás nos pidieron corte político”, defiende Fabián Nancucheo, huilliche.

 

Óscar Queipo, de la generación de 2002, también dice que no hubo formación ideológica: “El único compromiso era que regresáramos a nuestro país a atender a los más pobres”. Y Rogelio Lautaro Nahuel responde: “Jamás me dijeron tienes que ser ‘comunista’ para ganarte la beca o realizar actos con relación política e impartirlos a tu regreso”.

 

Del sur de Chile a una isla del Caribe

 

Óscar Queipo viajó en 2002. Formaba parte de la cuarta generación que asistió. Sus opciones eran ganar la beca de ELAM o ingresar a la Armada. Cuenta que cuando se postuló en Temuco había otros 2.000 compitiendo por un puesto.

 

Lo único que debían costear quienes accedían a la beca eran los pasajes aéreos. De resto el gobierno de Cuba pagaba desde los artículos de aseo personal, hasta los libros, las batas y los equipos médicos, como los estetoscopios; pasando por el hospedaje y la comida; y además entregaba una asignación a los estudiantes para sus gastos.

 

Al llegar a La Habana, a las instalaciones de la Academia Naval Granma -cedidas por el Ministerio de las Fuerzas Armadas para que se convirtiera en sede del centro- todos los estudiantes recibían un curso pre-médico de nivelación. “Los que no hablan español deben aprenderlo, pues es la lengua de enseñanza. Los dos años siguientes se concentran en las ciencias básicas, integradas en una nueva cátedra llamada morfofisiología del cuerpo humano, que comprende anatomía, fisiología, embriología, histología y anatomía patológica”, explica un boletín del año 2010 de la Organización Mundial de la Salud.

 

No se va a estudiar Medicina solamente, sino que a conocer diferentes culturas. Allá estudian jóvenes de distintos países latinoamericanos y siempre estaban dispuestos a mostrar más de su país, fue para mí la mejor experiencia, si me preguntaran si volvería a estudiar allá o visitar, iría incontables veces”, resume el médico Rogelio Lautaro Nahuel.

 

Los tres años siguientes, los estudiantes eran enviados a la provincia (regiones) para formarse en alguno de los hospitales de ese país.

 

“En esa universidad había gente de todos los países, todos estábamos en la misma situación, así que nos acompañábamos entre todos. Lo más difícil era el clima,  porque los cubanos en sí son muy acogedores”, describe Nadia Uribe.

 

Fabián Nancucheo, huilliche, estaba estudiando una carrera técnica en Puerto Montt, cuando se enteró de la existencia de esta beca. También viajó en 2007, en total partieron de Chile 60 personas con él, entre mapuches y no mapuches. “Tenía 22 años. Yo estaba habituado a un mundo diferente. En la X Región con suerte compartía con personas de otras provincias. No sé si fue un choque, pero sí hubo mucho asombro, por conocer gente con distintos acentos y distinto color de piel”, relata.

 

Para Queipo, el cambio estuvo de “pasar de un sistema capitalista a un sistema socialista. Obviamente que al principio hay un choque cultural, pero después nos adaptamos y súper bien”.

 

A la ELAM asisten estudiantes de América del Sur y América Central, y también ha graduado a varios estadounidenses. Allí además comparten aulas personas de países tan disímiles como la Guyana Francesa, Namibia, Gabón, Pakistán, Arabia y de las islas del Pacífico.

 

“No se va a estudiar Medicina solamente, sino que a conocer diferentes culturas. Allá estudian jóvenes de distintos países latinoamericanos y siempre estaban dispuestos a mostrar más de su país. Para mí fue la mejor experiencia, si me preguntaran si volvería a estudiar allá o visitar, iría incontables veces”, resume el médico Rogelio Lautaro Nahuel.

 

Malos resultados en el Eunacom

 

Existe un centro de salud mapuche en Puerto Saavedra, que realiza trabajo con estos profesionales, a quienes les tocó ver cómo tenían que desvincular a tres médicos mapuche que habían estudiado en Cuba porque ninguno de los tres logró pasar el Examen Único Nacional de Conocimientos de Medicina (Eunacom), necesario para revalidar su título de Médico en Chile.

 

Al volver, los médicos egresados de la ELAM obtienen un permiso especial de laSeremi de su región para que puedan brindar atención primaria en salud en regiones apartadas, mientras logran validar el título.

 

El alcalde Adolfo Millabur también indica que una de las principales dificultades que tenían quienes llegaban de Cuba para poder trabajar era esa. La ELAM Chile emitió un comunicado en 2016 en el que escriben: “Consideramos que el Eunacom es un instrumento estandarizado que no logra medir las competencias que un médico debe poseer para ejercer la profesión en nuestro país. La práctica médica es una cualidad compleja que se va desarrollando a través de los años de ejercicio, consolidándose tanto empíricamente como también en el devenir académico continuo. Esto no logra ser medido con un examen estandarizado, sino más bien con la implementación de evaluaciones diversas, que midan competencias tanto cualitativas como cuantitativas”.

 

En el texto agregan que el examen se ha convertido “en un escollo para cientos de médicos extranjeros que buscan ejercer la medicina en nuestro país en el sistema público, debido principalmente a que está pensado y confeccionado desde una concepción ideológica de competencia y lucro”.

 

Sabemos que tiene que haber un filtro, está en riesgo una vida; pero los requisitos no son claros, y a eso hay que sumarle el costo”, señala Nancucheo.

 

“Yo venía de Cuba, necesitaba trabajar. No traía un arsenal de dinero”, explica Nancucheo. “La primera traba es el valor económico del examen, y luego los conocimientos: son 180 preguntas para ser contestadas en 180 minutos. Un familiar me dio el dinero para que lo presentara la primera vez y me dijo: ‘no importa que te vaya mal, hazlo y así ves cómo funciona’. En esa oportunidad me faltó tiempo”.

 

Después de ver cómo era el examen Nancucheo comenzó a entrenarse. Pasó un tiempo repitió el examen y lo pasó.

 

Para Queipo lo más complicado era que desconocían el sistema de evaluación, así como el contenido que aparecía en el examen y la bibliografía recomendada. Y Uribe llama al Eunacom “la pesadilla”. “Tuvimos una reunión en Cuba, ya al momento de partir sabíamos que la revalida era un problema. Michelle Bachelet se iba a reunir con nosotros allá y nos dejó plantados, igual llegamos a un acuerdo con su gabinete de que nos ayudarían rebajando el costo del examen; pero después no se hizo. No nos ayudan, y eso que no invirtieron ni un peso en nuestra educación”.

 

Agrega Nancucheo: “Sabemos que tiene que haber un filtro, está en riesgo una vida; pero los requisitos no son claros, y a eso hay que sumarle el costo”.

 

Recuerdan además que el enfoque de la Medicina en Cuba es distinto al chileno. Pues la primera estaría más enfocada en evaluar el enfoque bio-psico-social del paciente, junto con los síntomas y en función de eso diagnosticar. “Por la parte científica no podemos renegar de las universidades chilenas; porque la Medicina es Medicina aquí y en dónde sea. La diferencia está en la empatía con los pacientes”, dice Uribe.

 

Painecura, uno de los organizadores de los viajes a la isla, dice que pese a las dificultades el saldo final es positivo: “Nunca habíamos tenido una oportunidad así. Hubo dificultades porque la doctrina de Salud del Estado de Cuba es diametralmente opuesta a la del Estado de Chile. Tenemos un porcentaje, que no sobrepasa el 7% de jóvenes que no lograron convalidar; pero casi el 45% de los que convalidaron en este 2019 habrán logrado su especialización”.

 

(El Libero)