miércoles, 13 / 11 / 2024

OJO pelao: Ofensiva contra billete de 100 sigue mismo guión que la revalorización del dinar irakí

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La sustracción y tráfico internacional de billetes venezolanos podría estar inspirado en el proceso de manipulación y revalorización inducida del dinar irakí y que formó parte de la ofensiva contra el gobierno del asesinado mandatario de Irak, Saddam Hussein, a partir de la llamada guerra del Golfo Pérsico en 1990-1991.

 

Las similitudes del fenómeno monetario, que incluyó el fracaso de una desmonetización implantada en mayo de 1993, y que actualmente alimenta un mercado especulativo del signo monetario, podrían contribuir a comprender el origen, el propósito y los alcances de la masiva extracción del billete de 100 bolívares.

 

La supervivencia de los dinares “suizos”

 

Tras la derrota de Irak en la primera guerra del Golfo Pérsico, que se prolongó entre agosto de 1990 y marzo de 1991, el gobierno de Hussein quedó sumamente debilitado y sometido a un conjunto de sanciones impuestas por EE.UU. y con apoyo de la “comunidad internacional”.

 

Debido a los embargos, el Banco Central de Iraq (CBI) ya no podía importar papel -para imprimir moneda- de su suministrador habitual, la empresa británica De La Rue PLC, refiere una nota de investigación publicada en 2013 por el historiador de monedas, J.P. Koning. Cabe precisar que dicha empresa también fue contratada por el Banco Central de Venezuela para producir los billetes de más alta denominación del nuevo cono monetario.

 

Ante esta contrariedad, Saddam comenzó a imprimir dinares con una impresora de procedencia china.

 

El fenómeno comenzó cuando, curiosamente, a estos nuevos billetes (conocidos como “Saddam”) no se les otorgaba el mismo valor que los dinares emitidos antes de la guerra, aplicándoseles descuentos. En mayo de 1992, los billetes más veteranos -emitidos antes de la guerra- elevaron su valor a aproximadamente 3 centavos de dólar, mientras que los más nuevos cotizaban a 1 sólo centavo.

 

El origen de la dualidad de la cotización tiene al menos tres hipótesis. La más argumentada se basa en que la mala calidad del papel moneda de la posguerra facilitaba su falsificación. Carecían de una marca de agua, habían sido fabricados con un papel muy fino por lo que se rompían con facilidad y la tinta no era la idónea.

 

Los billetes de antes de la guerra, por el contrario, habían sido impresos por De La Rue con la tecnología más moderna. Así que los comerciantes aplicaban un descuento al dinero nuevo por temor a aceptar falsificaciones.

 

Estos billetes se comenzaron a denominar como “dinares suizos” porque las placas de impresión de De La Rue se fabrican en Suiza, según argumenta Koning. Sin embargo otra teoría sostiene, que el dinar iraquí, había sido históricamente una moneda estable y se consideraba como el franco suizo del Medio Oriente.

 

El hecho es que el gobierno irakí decidió en 1993 deshacerse de este anómalo sistema dual de precios terminando con el dinar suizo.

 

Un primer motivo era que el descuento irregular que se aplicaba sobre la moneda más reciente constituía un ataque al sistema de pagos y evidenciaba la debilidad del gobierno.

 

En segundo lugar, este sistema dual limitaba la capacidad del gobierno para intervenir en la política monetaria. La existencia del dinar suizo lo convertía en alternativa y, por tanto, significaba la posibilidad de elegir divisa para actuar en el mercado. Así, el mercado prefería dinares suizos para establecer el precio de los suministros antes que la nueva moneda de la posguerra, impresa, además, en grandes cantidades. Esta situación limitaba el poder del Banco Central de Irak definar las políticas monetarias y cambiarias y ejercer la autoridad sobre la hacienda pública.

 

En tercer lugar, la existencia de múltiples precios habría hecho las transacciones y los cálculos más complicados.

 

El 5 de mayo de 1993, se anunció que todos los dinares suizos tendrían que ser cambiados, en el Banco Central, por su equivalente en moneda de la posguerra. La masiva desmonetización se realizó en un plazo de seis días, hasta el 10 de mayo de 1993. Finalizado el plazo, el Banco Central de Irak no cambiaría los dinares “suizos”.

 

La desmonetización, como ha ocurrido en Venezuela en esta última semana, también tenía una segunda parte, dirigida a los “mercenarios” del dinar suizo. Un gran porcentaje de estos billetes eran propiedad de extranjeros que hicieron negocios en Irak, como emiratíes, palestinos y kuwaitís, quienes retenían grandes cantidades de piezas monetarias.

 

Asimismo los dinares “suizos” también circulaban en el norte de Irak, entre la comunidad kurda, históricamente enfrentada con Irak. Así que Saddam cerró la frontera durante el período de cambio -esos seis días- para evitar que extranjeros y los kurdos pudieran cambiar sus billetes.

 

El resultado fue el esperado, una enorme cantidad de billetes antiguos, nunca llegaron a convertirse en nuevos dinares. Así, los pasivos del BCI se redujeron drásticamente, dejando su balance aseado y listo para tomar control de la política monetaria.

 

Pero algo extraño sucedió, relata Koning. A pesar de la desmonetización, los dinares suizos no llegaron a perder su valor. Junto a los dólares estadounidenses, siguieron utilizándose como un medio para el intercambio en el norte de Irak.

 

El gobierno kurdo no imprimió nuevos billetes y permitió que siguieran siendo utilizados para establecer las ofertas, situaciones que ayudaron a mantener el precio. En la década de 1990 y principios de 2000, el valor del dinar suizo aumentó de valor 2-3 veces sobre el precio de dinares de Saddam alcanzando la mayor revalorización en 2003, con motivo de la invasión de Irak por parte de la coalición internacional dirigida por EEUU.

 

Desmonetización con respaldo gringo

 

Vale destacar que ese fenómeno de revalorización se acrecentó a partir de 2002 cuando se perfilaba la amenaza de invasión por parte de EEUU, que impulsaba un conjunto de acusaciones contra el gobierno de Hussein.

 

Coincidiendo con el aumento de los tambores de guerra, el dinar suizo pasó de cotizarse a 18 dinares por dólar, en Mayo de 2002, hasta los 6 dinares, un año después precisa Mervyn King, gobernador del Banco de Inglaterra. Según su análisis, “este mercado alcista del dinar era la manifestación de las expectativas de una invasión estadounidense. Hecho que reforzaba idea de una independencia del Estado kurdo, como una nueva institución monetaria en Irak favorable a respaldar otra vez el valor del dinar suizo”.

 

Nótese las coincidencias con el comportamiento del tipo de cambio paralelo de la moneda venezolana, asociado a eventos políticos que pudieran socavar la fortaleza del gobierno venezolano. Y también la tendencia alcista que (inexplicable y paradójicamente) experimenta el billete de 100 bolívares desde hace unos tres años, que implicaba la venta de esas piezas monetarias con una prima del 30% o más.

 

A esto habría que agregar la localización de ese fenómeno en un “enclave” de nacionales colombianos en territorio venezolano, lo que podría homologarse en cierto modo con la situación de la nación kurda asentada en territorio formalmente iraquí.

 

Las expectativas de revalorización del dinar suizo fueron compensadas en ese sentido por la coalición a cargo de EEUU, que en julio de 2003, a través de la Autoridad Provisional, Paul Bremen, anunció que anunció una nueva moneda para el mes de octubre. Ambos dinares, los emitidos en periodo de posguerra por Saddam y los dinares suizos serían intercambiables con estos nuevos dinares. Y así terminó la orfandad de una década de los dinares suizos. De nuevo, estos billetes eran responsabilidad de un banco central.

 

El precio de conversión final se fijó en 150 dinares de Saddam por cada dinar suizo. El proceso se inició en octubre de 2003 y finalizó en enero de 2004, refiere la investigación.

 

¿Acaso los traficantes del billete de 100 bolívares aspiran una tasa de ganancia similar en caso de una hipotética defenestración de la Revolución Bolivariana? El conjunto de datos en torno al fenómeno monetario venezolano apuntan sólidamente a esa posibilidad.

 

Petróleo y oro sustentan mercado paralelo de dinares irakies

 

Pero la historia con el dinar de Irak no terminó en 2004, ya que aún ahora hay un importante mercado de dinares irakíes y aunque parezca sorprendente uno de los mercados es Colombia, con autorizaciones y formalidades de ley.

 

Uno de los proveedores de la moneda es la firma Dinar Express, un cambista profesional establecido en Medellín, departamento de Antioquia, desde 2014 conforme a las disposiciones legales previstas en la misma resolución que autoriza las mismas operación con el bolívar de Venezuela en la zona fronteriza del Norte de Santander.

 

En la pagina web de la casa de cambio se explica, en un tono de vendedor profesional, la razón por la que la compra del “Dinar Iraki es una de las mejores oportunidades de inversión”, y seguidamente detalla que:

 

-La invasión a Irak por parte de los EE.UU y sus aliados fue por PETROLEO (sic);

-Irak es considerado actualmente la Primera Reserva de Petróleo mundial, Primera Reserva de Gas, y posee una gran reserva de Oro y Diamantes;

 

-Su moneda (el Dinar) aun no cotiza en los mercados internacionales de divisas, por eso se puede conseguir actualmente a un precio muy por debajo del valor histórico que ha tenido.

-Antes de las sanciones económicas que impuso la ONU, la moneda estaba valorada cerca de USD 3, con las sanciones económicas que le impuso la ONU a Irak por su invasión a Kuwait y la salida de la inversión extranjera, la moneda se devalúo costando actualmente menos de un centavo de dólar.

Bastaría con cambiar “Irak” por “Venezuela” y se podrá visualizar que el modelo de manipulación monetaria es perfectamente aplicable a la nación suramericana.

 

Si bien hasta ahora los datos sobre las expectativas de una revalorización del billete de 100 no tienen un origen tan formal como un portal web con dirección y teléfonos, es evidente que los señalamientos en ese sentido que han circulado en videos que muestran habitaciones repletas del papel moneda venezolano y mensajes de voz en redes sociales ofrecen una sólida pista de cual es el principal sentido de la ofensiva.

 

(www.latabla.com)

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