Un experimento simple: al amanecer del séptimo día de protestas masivas y de represión en Ecuador, se hizo una búsqueda de noticias en internet con las palabras Ecuador y Human Right Watch. Apareció una noticia del día 26 de septiembre pasado, titulada “Robots asesinos: la prohibición es la única solución viable».
¿Qué tiene que ver eso?, era la pregunta lógica. Nada, la respuesta. El algoritmo de Google unió ambos nombres (el del país suramericano y el de la organización supuestamente no gubernamental de defensa de los derechos humanos) porque Ecuador fue uno de los 29 países que solicitaron el mes pasado ante la ONU que se discuta urgentemente un tratado internacional para regular el uso de armas letales autónomas, conocidas como soldados autómatas o robots asesinos.
El algoritmo también deja en evidencia que HRW no ha dicho ni siquiera «esta boca es mía» sobre lo que está pasando en estos días en Ecuador. Su silencio es la forma de alcahuetear al gobierno de Lenín Moreno, que ha decretado un estado de excepción y ha reprimido las manifestaciones de los trabajadores ecuatorianos, en su mayoría de las etnias indígenas.
Lo que sí abunda en el historial de esta búsqueda son las noticias en las que el vocero de esa presunta ONG, el chileno José Miguel Vivanco, ha clamado ante Ecuador en favor de los migrantes venezolanos «que huyen de la dictadura de Nicolás Maduro». Y es que cuando se trata de países como Cuba, Venezuela, Nicaragua o Bolivia, Vivanco (y otros personajes de su tipo) ni siquiera necesita que esté ocurriendo algo. Siempre encuentra un pretexto para atacar a sus gobiernos.
La mordaza privada
Cabía la posibilidad de que Vivanco sí hubiese hablado sobre Ecuador, pero la maquinaria mediática hubiese decidido que sus declaraciones no eran noticiosas o convenientes para ser publicadas. Así pasó, aparentemente, con Amnistía Internacional, que se ha pronunciado sobre lo que está pasando en la nación andina, pero los medios (ecuatorianos y globales) no le han prestado atención, pues la postura editorial mayoritaria de la prensa es favorable al gobierno de Moreno. No publicaron la opinión de AI a pesar de que defienden también la labor de los comunicadores.
«Las autoridades ecuatorianas deben poner inmediatamente fin a la fuerte represión de las manifestaciones, incluidas las detenciones masivas, e investigar de una forma rápida, independiente e imparcial todas las denuncias de detenciones arbitrarias, uso excesivo de la fuerza, torturas y otros malos tratos cometidos contra personas detenidas en el contexto de las protestas. Asimismo, deben respetar la libertad de prensa y garantizar que quienes ejercen el periodismo puedan cubrir los hechos de una forma segura”, señaló Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional, según una nota publicada en la web de la misma organización, no replicada en los principales medios privados de Ecuador ni en diarios, portales, emisoras de radio o televisoras de alcance global.
Volvamos con HRW para ver si fue víctima de censura privada. Una revisión de la cuenta Twitter de Vivanco pone en evidencia que no es así. Todo indica que del caso ecuatoriano, el director ejecutivo para América de esa organización no quiere hablar. En la mañana del 10 de octubre se observaba que su último trino había sido publicado el martes 8 y se refería a personas que murieron (se cuidó de decir que fueron asesinadas) y otras que «al parecer están desaparecidas» en Tumaco, Colombia. Bien por él, aunque haya tratado el asunto con pinzas y guantes de seda. El tuit anterior, del 7 de octubre, era menos delicado porque versaba sobre su tema favorito: la necesidad de ayudar a los opositores venezolanos que, según Vivanco, «luchan con las uñas contra la dictadura de Maduro».
Queda plasmado acá lo que pasa con las ONG de derechos humanos: algunas son meros instrumentos del capitalismo hegemónico global y lo demuestran abiertamente, al ignorar situaciones que les competen en países bajo control de la derecha y cuyos gobiernos cumplen instrucciones del Fondo Monetario Internacional. Otras, a pesar de que también son financiadas por corporaciones y gobiernos de grandes potencias, se esfuerzan en cumplir su labor con alguna objetividad, pero entonces son censuradas por el otro instrumento de control imperial: la maquinaria mediática.
ONG de Ecuador: bloqueadas
¿Y qué pasa con las ONG defensoras de derechos humanos de Ecuador? De entrada no parecen gozar de la misma suerte que tienen las de Venezuela, cuyos directivos se han convertido en estrellas de la prensa privada local y de los medios globales que sirven al capitalismo hegemónico.
Las denuncias de las entidades ecuatorianas apenas si han sido mencionadas tangencialmente en algunos medios, como el diario El Universo, mientras el aparato comunicacional global ignora por completo sus clamores.
Y no es porque se trate de denuncias genéricas. Por el contrario, un informe preliminar elaborado por las organizaciones de derechos humanos Surkuna, Comisión Ecuménica de Derechos Humanos (Cedhu), Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos (Inredh), Amazon Frontlines y Observatorio de Derechos y Justicia, expone de una manera pormenorizada numerosos casos de presuntos abusos de autoridad cometidos bajo el paraguas del estado de excepción.
Pese a ser una primera aproximación, que solo cubre hasta el lunes 7, el documento tiene 33 páginas de abundantes testimonios de personas que fueron golpeadas, detenidas y sometidas a tratos crueles por la policía y los militares. A manera de conclusión, el informe señala que «los hechos registrados evidencian que el estado de excepción estaría provocando, en la práctica, la violación grave de derechos humanos a nivel nacional contra las personas y comunidades que han decidido salir a protestar contra las medidas económicas adoptadas».
(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)