La trama de corrupción encabezada por Alejandro Betancourt López develada este sábado por el ministro para la Comunicación e Información, Jorge Rodríguez, pica y se extiende hasta las altas esferas del poder en Washington.

 

Betancourt López, quien amasó su fortuna gracias a una serie de contratos ventajosos que contrajo con la estatal petrolera PDVSA, en el contexto de la crisis eléctrica decretada por el presidente Hugo Chávez al finales de la pasada década, es primo hermano de Leopoldo López y ha sido identificado como el principal financista del partido Voluntad Popular, al que también está adscrito Juan Guaidó, líder incidental de la fracción extremista de la oposición.  

 

En este momento, Betancourt López enfrenta acusaciones ante la justicia estadounidense por lavado de activos por el orden de los 1.200 millones de dólares. Sin embargo, su brazo y dinero malhabido alcanzaron para contratar los servicios de Rudolph Giuliani, abogado personal del presidente estadounidense, Donald Trump.

 

De acuerdo con las pruebas mostradas por Rodríguez ante las cámaras, el prestigioso diario estadounidense “The Washington Post” publicó el pasado 26 de noviembre de 2019, que Giuliani se habría reunido varias veces con Betancourt López en un castillo de su propiedad, ubicado en la localidad de Alamín, España y que el abogado intercedería por Betancourt López ante el Departamento de Justicia. 

 

Paralelamente, según relató el ministro, la investigación que se seguía contra el presidente estadounidense había revelado los nexos entre Rudolph Giuliani y la “trama ucraniana” –a la sazón, el motivo para el juicio político en contra de Trump–, así como la relación del abogado presidencial con corruptos venezolanos “directamente enlazados con Leopoldo López y Juan Guaidó”. 

 

Las pruebas de estos vínculos estarían en manos del llamado “testigo estrella” en el juicio contra Trump, Lev Parnas, de cuyo testimonio decidió prescindir el senado estadounidense, toda vez que aparte de su testimonio, Parnas habría aparecido “con los videos que directamente involucraban al señor Giuliani con la trama ucraniana y al señor Giuliani en las relaciones entre Juan Guaidó y entre los corruptos venezolanos”, dijo Jorge Rodríguez. 

 

Asimismo, citando un artículo de la agencia Reuters aparecido el 22 de enero de este año, el alto funcionario venezolano refirió que: “según una persona con conocimiento directo de la reunión y Lev Parnas, un asociado de Giuliani, quien dijo que Giluiani le había contado al respecto –le había contado al respecto de la relación entre Guaidó y el señor Alejandro Betancourt–, Giuliani dijo a los fiscales que Betancourt había brindado asistencia para  los esfuerzos políticos de Guaidó”. 

 

Guaidó, por su parte, negó haber recibido fondos de Betancourt: “No conozco al señor Betancourt. No hay relación como tal. Eso no es posible”, decía el texto leído. 

 

Lo antes expuesto parece dar cuenta de que las influencias del partido Voluntad Popular alcanzan los altos círculos en Washington, y que incluso el senado y el Departamento de Justicia estarían dispuestos a echar marcha o postergar procedimientos que en otros casos habrían implicado celeridad, bajo el alegato de que Betancourt “habría brindado asistencia a los esfuerzos políticos de Guaidó”, es decir, había financiado a Guaidó y a Voluntad Popular. Más todavía: estaría financiando la desestabilización en contra del gobierno del presidente Nicolás Maduro, objetivo estratégico para la administración Trump. 

 

(LaIguana.TV)