Elliot Abrams, representante especial de Estados Unidos para Venezuela, aseguró este miércoles durante una conferencia de prensa desde Washington que las sanciones contra Rosneft, la gigante petrolera rusa, eran apenas “un paso” y que habrá “otros blancos”, en alusión a las empresas que mantienen relaciones comerciales con el Gobierno venezolano, especialmente en el área petrolera, principal fuente de ingresos del país. 

 

De acuerdo con Abrams, las sanciones pretenden ser baza de negociación para lo que la Administración Trump denomina el llamado a “elecciones libres, justas y legítimas” y que por ello, tienen carácter reversible y temporal. 

 

“¿Cuál es el objetivo de las sanciones? Las sanciones son reversibles, tienen la intención de ser temporales, de forzar al régimen de Caracas a hacer algo que no ha querido hacer: negociar elecciones libres, justas y legítimas en Venezuela, para que pueda emerger de esta crisis”, señaló el funcionario estadounidense. 

 

El primer “paso” de las sanciones prometidas por Abrams iniciaron este martes, cuando el Departamento del Tesoro anunció que Rosneft Trading y su presidente, Dider Casimiro, habían sido sancionados por mantener relaciones comerciales con el Gobierno del presidente Nicolás Maduro, a quien Washington tilda de ilegítimo, optando en su lugar por reconocer al autoproclamado Juan Guaidó como “presidente interino” y acordando con él un endurecimiento de las sanciones contra Venezuela, en un intento por forzar la salida de Maduro del poder, bajo el argumento de “recuperar la democracia” en el país suramericano.

 

La estrategia adelantada desde las altas esferas del poder yanqui, supone ejercer coacción sobre empresas y gobiernos para evitar que negocien con Venezuela, por temor a ser sancionadas. 

 

En ese sentido, el representante especial de Estados Unidos informó que  pretenden “hablar con los consumidores principales de petróleo venezolano”, ubicados en este momento en mercados emergentes como China e India, para que reduzcan al mínimo el consumo del crudo criollo. 

 

Sin embargo, frente a las sanciones contra la empresa estatal rusa, el Gobierno de Vladimir Putin no solo mantuvo su posición de rechazo ante la coerción estadounidense, sino que afirmó que esas medidas “no han podido ni podrán influir en la línea rusa en los asuntos internacionales, inclusive en la cooperación con las autoridades legítimas de Venezuela, Siria, Irán o cualquier otro país”, según un comunicado difundido ayer mismo por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia. 

 

Adicionalmente, en el referido texto, Rusia acusa a Estados Unidos de favorecer las operaciones de empresas estadounidenses en el territorio venezolano, en una demostración abierta de “competencia desleal”, hipótesis que parece favorecerse luego de que desde Washington se anunciaran nuevas sanciones contra otras compañías, especialmente de India y China, principales compradores del petróleo venezolano en la actualidad. 

 

Tampoco Estados Unidos tiene intenciones de disfrazar su verdadero plan, toda vez que en la cuenta de la Embajada norteamericana en Venezuela se publicara que “la Administración (de EEUU) trata de sacar a las compañías rusas de Venezuela”, mientras que compañías estadounidenses como Chevrón han sido eximidas de las sanciones y continúan operando en el país.

 

Si bien Abrams afirma que las sanciones no deteriorarán las relaciones entre Moscú y Caracas, lo cierto es que, de hecho, sí pueden perjudicar el desempeño de Rosneft. “Hay muchas compañías aseguradoras, de mercadeo de negocios, que cuando una compañía recibe sanciones ya no trabajan con ella para no recibir sanciones”, apuntó.

 

Asimismo, distintos medios informaron acerca de una caída en el valor de las acciones de la petrolera, luego del anuncio de las sanciones. 

 

No obstante, pese a las medidas impuestas por el Departamento del Tesoro sobre Rosneft y a la negativa de Moscú a ceder ante presiones impuestas desde Estados Unidos, Elliot Abrams aseguró que considera a Rusia un actor de primer nivel, capaz de convencer al Gobierno venezolano para que acceda a las demandas estadounidenses, que implican, en primera instancia, una renuncia del presidente Nicolás Maduro y un llamado a elecciones “libres, justas y transparentes” sin Maduro como candidato, cosa que no parece probable, dada la posición del Gobierno de Putin, que apuesta, por lo contrario, a la resolución de las diferencias políticas entre los actores internos, sin ninguna injerencia extranjera, tal y como fuera ratificado durante la visita de Serguéi Lavrov a Caracas, el pasado 7 de febrero. 

 

(LaIguana.TV)